lunes, 22 de noviembre de 2010

Optimismo y postmodernidad.

Optimismo y postmodernidad. Reflexiones en torno a la plancha titulada "Las logias del siglo XXI" de Valentín Díaz
José Carlos Carmona

Permitidme establecer por medio de esta plancha un diálogo con el texto que recibimos el pasado mes de marzo del Hermano Valentín Díaz a propósito de la obra de Daniel Beresniak, que fuera, maestro masón del Gran Oriente de Francia. Me pareció un texto tan importante y que trataba temas tan actuales que decidí que ese texto se merecía algo más que un comentario elogioso en un correo electrónico apresurado. Estaba leyendo por entonces un ensayo sobre el nihilismo en las sociedades contemporáneas escrito por José Luis González Faus y comprendí que debía intentar poner a dialogar ambas reflexionestamizadas por mi propia visión. El trabajo con todo este material, pensé entonces, me exigiría a mí mismo más si decidía traerlo a esta cámara y leerlo ante vosotros como hoy por fin hago. Venero este espacio de comunicación y os animo a que nunca dejemos de trabajar para él. Muchos de vuestros comentarios en la red me parecen siempre magníficos principios para temas a debatir en esta cámara, que luego se quedan en apuntes que el tiempo desinfla. Enriquecernos a nosotros, vuestros hermanos, con vuestra reflexión trabajada. Yo hoy os ofrezco la mía con el deseo de que os sea útil y acreciente vuestro conocimiento y juicio.

Cuando recibimos la plancha del Hermano Valentín Díaz hubo cierto consenso en cuanto a lo valioso de sus reflexiones, yo también disfruté con su preocupación por el futuro y su dominio de las corrientes actuales del pensamiento, pero hubo algunas ideas con las que disentí y que me parece de interés ofrecéroslas hoy. Me atrevo a expresarlas porque en el propio texto él nos anima a hacerlo: “Creo que los masones” —dice— “no debemos nunca de perder la mirada crítica. Para mí —continúa diciendo— la masonería es, entre otras cosas, un ejercicio permanente de reflexión y crítica sobre uno mismo y lo que nos rodea, y eso incluye, desde luego, a la propia Masonería”. Siguiendo, entonces, su propia propuesta, me permito hacerlo a continuación:

En primer lugar lo positivo: El Hermano Valentín Díaz dice de Beresniak que la suya era una mirada crítica, es decir una mirada —y cito— “que no se conforma, que quiere siempre “ir más lejos” y quiere, desde luego, “unir lo disperso”. “¡Atención!” –dice Beresniak- “no hagas de nuestro discurso una verdad absoluta, y de esta verdad una ortodoxia. Nuestro discurso esclarece. Tiene esa pretensión. Pero no esclarece todo”. Y ahora aporta lo que para mí es más crucial de su discurso: “Para esclarecerlo todo” —dice— “nuestro discurso debe asociarse, a la fuerza, a todos los demás discursos, diferentes e inversos” (Fin de la cita). Beresniak propone un planteamiento optimista que no es usual en la Filosofía del Siglo XX, porque al menos ve
una salida, la de la unificación de los discursos. Pero para otros autores el optimismo esimposible. Definen la situación, pero no aportan respuestas, como sí hace Beresniak. Bauman, por ejemplo, en su obra La Modernidad líquida, nos habla de que la realidad en nuestros tiempos no tiene solidez ni consistencia, es acomodable y moldeable, y por tanto nos aboca a un continuo e irrecuperable cambio de posición

Lipovetsky denomina a este periodo La era del vacío, un vacío que se nos hace soportable mediante nuestra entrega a lo efímero, a la sociedad del hiperconsumo. Y Hannah Arendt da la voz de alarma de la pérdida de referentes éticos en su libro La banalidad del mal cuando nos avisa de que pueden estar uniéndose la irreflexión con la maldad. También se hace eco de esto Jonathan Littell cuando en su obra Las benévolas nos cuenta la posibilidad de asesinar sin remordimiento, con total naturalidad, como el que da la mano. Visión desnaturalizada que por otra parte yavenían ofreciendo (con una distribución masiva en el mundo) las películas de Quentin Tarantino, por ejemplo. Esto recuerda lo que Hannah Arendt decía con respecto a los holocaustos: [y cito] “sucede que tan pronto como un delito hace su primera aparición en la historia, su repetición es más probable que su primera aparición”. Así pues, la banalización del mal facilita, desde este punto de vista, su reproducción escalar. Como decía Nietzsche: “
Da la sensación de que hemos borrado el cielo con una esponja o hemos desprendido a la tierra de la cadena de su sol, y ahora no sabemos si hay un arriba y un abajo”. Contra esta pérdida postmoderna Beresniak propone sabiamente la unificación de los discursos (se consiga esto como fuere posible).

