viernes, 11 de julio de 2008

Fòrum mundial de la mujer juicio al patriarcado. Sentencia


Por Santiago J. Castellà Surribas

lunes, 16 de julio de 2007

La construcción del modelo de dominación social que denominamos patriarcado ha tenido como principal y máxima perjudicada a la mujer, pero debemos afirmar que las víctimas del mismo somos toda la humanidad: hombres y mujeres, aunque en muy diferente grado.

El genero masculino, aceptando las cosmovisiones religiosas y morales totalitarias que encuentran en la dominación patrialcal el instrumento más efectivo para desencadenar la violencia fratricida entre los seres humanos, se ha encerrado en una jaula de oro, que le oprime en su libre realización ética, le degrada a la condición de explotador, y le condena a la barbarie depredadora contra una parte de la especie humana.

La aceptación inconsciente del modelo de dominación patriarcal por parte de los hombres, permitiendo su perpetuación histórica, y la pervivencia del mismo en ocasiones sutilmente camuflado, supone la renuncia a un pensamiento libre y a la autodeterminación ética en nuestros comportamientos sociales.

Si el ser humano es un ser ético, -que busca en su libre autodeterminación personal su liberación y la de la humanidad del dogmatismo, el fanatismo y la ignorancia- con la aceptación de la dominación patriarcal renuncia a su humanidad, para convertirse en un ser éticamente incapaz, sin autonomía moral y despojado de dignidad.

Durante siglos, la humanidad ha propiciado el nacimiento de ideas y modelos éticos, racionales, democráticos y progresistas, aceptando al mismo tiempo la pervivencia del patriarcado, como reserva inexpugnable, cerrada a la luz del progreso humanista. Tan sólo desde la incoherencia más profunda es posible entender como los grandes avances éticos de nuestras sociedades se han producido sin afectar de lleno a la supervivencia de la dominación patriarcal.

El genero masculino, víctima también de patriarcado, se ha visto obligado a renunciar a espacios de intimidad, a organizar sobre la fuerza y la competencia la convivencia social, a limitar su expresividad, a condenar la libre orientación sexual de cada persona. Así, la injusticia, la dominación del débil por el fuerte, la competitividad extrema como forma de reparto, son también una condena para el hombre.

La renuncia a unas relaciones afectivas paritarias, a la negociación entre iguales para la convivencia conjunta, la imposición de la sexualidad como dominación, la utilización de la violencia como negación del amor, la renuncia al compromiso con los espacios más próximos, íntimos y cotidianos ha deshumanizado al hombre, privándolo de aspectos importantísimos de la vida humana.

Finalmente, el sistema de dominación patriarcal, interacciona y determina modelos de dominación y explotación económicos que condenan a gran parte de la humanidad a la miseria, a los pueblos del Sur al Subdesarrollo, y a millones de personas a la opresión totalitaria.

En consecuencia,

CONDENAMOS AL GENERO MASCULINO COMO ALIADO HISTORICO DEL MODELO DE DOMINACIÓN PATRIALCAL Y LE CONMINAMOS TAXATIVAMENTE A QUE SE LIBERE, EN SU PROPIO INTERÉS Y COMO COMPROMISO ÉTICO CON TODA LA HUMANIDAD, DEL PENSAMIENTO Y DE LA ACCIÓN PATRIARCALES:

Rechazando la pervivencia por más tiempo del modelo patriarcal, y aliándose con la lucha del movimiento feminista por una sociedad más justa, democrática y solidaria.
Actuando activamente contra la violencia sexista, en tanto que esta es la expresión más brutal del modelo patriarcal. Evitando la pervivencia de la impunidad de los agresores, rechazando la indiferencia, aliándose activamente con las políticas de prevención y sanción de la violencia sexista, y creando redes de solidaridad y apoyo a las víctimas de la misma.

Haciendo del lugar de trabajo un espacio libre de actitudes sexistas, participando activamente de la conciliación de la vida laboral y familiar, renunciando a unas relaciones laborales basadas en el poder, la confrontación y la competencia salvaje.

Llevando la negociación democrática a la vida familiar y de pareja. Asumiendo paritaria y negociadamente las cargas y los beneficios del espacio familiar, rebelándose contra la atribución automática de roles sexistas.

Buscando modelos de organización social y de la convivencia basados en el respeto a la identidad propia de cada genero, a su desarrollo y manifestación libres, sin aceptar que estos supongan ningún menoscabo, discriminación perjuicio por razón de genero o sexo.

Propiciando y respetando la libre orientación sexual de todos los seres humanos, y rechazando la imposición exclusivista de modelos familiares y formas de convivencia basadas en creencias particulares. Y por todo ello, CONDENAMOS AL GENERO MASCULINO a la LIBERTAD renunciando a la indignidad de ser sujeto dominador; a la IGUALDAD paritaria, justa y democrática con el genero femenino rechazando toda forma de segregación y discriminación; y a la búsqueda de la FRATERNIDAD entre todos los seres humanos como base para una convivencia armónica, consensuada y pacífica basada en la libre elección ética y racional y no en el poder, la fuerza y la dominación. Recuperando así los viejos ideales ilustrados de LIBERTAD, IGUALDAD y FRATERNIDAD, para posibilitar su pleno desarrollo efectivo para toda la humanidad.

jueves, 10 de julio de 2008

Recuperación de un socialista andaluz



Hace dos días, en un excelente artículo en el diario “El País”, el historiador Ángel Viñas, uno de los mejores conocedores de la historia de la política exterior de la II República española durante la guerra civil, comentaba cómo el PSOE había tenido “un acierto político y de dignidad” al reincorporar para la militancia, a título póstumo, a Juan Negrín y a otros socialistas que se vieron apartados del partido en 1946.

