domingo, 22 de julio de 2007

SOBRE EL AMOR. Por Javier Otaola



La palabra amor en castellano tiene una gran potencia, de ahí que no se utilice con tanta frecuencia como en otros idiomas como el francés o el inglés.... Entre nosotros se dice más bien ·”Te quiero”, te aprecio, te estimo, rara vez te amo. La palabra amor entre nosotros parece reservada a los amores sublimes de la patria y de Dios, el Amor parece palabra reservada al discurso político y religioso. Sin embargo en masonería se utiliza, en todos los idiomas, con cierta frecuencia. En primer lugar de una manera visual se representa el Amor fraternal con El lazo de amor que recorre y envuelve las paredes de la logia. El lazo de amor señala el valor vinculante y unitivo que tiene el amor. El amor siempre es fundante y conlleva promesas y eso significa compromisos.

Dice Julián Marías con buen criterio que aunque se ha dado por canónica la definición del hombre como un ser racional quizá fuera más acertado y más esencial definirnos como seres amorosos. Es cierto que la racionalidad es una característica nuclear de nuestra condición pero nuestra necesidad de amor, de dar y de recibir amor, es más profunda y más extensa que nuestra vocación racional. Nuestra misma condición social o política viene impregnada de esa matriz de afectos sin la que no podemos vivir.

En segundo lugar, la logia como sociabilidad se funda sobre ese pacto asociativo en el que va implícita la consideración, el respeto mutuo, la paciencia, el interés por el otro...en definitiva al amor fraterno, que por otro lado tampoco está exento de sus ambigüedades. El método masónico que nos implica en un proceso de autoeducación integral no toca simplemente nuestro lado cerebral y racional sino que convoca a través de sus símbolos y en la vivencia de su propia sociabilidad nuestra inteligencia emocional y nuestros afectos. Si la logia fuera simplemente un lugar dedicado al raciocionio y al debate intelectual no sería algo distinto de un Ateneo y no tendría la virtualidad iniciática que tiene.

Ese carácter de la logia como fratria y la presencia de factores afectivos en la vida de la logia es lo que le da a esta intensidad y profundidad.

En el cuadro de oficiales de la logia, que componen entre todos ellos algo así como el conjunto de nuestras capacidades personales existe el Hermano Hospitalario, cuya joya es una bolsa con un corazón bordado, que representa de una manera simbólica y también eficiente la solidaridad no sólo con los hermanos y hermanas de la logia sino con toda la Humanidad.


El amor no es solamente un sentimiento, sino que es también un concepto eficiente y una verdad existencial.

Como verdad existencial el amor es una instalación vital, si se quiere una verdad psicológica y moral que arraiga en nuestra misma condición de mamíferos que hemos sido amamantados y cobijados en el pecho materno, y que hemos quedado impregnados y troquelados en esa necesidad de calor humano, de aceptación y acogimiento. [1]En el plano ritual cada tenida en logia se cierra siempre con un acto de representación material de ese lazo de amor que queremos ser mediante la Cadena de Unión en la todos los hermanos y hermanas, en pié, de la mano formamos un círculo en el centro de la logia antes de despedirnos, sintiendo físicamente mediante ese contacto el compromiso fraternal que nos une.Una buena imagen cinematográfica de esta verdad existencial es la escena de Rosebud en la película Ciudadano Kane, del gran, en todos los aspectos, Orson Wells, en la que se muestra que al final de su vida, un hombre temido y poderoso como Kane no ha encontrado en su poder ni en su riqueza la felicidad que inconscientemente añoraba y que viene representada por un modesto trineo con el que jugaba cuando era niño y cuando su corazón amaba y era amado.

El amor como concepto eficiente es la convicción racional, la contemplación intelectual de la unidad misma del género humano, más allá de sus diferencias y de las hostilidades y barreras culturales, históricas, o étnicas. Esa conciencia viva de que cada ser humano es en efecto en sus existenciarios igual a mí es el fundamento mismo del concepto de Humanidad.Es verdad que la palabra Humanidad ha sido manoseada y erosionada por discursos interesados, por la beatería de lo políticamente correcto y por aproximaciones ingenuas pero en el mundo de la globalización que vivimos cada vez es más verdad que Todo es Uno aunque ese uno sea a su vez plural y multicolor.