Como hemos visto, el espacio que se describe, de perplejidad y de falta de referentes éticos tiene que ver con el momento filosófico en el que estamos envueltos.“El espíritu del tiempo que vivimos” —nos dice el Hermano Valentín Díaz— es en su opinión “el de la incertidumbre, la confusión” —hasta aquí estoy de acuerdo, pero luego continúa diciendo:—, la intolerancia, el fanatismo y el miedo que, en definitiva, impregna nuestras sociedades”. Aquí es donde empiezo a disentir del Hermano Valentín Díaz, y es este discurso el que querría cuestionar en su base.

“Vivimos” -continúa citando a Beresniak- una época preñada de amenazas, en el que el desafío más importante es lograr que nuestro planeta pueda seguir siendo habitable, lo que obligará necesariamente a cambios de gran calado. Todo este desconcierto generalizado es caldo de cultivo, como es fácil entender, de toda laya de profetas y oportunistas. Tiempos idóneos para la demagogia y el populismo. […] Corremos el riesgode experimentar una regresión a la barbarie, agravada por los medios técnicos actuales” (Fin de la cita)

Opino ante esta relación de desmanes que supuestamente están o han de llegar, que peca de fatalismo. ¿Vivimos en una sociedad con amenazas? Indudablemente, pero más graveparecieron las de la Guerra Fría o, antes, la Edad Media con el desplazamiento masivode tribus orientales al occidente europeo durante siglos. ¿Es esta época de profetas y oportunistas? Haberlos haylos pero la Historia nos cuenta que abundaron mucho más y con mayor poder desquiciante en épocas pretéritas. ¿Hay demagogia y populismo? No dudo de que se intente continuamente, pero sí dudo de que tengan un éxito real. Las opiniones de todos los colores fluyen libremente por el parquéciudadano. ¿Es esta la peor época de la historia? No, sin duda. Quizás en números absolutos hoy pasa hambre más población que nunca, pero en valores relativos estoy seguro de que es el menor número en tantos por cie
nto que ha existido en la historia

Valentín Díaz dice “que la vida es un conflicto permanente”. Nadie lo puede negar. Y así lo ha sido a lo largo de la Historia. Pero este conflicto hoy batalla en un campo con reglas y leyes, con organismos y controles. ¿Qué no son perfectos?, indudablemente. ¿Qué existe corrupción?, posiblemente. Pero que son tiempos cercanos a la vuelta a la barbarie no lo creo (teniendo en cuenta, incluso, la
s desigualdades norte-sur). Y creo que un pensamiento racionalista, creo que nuestra posición como masones no debería de caer en el tremendismo, en el pesimismo ontológico. Porque es, precisamente, la percepción de la postmodernidad, de la dificultad de poner reglas, de establecer parámetros, de apresar la realidad y de establecer verdades contundentes el marco que ya comprendemo
s y que nos hace estar en guardia aunque no sepamos de qué y con qué armas combatirlas. Esa es la sustancial diferencia con épocas anteriores: ahora sabemos que no sabemos; ahora sabemos que no hay respuestas que todo lo resuelven; y cuando la dificultad se acerca (la dificultad de comprender, la dificultad de buscar soluciones) estamos en guardia y proponemos soluciones con la cautela de quien no está seguro; no con el atrevimiento de quien “sabe” la respuesta.

La herramienta de la Modernidad fue y es la razón. Kant destapa el problema (y apunta la solución): La razón —dice— no funciona. Y esto ha de ser juzgado (y si es posible arreglado) por... la razón.

La razón se enreda en contradicciones, dice Kant, y por ello no da con la verdad, por tanto: la metafísica (saber qué es la realidad, juzgar si la razón es un instrumento suficiente para comprender el mundo, saber qué es el mal o cuál sea el sentido de la vida) es imposible como ciencia; y la ciencia de la naturaleza, por lo mismo, no va a poder responder a las cuestiones metafísicas.

Bien, es cierto, como dice Mark Horkheimer que “la razón ha resultado que sólo sabe ser universal a la hora de dilucidar cómo se hacen las cosas, pero no a la hora de dilucidar para qué hacerlas y qué cosas hay que hacer”. Pero el argumento anterior a la razón instrumental sólo daba como respuesta un callejón sin salida: se hacían las cosas para alabar a un ser supremo. Hoy, al menos, sabemos que no entendemos el universo ni la razón de nuestra existencia, pero eso nos debe llevar a seguir buscando y a seguir examinando todas las propuestas.

Esto nos sitúa como masones (y como ciudadanos) en un panorama de desconcierto, de acuerdo, pero, como dice Valentín Díaz y en esto estoy con él y él está con la teoría mayormente aceptada: “Las contradicciones son indispensables. Una logia abierta al mañana busca la heterogeneidad y huye de la homogeneidad. Trabaja las preguntas y no recibe respuesta alguna como definitiva.” (Fin de la cita).

“El trabajo del Masón –y sigo con Beresniak– consiste en viajar. Eso quiere decir devenir. La responsabilidad del Masón en la sociedad consiste en combatir, dentro y fuera de él mismo, la tentación de inmovilizar el devenir y que éste sea un eterno presente. Ir a otra parte, más lejos, moverse, buscar, es instaurar el devenir y por lo tanto crear”.