Entre ellos se encontraba un andaluz, Gabriel Morón Díaz, nacido en Puente Genil (Córdoba) en 1897. En su provincia fue uno de los difusores del socialismo, y muy pronto participó de modo activo en la prensa provincial e incluso en la nacional, en concreto en el prestigioso diario “El Sol”.

Fue fundador de la organización pontanesa “La Vegetación” y de la primera agrupación socialista de su pueblo en 1913. Participó en las agitaciones del trienio 1918-20, lo cual le valió su primera condena de cárcel. En esos años aparecieron sus primeras publicaciones: “Determinismo revolucionario” (1922) o “El Partido Socialista ante la realidad política de España” (1929). También perteneció a la masonería y formó parte de la logia “18 Brumario” de Puente Genil, con el simbólico de Engels. Esto provocaría que tras la guerra civil fuese juzgado por el Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo. En abril de 1931 fue elegido alcalde de su localidad natal, cargo que abandonó unos meses después al ser elegido diputado de las Cortes Constituyentes. En aquel periodo publicaría otros libros como “La ruta del socialismo en España: ensayo de crítica y táctica revolucionaria” (1932) y “El fracaso de una revolución” (1935), este último destinado a analizar la revolución de 1934, pero también otras cuestiones que tenían que ver con la historia del primer bienio republicano, por ejemplo la cuestión del voto femenino y su influencia en los resultados de noviembre de 1933, cuando venció la derecha: “La realidad de los hechos ha venido a demostrar que el peligro de la República no estaba, digan lo que quieran, en las mujeres, sino en aquellos mismos republicanos que, dudando de la voluntad y de la conciencia política de la mujer, han dado pruebas fehacientes de su falta de convicciones”. Tras la victoria del Frente Popular en 1936 de nuevo ocupó la alcaldía de su pueblo, dimitió al poco tiempo y durante la guerra civil, en el primer gobierno de Largo caballero, fue designado gobernador civil de Almería, donde es reconocida la eficacia de su gestión; en 1937 ocupó de manera interina la Dirección General de Seguridad y en 1938 fue subdirector de la edición de “El Socialista” en Barcelona. Exiliado en México, allí publicaría otras dos obras: “Política de ayer y política de mañana: los socialistas ante el problema español” (1942) y “Ante la crisis del PSOE” (1946). Toda esta trayectoria y su labor de análisis de la historia de su propio partido merece ser reconocida y sin duda alguna recuperada. Murió en México en 1973, y sin duda es una buena noticia su rehabilitación en el seno del PSOE, sin embargo hay algo que no se ha tenido en cuenta, y es que Morón decidió ingresar en el Partido Comunista en 1969, dato que podría ser considerado como anecdótico, pero tal vez obligue a pensar en una fórmula de doble militancia. * José Luis Casas Sánchez es Profesor de Historia -->

Entre ellos se encontraba un andaluz, Gabriel Morón Díaz, nacido en Puente Genil (Córdoba) en 1897. En su provincia fue uno de los difusores del socialismo, y muy pronto participó de modo activo en la prensa provincial e incluso en la nacional, en concreto en el prestigioso diario “El Sol”. Fue fundador de la organización pontanesa “La Vegetación” y de la primera agrupación socialista de su pueblo en 1913. Participó en las agitaciones del trienio 1918-20, lo cual le valió su primera condena de cárcel. En esos años aparecieron sus primeras publicaciones: “Determinismo revolucionario” (1922) o “El Partido Socialista ante la realidad política de España” (1929). También perteneció a la masonería y formó parte de la logia “18 Brumario” de Puente Genil, con el simbólico de Engels. Esto provocaría que tras la guerra civil fuese juzgado por el Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo.

En abril de 1931 fue elegido alcalde de su localidad natal, cargo que abandonó unos meses después al ser elegido diputado de las Cortes Constituyentes. En aquel periodo publicaría otros libros como “La ruta del socialismo en España: ensayo de crítica y táctica revolucionaria” (1932) y “El fracaso de una revolución” (1935), este último destinado a analizar la revolución de 1934, pero también otras cuestiones que tenían que ver con la historia del primer bienio republicano, por ejemplo la cuestión del voto femenino y su influencia en los resultados de noviembre de 1933, cuando venció la derecha: “La realidad de los hechos ha venido a demostrar que el peligro de la República no estaba, digan lo que quieran, en las mujeres, sino en aquellos mismos republicanos que, dudando de la voluntad y de la conciencia política de la mujer, han dado pruebas fehacientes de su falta de convicciones”. Tras la victoria del Frente Popular en 1936 de nuevo ocupó la alcaldía de su pueblo, dimitió al poco tiempo y durante la guerra civil, en el primer gobierno de Largo caballero, fue designado gobernador civil de Almería, donde es reconocida la eficacia de su gestión; en 1937 ocupó de manera interina la Dirección General de Seguridad y en 1938 fue subdirector de la edición de “El Socialista” en Barcelona.

Exiliado en México, allí publicaría otras dos obras: “Política de ayer y política de mañana: los socialistas ante el problema español” (1942) y “Ante la crisis del PSOE” (1946). Toda esta trayectoria y su labor de análisis de la historia de su propio partido merece ser reconocida y sin duda alguna recuperada. Murió en México en 1973, y sin duda es una buena noticia su rehabilitación en el seno del PSOE, sin embargo hay algo que no se ha tenido en cuenta, y es que Morón decidió ingresar en el Partido Comunista en 1969, dato que podría ser considerado como anecdótico, pero tal vez obligue a pensar en una fórmula de doble militancia.

* José Luis Casas Sánchez es Profesor de Historia