(c) Javier Otaola

[1] Nota: Estudio sobre el amor – Ortega y Gasset.

jueves, 5 de julio de 2007

LA VIGENCIA DE LA MASONERÍA

El tema que abordare en este artículo es acerca de la VIGENCIA ACTUAL DE LA MASONERÍA.

Esta pregunta es ya recurrente cuando los masones nos presentamos ante el público, junto con la otra cuestión Mujer-Masonería. Y es lógico que surja esta inquietud en una sociedad donde el desenfrenado consumo de lo nuevo, donde los anuncios te dicen que te están ofreciendo, hoy, ya, la tecnología del futuro con eslóganes tan sugestivos como “¡¡¡No espere 25 años para disfrutar de tal o cual maravilla, nosotros ya se la podemos servir!!!”, te deja corolariamente perplejo ante lo antiguo, sencillamente porque ya no se usa, porque no sirve, porque está anticuado. Y es que los masones tenemos mucho polvo de catacumbas, muchas telarañas encima…. Como las buenas botellas de buen vino en una silente bodega. ¡Que preocupante será el día en que la sociedad no sepa apreciar el buen caldo y sacie su sed con la “cola” del siempre mañana, que seguramente seguirá siendo la misma, pero más aerodinámica, más ergonómica!

Si el futuro no es la modulación del pasado sólo será la repetición del pasado. La amnesia nunca es aconsejable y se paga con sufrimiento. Ahí reside la importancia de la historiografía, de su fidelidad con los hechos y de la correcta interpretación de los mismos. El historiador es una pieza clave en el proceso civilizador.

Pero no teman que no estoy preparando el círculo para salirme por la tangente. La pregunta es lícita y voy a tratar de responder con la mayor honradez de la que soy capaz.

Evidentemente, solo voy a intentar hacer un sucinto acercamiento a la cuestión desde la óptica del estilo de Masonería que he practicado en la Gran Logia Simbólica Española.

LA MASONERÍA ES ACTUAL PORQUE LA ARQUITECTURA ONTOLÓGICA DEL SER HUMANO HA SIDO, ES Y SEGUIRÁ SIENDO SIEMPRE LA MISMA.

Si, como decía el profesor Ureña en una magistral conferencia a la cual tuve la satisfacción de asistir, Krause mantenía que la ocupación de la Masonería es atender a lo que es común a todos los seres humanos en cuanto que puro y completo humano, me voy a permitir ahondar en esta línea de razonamiento.

Si bien es difícil definir lo esencial del ser humano en una sola frase, podemos señalar como uno de los fundamentos de su existencia el pensar. El pensar es, esencialmente, pensar que se piensa a si mismo. En la libertad que nos viene dada por esta estructura del pensar radican las conquistas que el hombre puede llevar a cabo en distintas esferas. En el terreno ético y personal, la posibilidad de que podamos adueñarnos de nuestros propios valores y de asir el destino individual se asienta también en el comprender el a priori de los modelos en los que se basa la misma comprensión. Asimismo, dentro de la esfera política y social, el desarrollo de una ética y de unos criterios propios son los verdaderos cimientos de una democracia y de una sociedad participativa. Nuestra democracia, especialmente, necesita individuos capaces de obligar a la clase política, mediante una crítica sólida, a volver la mirada hacia la realidad e intereses genuinos de la sociedad. Éste es un trabajo que sólo puede ser el fruto de un pensamiento crítico, verdaderamente comprometido con lo humano y con la contundencia suficiente como para crear hábitos y tradición.

La Masonería apuesta, pues, por una sociedad de individuos capaces de hacerse a sí mismos y de apropiarse de sus valores éticos y morales. Todo su método se fundamenta en la provocación de este encuentro con uno mismo, con su ser, que debe necesariamente expresarse en términos de libertad y de autodeterminación. Pero para el masón, estas conquistas personales no son un hecho mientras no queden refrendadas por una inserción responsable en el seno de la sociedad, lo que le lleva a intentar conocer el mundo que le rodea.

Los talleres masónicos suelen ser foros de debates que ponen a prueba el grado de validez de las ideas de cada uno, su capacidad para defenderlas, mejorarlas y ejercer la tolerancia como cualidad indispensable para la convivencia.