Aceptando estos principios nos situamos en la postmodernidad de pleno. El método actual, contemporáneo, de investigación en lo humano, que podríamos llamar teoría del conocimiento postmoderno o método para conocer o método de acercamiento a la verdad, supone la renuncia a la pretensión de decir la última (y la primera) palabra sobre la realidad; más aún supone renunciar incluso a la pretensión de verdad, dejándola en exclusividad a las ciencias.

Ya decía Popper que las afirmaciones en ciencias humanas son compatibles con cualquier estado de la realidad porque no son falsables. Y esto nos ha llevado, en cierto sentido, a ese estado de perplejidad.

En la teoría del conocimiento de lo humano, según la postmodernidad, el carácter creativo de la teoría es fundamental; aunque en toda teorización, incluso científica, la fantasía tiene un papel fundamental, en la teoría del conocimiento postmoderno este carácter ficticio y creativo es esencial, debido a la lejanía y abstracción respecto de la realidad. Por eso se ha aceptado a los creadores, artistas, poetas, como nuevos analizadores de la realidad en paridad con los pensadores y científicos.

Generalizando lo que dice Maud Mannoni en relación con el psicoanálisis en su libro La teoría como ficción, podemos entender la forma de conocer la realidad y darle respuestas como una ficción, como el producto de un libre ensayo que genera un mito, un mito de los orígenes (del mundo, del yo) y un mito de los fines. Porque a los ámbitos a los que llega la Metafísica nunca podrá llegar la ciencia y sólo el mito puede acceder. Como vemos, desde esta perspectiva, el método masónico cumple con las reglas de creatividad exigidas y le añade su disciplina ritual y simbólica que sirve de sistema metafórico para nuestros acercamientos al sentido.

Este carácter creativo de las teorías para conocer y comprender desde la postmodernidad, sitúa a cualquier método de comprensión de los fenómenos entre la ciencia y la poesía, y más cerca de ésta que de aquella.

Ya Unamuno defendía que el pensamiento (todo) es un producto de la fantasía, de la cual brota la razón. Los argumentos sería, pues, como fases de una novela que busca su final o su conclusión.

Heidegger dice que pensar es recordar lo que ha de pensarse, como la poesía. O sea, elaboro primero un corpus vivencial que genera historia y cuando pienso en realidad estoy barajand
o las abstracciones de lo vivido; genero, pues, una historia, una poética, que fija un pasado y da crea las vías de un futuro. La poesía no inventa, sólo regurgita lo vivido y convierte estratos inaprehensibles en fijaciones formales que ya son, per se, nuevas, y que a la vez entran en la rueda de lo vivido, alimentando el flujo incesante.

María Zambrano confirma esta postura y considera que el método de conocimiento no es un calcular, sino un poetizar mediante el que se reavivan nuestros recuerdos. Conocemos, pues, nombrando; nombrar es pintar las cosas con palabras, y luego jugamos con las palabras como si fueran realidades y en verdad no son más que propuestas poéticas de realidades. Por eso son intangibles, por eso no tienen consistencia de “verdad”, y por eso nos sumen en una indeterminación preocupante.

La teoría del conocimiento postmoderno es nómada, como ya apuntaba Berezniak, y su método es, indefectiblemente, el hermenéutico. Y aunque utiliza la inducción y la deducción, utiliza sobre todo el método analógico y metafórico (como hacemos nosotros en masonería), en el que el discurso pasa de un elemento a otro, a veces muy lejano y extraño, por medio de metáforas y analogías; este carácter le aproxima al arte y la literatura contemporáneos.

Este método, sin embargo, no es aleatorio, no es relativo, no es nihilista. Es riguroso, aunque sea anexacto. A la estructura sólo se llega mediante un método de aproximaciones sucesivas, por medio de círculos concéntricos o en espiral (como diría Ortega).

Es un método propio de supervivientes más que de herederos, como dice Luis Martín Santos, ya que está obtenido a partir de los restos del naufragio de la modernidad. Es el método posible para hacer metafísica después de Auschwitz e Hirosima, a donde se llegó con la fe ciega en la razón (científica).

Pero es también un método lúdico y lúcido que experimenta cautamente y que parte de la suposición de que no todo está perdido. Es una suposición, pero debe ser imperante, informadora, orientadora, guía. Y es optimista.

Valentín Díaz aporta un elemento más en clave de antiguo cristiano (no por eso equivocado) y que yo comparto. “La búsqueda de la verdad que no está asociada al amor al prójimo —dice— se degrada en curiosidad intelectual banal. Cada uno, buscando sólo su propio enriquecimiento, cierra su espíritu y se estanca en un comportamiento egoísta que le impide tener mayor altura de miras. El que, por el contrario, se siente corresponsable de toda la historia de la humanidad y ama verdaderamente a su prójimo constata rápidamente que florecen sus facultades de percepción”.

“Amar al prójimo no es fácil” —nos dice— “pero si conseguimos vivir entre personas “camino de ser” en lugar de cohabitar entre personas que “son”, dejamos de sufrir por los defectos de los unos y los otros. Vemos en el otro, sobre todo, las promesas y las primicias de un futuro a construir juntos” (fin de la cita).

Así, Valentín Díaz unifica de manera poética la idea de que “nuestro discurso debe asociarse -a la fuerza- a todos los demás discursos, diferentes e inversos” (que defendía Beresniak) con la teoría de amor al prójimo. Como guía firme en un mundo de perplejidades, es una buena conclusión.
He dicho.



José Carlos Carmona

viernes, 29 de octubre de 2010

Documental sobre Diego Martinez Barrio


Lo emitió anoche, 27 de octubre de 2010, Giralda TV, la televisión local de Sevilla, sobre este ilustre sevillano, republicano y masón. Muy interesante.





















lunes, 21 de junio de 2010

Masones con nombre y apellido




Por mejorar moral e intelectualmente». A Valentín Díaz seguro que lo recuerdan de los telediarios. Era aquel tipo de bigote dieciochesco, pajaritas variadas y sombreros diversos que llevó la corresponsalía de TVE en Budapest, México, Lisboa, Miami y Moscú. Díaz es masón y explica con esa frase sencilla la razón última que le llevó a iniciarse en masonería.

Valentín Díaz es autor junto a Javier Otaola, su amigo y hermano en la logia vitoriana Manuel Iradier Número 26, de 'La masonería en persona (s)', una «aproximación», dicen, a esta corriente de pensamiento centrada en las vivencias de una veintena de masones que descubren «sus itinerarios, biografías e inquietudes espirituales». Nada terrible, no vayan a pensar. Los masones se definen como personas que pretenden «abrir los horizontes humanos hacia un mundo mejor».

A Otaola, Síndico de Vitoria (algo así como un defensor del ciudadano), le hubiera gustado que en el libro aparecieran gentes como Jerónimo Saavedra, el socialista canario que presidió el Senado, o como el antiguo banquero Mario Conde, masón iniciado en la logia Concordia número 4 y del que, dice, puede estar de nuevo en activo en la logia Cibeles de Madrid. Pero no.

Sin embargo, su obra es una de las primeras que pone cara, nombre y apellido a los masones españoles. Hoy, calcula Otaola, son poco más de 3.000 repartidos en las distintas logias. Durante la II República «pese a lo que se dijo en el franquismo y pese a todo lo que se ha fantaseado sobre su importancia, nunca hubo más de 5.000 masones». Pero la frase que, todavía en 1975, pronunció Franco en el Palacio de Oriente -«contra España existe una conspiración masónico-izquierdista en la clase política, en contubernio con la subversión comunista-terrorista en lo social»- caló tanto en el imaginario colectivo que lo del 'contubernio judeomasónico' es todavía hoy una frase hecha, uno de esos latiguillos malsanos que nos azotan la memoria. Aunque ahora nos haga sonreír, el franquismo procesó por masones a 50.000 personas. Varios miles fueron fusilados.

En el listado de ciudadanos que hacen pública hoy su adscripción a la masonería aparece el empresario y político del PNV Iñaki Zuloaga, escritores y articulistas como Adrián Mac Liman, Luis Miguel Fuentes, Ricardo Serna e Ignacio Merino, empresarios como Yves Bannel, profesores como Vicenç Molina, el concertista de guitarra Francisco Ortiz... y mujeres. Mujeres como la asesora fiscal Ascensión Tejerina, la asistenta social Ana Morató o la militante de Esquerra Republicana de Catalunya María Àngels Prats, entre otras.

Hay mujeres porque el libro da cabida a masones integrados en las dos grandes observancias que hay: La Gran Logia de España, de aire más «tradicionalista» al decir de Otaola, y la Gran Logia Simbólica Española, a la que pertenecen tanto Otaola como Díaz. Esta última mantiene con la primera dos distinciones fundamentales: admite mujeres en sus tenidas (como llaman los masones a sus reuniones en las que los integrantes leen y discuten sus planchas o temas) y alberga en su seno a creyentes, no creyentes, agnósticos... Por su parte, los seguidores de la Gran Logia de España creen «en un Dios revelado».

Así que las 397 páginas de la obra -que «terminó de componerse en las colecciones de Masonica.es el 21 de diciembre de 2009 cuando el Sol se detiene para que la Luz empiece a renacer»- es una sucesión de testimonios donde uno descubre, por ejemplo, que el sociólogo Fernando de Yzaguirre se sintió atraído por este mundo tras leer «un largo artículo de prensa publicado en el diario vasco El Correo».

El Gran Arquitecto del Universo

«Me fascinó sobre todas las cosas -escribe Yzaguirre- su rica portada repleta de símbolos (el compás, la escuadra, el ojo del Gran Arquitecto Del Universo)... el contenido de aquel artículo, la conocida persecución franquista y el halo de misterio que rodeaban a la masonería, en realidad no influyeron decisivamente en mí. Lo decisivo -apunta De Yzaguirre- fue el momento vital y la búsqueda en que me encontraba inmerso: estaba esperando una oportunidad para acercarme a una 'escuela humanista' y fue la masonería la que, a través de ese artículo, se me presentó de manera cercana, y acepté felizmente el envite... Enfrentar ese reto tuvo mucho de trabajo interior, en las entrañas, en el secreto; una vivencia ineludiblemente relacionada con la situación de la masonería en España: desconocida, rechazada, germinal e innovadora, que rompía los últimos moldes de la España post franquista», reconoce el masón.