Cuanto más compleja es la sociedad más necesario se hace este ejercicio, más profundo debe ser el análisis ético de las nuevas circunstancias que los acontecimientos van conformando porque estos son cada vez más profusos e interrelacionados, es decir, más complejos y más co-implicados. O el individuo se capacita en la construcción de su propia ética y de su propia interpretación del mundo para tomar sus propias decisiones, o tendrá que utilizar la ética de otros y la interpretación de otros. Serán otros los que te piensen.

En este sentido, pues, la Masonería, sigue teniendo constitutivamente la misma validez que siempre ha tenido, aunque haya que limpiar la bodega… con mucho cuidado de no remover demasiado las madres.


LA MASONERÍA ES MÁS NECESARIA QUE NUNCA PORQUE LOS RETOS QUE TIENE ANTE SÍ LA HUMANIDAD NO TIENEN PARANGÓN CON SITUACIONES ANTERIORES Y POR LO TANTO EL DEBATE ÉTICO TIENE QUE REPLANTEARSE MÁS QUE NUNCA EN TÉRMINOS DE UNIVERSALIDAD.

Pienso que el mundo de nuestros días viene determinado por cuatro líneas de acontecimientos que interactúan entre sí, y que se desarrollan con una gran autonomía respecto de las voluntades políticas o de los intereses generales. Son como grandes jinetes cuya figura aún anda definiéndose entre apocalíptica o caballeresca. Me refiero al crecimiento demográfico, el deterioro ecológico, el vertiginoso desarrollo tecnológico y la globalización. El régimen de cambios sociales, de mentalidades, de hábitos, de gustos y formas de vida, es tan vertiginoso que en pocas décadas tendremos instalada sobre la faz de la tierra una civilización que tendrá muy pocos parecidos con lo que hoy conocemos.

Y, sin embargo, el humano del mañana tendrá la misma estructura ontológica que el de hoy, y todo lo que será mañana se encuentra contenido en las posibilidades que hoy ya tiene ante sí. Todo dependerá de su sabiduría para escoger aquellas posibilidades que lo conduzcan a una vida con mayores oportunidades para la felicidad y menores tasas de sufrimiento. Para ello deberá centrar su desarrollo, como individuo y como grupo, en tres habilidades humanas, y en ellas radican nuestras propuestas de trabajo:
1) una creatividad que permita emprender el desarrollo integral y sostenible de los pueblos, DE TODOS LOS PUEBLOS.

2) una capacidad negociadora y mediadora que permita alcanzar acuerdos hacia nuevos sistemas éticos de aceptación universal y

3) una solidaridad inquebrantable con la vida.

Creo que si sabemos sobreizarnos sobre estas potencialidades humanas conseguiremos transfigurar a nuestros jinetes apocalípticos en buenos aurígas que tiren del carro del progreso.

Para el masón, estas propuestas no son más que a extensión de su propio método de trabajo y de los valores sobre los que se asienta: solidaridad, trabajo, libertad para construirse.

Este modelo de convivencia que es una Logia constituida en CENTRO DE UNION nos puede servir de inspiración para orientar la construcción de una sociedad que, protegiendo el florecimiento y respeto de las diferencias garantice que ninguna de ellas se erija en predominante y se adjudique privilegios. En definitiva estoy hablando de una sociedad LAICA entendiendo la laicidad, no como una práctica anticlerical (con la que desgraciadamente se confunde a menudo) sino como una definición normativa de alcance universal donde todo aquello que sea constitutivamente valido el ser humano, incluido el cultivo del sentimiento religioso, cada uno en su forma y medida, sea respetado e incluso protegido.

En un mundo que corre hacia una globalización brutal, donde la multiculturalidad será probablemente uno de los factores que más transforme el tono de nuestra vida cotidiana, pienso que la capacidad mediadora que subyace en el método masónico cobra una especial vigencia que no podemos permitirnos desdeñar en un escenario tan explosivo donde las placas civilizacionales norte-sur (por emplear la terminología de Huntington) se encuentran en plena actividad.

Si la masonería pretende mantener su vocación mundialista es evidente que tendrá que seguir trabajando en pos de la instauración de valores transculturales que todos los protagonistas puedan aceptar de partida, y esto deberá pasar obligatoriamente por un ejercicio de mediación cultural que lleve implícito la revisión de nuestras creencias más profundas y de nuestros apriorismos más ocultos.

Ascensión Tejerina
Ex Gran Maestra – Gran Logia Simbólica Española