De Yzaguirre fue exaltado a compañero y maestro, guiado por Javier Otaola, auténtico hilo conductor de la mayoría de testimonios, en enero de 1995 en la logia Manuel Iradier: el explorador alavés fue secretario de la logia Victoria nº 134 de Vitoria con el nombre simbólico de Lurrac Villazen ('Buscando tierras'). La logia «trabajaba entonces en un caserío apartado, casi secreto», de Respaldiza, recuerda De Yzaguirre. «La iniciación fue alucinante, extraña y esclarecedora a un tiempo».

«En masonería no he encontrado sino libertad responsable; lo complicado es ingresar, lo fácil es salir, justo al contrario que otras organizaciones», dice, de forma esclarecedora este profesor.
Valentín Díaz asegura que también él sintió el hechizo de los símbolos que acompañan a la masonería; esa panoplia de alegorías y metáforas cargadas de significado oculto y que, sin embargo, despiertan en determinados individuos ciertas afinidades latentes... «También despertó mi curiosidad esa aura de secretismo que rodeaba la masonería; los nombres 'logia', 'masón', 'supremo consejo del grado 33'... y mi simpatía hacia la II República y por personajes de ese tiempo como Fernando de los Ríos, Manuel Azaña, Buñuel, García Lorca...», resume.
De la «atracción» trufada con cierta «reticencia» producto de «la machacona propaganda antimasónica de la dictadura franquista», Díaz pasó a la investigación por cuenta propia, la visita a logias (lo mismo en Savannah que en Matanzas, dice)... y el aliño del azar (si es que existe). En una librería de viejo lisboeta tropezó Díaz con un 'Ritual de Grado de Aprendiz' del Gran Oriente Lusitano, un ejemplar de 1928 que compró y guardó tan celosamente como «si se tratara de un documento clandestino de alto valor». Todo confluyó para que Díaz ingresara en la logia.

«La gran enseñanza que uno aprende -apunta- se resume en el lema de los masones de la Edad Media: 'lo que tú haces, te hace'. Los canteros de esa época, que están en el origen de la masonería, descubren que el hecho mismo del trabajo da sentido moral a la existencia, que trabajar la piedra tiene una dimensión moral y espiritual... Hoy, y tomando prestada una frase de Otaola, la masonería nos permite ofrecer la mejor versión de nosotros mismos», precisa el antiguo corresponsal de TVE.

Un ceremonial dieciochesco

De su ingreso en la logia alavesa, Díaz guarda un recuerdo «inolvidable» tanto por su «contenido simbólico» como «por su carácter». «Es una ceremonia que tiene el sabor de las ceremonias dieciochescas y, por tanto, es socialmente incorrecta. ¿Qué es eso de entrar a la logia con los ojos vendados? ¿Y esas personas vestidas como frikis?», bromea Díaz.
Algo parecido le pasó al industrial nacionalista Iñaki Zuloaga. En su primera cita, su introductor, que le conducía en coche al lugar de la iniciación, le espetó, ante la verbosidad de que daba muestras el neófito, que le estaba prohibido «hablar con profanos después de la caída del sol». «Me quedé de piedra», escribe el eibarrés.

«El ceremonial es muy bello; pero te tiene que gustar. El masón, además, debe tener un cierto gusto por la filosofía». Díaz asegura que hay (y debe haber) «un antes y un después» del inicio en masonería. «De otro modo, la iniciación ha sido en falso. Al entrar tú suscribes un compromiso contigo mismo, un compromiso de cambio a mejor», precisa.

También Javier Otaola comparte con Valentín Díaz y con sus compañeros de logia esa pasión primera por los símbolos: «Mi llamada tiene que ver con una intuitiva simpatía hacia los símbolos de la masonería y por algunos de sus personajes de referencia», dice el ex Gran Maestro de la Gran Logia Simbólica Española, Grado 33.

Además, y fruto de la caracterización franquista, la masonería representaba para Otaola «democracia, liberalismo, socialdemocracia, europeísmo... Después de la libertad, el valor que más nos humaniza -resume Otaola- es la compasión, la capacidad de sentir el dolor del otro como propio». Ascensión Tejerina asegura que se sintió atraída «por la metáfora de la construcción que te convierte en un obrero comprometido en un proyecto vital que debemos actualizar cada día». Una tarea para la que no hay descanso

sábado, 19 de junio de 2010

Pedra Tallada, nueva Logia de la GLSE en Rito Francés


AL PROGRESO DE LA HUMANIDAD

Libertad – Igualdad – Fraternidad

PEDRA TALLADA Núm. 70

PALAFRUGELL (GIRONA)

LA RECONSTRUCCIÓN DE LA FRANCMASONERÍA RACIONALISTA EN L’EMPORDÀ

Levantamiento de Columnas y Encendido de Luces

Palafrugell, 17 de julio de 6010 (AVL)



La Logia Pedra Tallada Núm. 70, Palafrugell

La Logia Pedra Tallada núm. 70 se crea por hombres y mujeres libres y de buenas costumbres en el Oriente de Palafrugell el 28 de octubre de 2009, y trabaja al progreso de la humanidad, imponiéndose como misión cultivar y difundir, dentro y fuera del Templo, de forma efectiva, cotidiana y militante, los ideales de la francmasonería universal. Se inscribe en la tradición de la Logia La Luz, creada en 1888 en el propio Oriente de Palafrugell. Su Rito, como ya se ha mencionado, es el Francés Moderno. El Gran Consejo Simbólico de la Orden le otorga su carta patente el 20 de marzo de 2010.

La Logia Pedra Tallada núm. 70 está comprometida como sociedad de pensamiento con el avance del mundo hacia unas mejores condiciones de vida que se expresan mediante la idea de la fraternidad, la supresión de cualquier forma de sometimiento y de opresión y la extensión universal de los principios de ciudadanía y de laicidad. Pedra Tallada se define como un taller para la construcción de la Orden en el Oriente de Palafrugell, en ambas comarcas ampurdanesas y en su ámbito natural de influencia. Promueve la cooperación en la euro región a la que pertenece, así como en el ámbito de la Unión del Mediterráneo, como se explicará con detalle en un capítulo específico, y se define desde su creación como un espacio universalista y sin barreras de género, lengua, raza, nacionalidad o rito, abierto a todos los Francmasones regularmente iniciados que cubren la faz de la Tierra. El taller se fundamenta sobre tres pilares:

I) El taller es una escuela de formación de ciudadanos, porque el método masónico de trabajo no constituye una finalidad en sí mismo, sino que, al contrario, orienta la serenidad del templo (después de abandonar los metales en la puerta), la disciplina del diálogo moderado por el Venerable Maestro, el rigor del ritual favorecedor de la tolerancia, del conocimiento del otro y de la amistad franca entre los hermanos y hermanas, hacia el ejercicio de las virtudes humanas simbolizadas por la sabiduría, la fuerza y la belleza.

II) El taller es un espacio en el que se vive radicalmente la igualdad impulsora de la creación de estrechos lazos entre los hermanos y superadora de las barreras, sean las que fueren, que dividen e incluso enfrentan a la gente en el mundo profano. La logia, el centro de la unión de la vieja y nueva concepción andersoniana, es el cemento que permite la solidez de las columnas del pequeño templo que construimos entre todos y, sobre todo, del gran templo de la humanidad, la república universal que es el signo irrenunciable de nuestro combate.

III) El taller es, como lo ha sido la Orden desde Isaac Newton, un espacio y un refugio del pensamiento libre, de la aceptación de la complejidad y del fomento de la diversidad, de la defensa y de la provocación, si es preciso, de la libertad de la ciencia. El taller es un laboratorio de ideas que tratan de avanzarse y alejarse de la moda y del pensamiento único, ideas contrarias al conservadurismo basado en la defensa de los privilegios, que son atrevidas y a menudo utópicas, porque los francmasones creemos en la fuerza renovadora de las utopías humanas que configuran una esperanza del tiempo presente y que están en las antípodas de los mitos inalcanzables de los paraísos terrenales o de ultratumba que provocan una esperanza desesperanzada y esterilizadora de la que se han aprovechado los proyectos políticos mesiánicos y las versiones integristas de las religiones del Libro.

La Logia Pedra Tallada es un espacio para el trabajo en la vieja Sepharad de los HH. y HHnas. procedentes de cualquier país, esporádica o periódicamente, una embajada en la que sentirse como en casa, y también un refugio para los perseguidos como herejes, para quienes son discriminados por su sexo o por su opción sexual y para los que sufren por defender la libertad, la democracia y la laicidad. La Logia inicia y afilia a sus miembros, estando además abierta, bajo diversas fórmulas, a la “doble afiliación” de HH. de todo el mundo, que compartan su visión universal, laica y racionalista. La Logia Pedra Tallada se compromete a la preservación y cultivo del Rito, como heredera de una tradición universal en la cual los símbolos de los gremios de constructores despiertan en los obreros del Taller la vocación por el libre examen, por la interrogación sin prejuicios ni restricciones sobre las raíces profundas del ser humano y para conseguir un espacio de libertad, serenidad y equilibrio entre la escuadra y el compás. Los Francmasones de la Respetable Logia Pedra Tallada comparten el libre pensamiento como opción filosófica y construyen su Taller como una comunidad capaz de responder a los requerimientos libres y espontáneos de cada persona para la convivencia entre los iniciados y sus seres queridos y para el desarrollo integral de la personalidad en los diversos estadios de la vida desde el nacimiento hasta la muerte. La Logia Pedra Tallada trabaja ininterrumpidamente a lo largo del año y en los meses de julio y agosto organiza Tenidas especialmente concebidas para los HH. y HHnas. que pasan sus vacaciones en la zona, continuando la tradición de los encuentros de Roses, auspiciados en los años ochenta del pasado siglo por la Respetable Logia Humanitas Gerundensis nº 2.

La Respetable Logia Pedra Tallada núm. 70 reconoce a la logia madre de la GLSE, Minerva-Lleialtat, núm. 1, como su propia matriz, junto a Descartes, núm. 35 y a La Luz, núm. 4, talleres de procedencia de los Maestros que han contribuido a su creación. Se siente además deudora de cuantas logias españolas y francesas la han ayudado más que generosamente en cuanto ha requerido.

La Ceremonia de Encendido de Luces de la Logia Pedra Tallada núm. 70 será conducida, conforme al Rito de la Obediencia -Gran Logia Simbólica Española-, por la Gran Comisión Instaladora formada por Jordi Farrerons, Gran Maestre, Nieves Bayo, Gran Maestre Adjunta, y Vicenç Abellán, Gran Maestre de la GLCB (Gran Lògia Catalano-Balear), así como por otros cuatro Grandes Consejeros de la Orden. Nuestro H. Juan Francisco Ortiz interpretará algunas piezas a la guitarra.

El número de HH. y Hnas. inscritos a la Tenida, el previsible calor que hará el 17 de julio –a pesar de la reticencia del verano por instalarse entre nosotros en este año 2010 de todas nuestras crisis-, y la conveniencia de disponer de una gran sala rectangular acondicionada que permitiera el confort de los trabajos, han movido a trasladar el Templo, por esta vez, desde el Centre Fraternal hasta un conocido hotel de Calella, Garbí, una de las famosas playas del municipio de Palafrugell, donde en el mes de julio se celebra anualmente la Cantada de havaneras.

Participación en el Encendido de Luces y la adquisición de la Medalla conmemorativa del mismo

La Logia ha encargado una edición limitada de la medalla conmemorativa del Encendido de Luces. En el anverso figura el sello que se reproduce en el encabezamiento de esta página y en el reverso, la fecha y el motivo. Ésta es una bella tradición de la Orden destinada a los Hermanos del Taller y a los Visitantes. Se halla realizada en bronce, con un diámetro de 50 mm y un grosor de 5 mm.

Para inscribirse como participante en el Encendido de Luces, para reserva de plaza en el autocar o para la adquisición de la medalla, se requiere cumplimentar un impreso oficial y remitirlo a secretaria@ateneuminerva.com

Para el envío de mensajes fraternales, para cualquier otro tema relativo al Encendido de Luces o para recibir más información sobre las actividades de la Logia: pedratallada@gmail.com

martes, 15 de junio de 2010

Entrevista a Daniel Beresniak (de referencia)

Entrevista a Daniel Béresniak

La Francmasonería

“¿Qué hay más brillante que el oro? La Luz.

Y ¿Qué hay más resplandeciente que la luz? La palabra sustituída.”

Estas palabras de Göethe, francmasón célebre, dicen lo esencial. Los francmasones actúan con las ideas y las palabras, tal como los artesanos se comportan con una materia a trabajar, para hacer cosas útiles y bellas. La forma ritual de sus trabajos proporciona la referencia necesaria para la memoria y la acción. Cada uno se prueba para el cambio. ¿Cómo y por qué los hombres de nuestro tiempo, imbuídos por el deseo de dominar nuestro destino, se regeneran en las Logias masónicas?

A esta pregunta es imposible responder exponiendo hechos precisos. En cambio, el oyente que habrá escuchado las preguntas intercambiadas en este documento, dispondrá de elementos consistentes para responder por sí mismo.

PREGUNTA: Tomando en cuenta lo que Ud. nos propone aquí, la primera pregunta a hacer a Daniel Béresniak es: ¿Cómo definiría Ud. la Francmasonería?

D.B. : Yo mismo no la definiré. Me referiré inmediatamente a las definiciones que figuran en los textos accesibles. La más antigua definición de la Francmasonería conocida actualmente, figura en los textos medievales designados con el nombre de “Viejos Deberes”. Se trata de manuscritos destinados a ser leídos durante ciertas ceremonias, y que presentan la Orden de los francmasones. Los más antiguos, como el Regis y el Cook, que se pueden fechar de 1390 y 1425, son textos accesibles en el British Museum de Londres. Otros, más recientes, cuando en 1717 cuatro Logias inglesas decidieron federarse para fundar una Obediencia, es decir, una estructura constituída de Logias. Se designó una comisión para compilar los “Viejos Deberes” – el término inglés “all travels” -, con el fin de adaptarlos en un texto único adecuado a la época. Ese trabajo tomó varios años y dió como resultado la Constitución llamada de Anderson, porque el Pastor Anderson fue su redactor. Es importante señalar que el Pastor Anderson y sus colaboradores destruyeron todos los “Viejos Deberes” de los cuales dispusieron, con el fin de unificar a los francmasones y de procurar a la Francmasonería una sola fuente de referencia.

Los “Viejos Deberes” conocidos hoy, fueron encontrados en los graneros de antiguas moradas, mucho después de la muerte del Pastor Anderson, no obstante, muchas personas creen todavía que la Francmasonería comienza con la Constitución de Anderson. Conviene aquí dar la definición de Francmasonería según los “Viejos Deberes”, luego la definición de la Constitución de Anderson y, finalmente, examinar las proposiciones actuales para las diferentes familias francmasónicas.

Los Viejos Deberes presentan entre ellos ciertas diferencias de forma y de fondo, no obstante, todos ellos son construídos según el mismo esquema. Comienzan por una invocación a la Santa Trinidad y en seguida exponen las diferentes categorías del saber, según la enseñanza escolástica, es decir las siete ciencias liberales. Finalmente cuentan la historia legendaria de la Orden y sus estatutos. La definición de Francmasonería se sitúa en la segunda parte, a nivel del enunciado de la quinta ciencia, la Geometría. El texto es el siguiente, tanto en el manuscrito Regis como en el Cook: “la Geometría es el arte de medir todo, en el cielo y en la tierra, se le llama igualmente Francmasonería”. Después de enumerar las artes y las ciencias se precisa lo siguiente: “todas las artes reposan sobre la Geometría, incluso la Gramática y la Retórica no podrían existir sin la Geometría”.Es así que la más antigua definición conocida de la Francmasonería la identifica con la Geometría. Según este contexto, habría que atribuir a la Geometría un sentido mucho más amplio, al interior del cual, la Geometría actual no constituye más que una pequeña parte. Se trata en realidad de una profesión de fé pitagoriciana, según la cual el número es la realidad última, de la cual, todo lo que existe, es su manifestación. El pitagorismo fue vinculado en Europa con las diferentes corrientes neo-platónicas y luego con los agnósticos de los primeros siglos del cristianismo.

En la tercera parte de los “Viejos Deberes”, se trata siempre de Pitágoras, venerado como un gran patrón de la cofradía. Su ortografía, en ciertos textos ingleses aparece deformada y se le reconoce por el apellido “Petergor”. Evidentemente, se hace referencia a Euclides; sus postulados y proposiciones dieron origen al arte del Trazo, enciclopedia técnica de los constructores de catedrales. Hay que admitir entonces, que la identificacion de la Francmasonería y de la Geometría es el eco medieval del antiguo decir: “nadie entra aquí si no es geómetra” de la Academia de Platón.

La primera edición de la Constitución de Anderson fue publicada en 1723, con una ilustración en la primera página, representando a un hidalgo examinando la 49ava proposición de Euclides, aquella que enuncia el famoso teorema de Pitágoras según el cual el cuadrado de la hipotenusa de un triángulo rectángulo es igual a la suma de los cuadrados de los otros dos lados. La ilustración evoca las fuentes tradicionales de la Francmasonería, pero en forma discreta. El texto en sí no lo menciona, pero propone una definición de la Francmasonería fundada en la sociabilidad, la moral y la fé. La Francmasonería es el centro de unión y el medio de crear lazos sinceros de amistad entre personas que no habrían podido permanecer perpetuamente extranjeras. Obligado por su contenido de obedecer a la ley moral, el francmasón no será un ateo estúpido, ni un libertino irreligioso. Antes había que pertenecer a la religión de su país, pero hoy, los francmasones deben ser de la religión de la cual todos los hombres están de acuerdo, es decir, ser hombres de bien, probos y leales, sea cual sea la denominación y las confesiones que ayudan a diferenciarlos.

A nivel ideológico es conveniente aceptar la tolerancia religiosa. El pluralismo es admitido, al interior de la fé en Dios. Dicho texto podría ser considerado teísta o, es más, panteísta. Fue interpretado así por numerosos francmasones. No obstante el mensaje esencial dice lo siguiente: un hombre es cualificado por su estilo de vida y por su manera de ser y no por su religión o su nacimiento. He allí el mensaje esencial transmitido por la Francmasonería y que será reintegrado durante el Siglo de las Luces.

PREGUNTA:
Bien, a partir de estos esclarecimientos, la pregunta que se nos plantea ahora, es a qué sirve la Francmasonería, en ralidad lo que quisiéramos saber es: ¿Cuál es la finalidad de la Francmasonería?

D.B.: La pregunta anterior responde en lo esencial a ésta, por la simple razón de que no podemos definirnos sin definir un objetivo. La finalidad de la Francmasonería es de formar iniciados, es decir, hombres liberados.

Este término, designa seres que se han cuestionado totalmente a sí mismos, que se despojan simbólicamente de su piel anterior, que han aceptado, siempre simbólicamente, morir para renacer. El esquema muerte y resurrección constituye lo esencial del método, el que es el objeto de la pregunta, que veremos eventualmente más adelante, pero que es evocado desde ahora porque el camino para ello, es también la finalidad. En la práctica este esquema y este gran término “iniciado” y “hombre libre”, significa que los francmasones extienden el campo de lo conciente en detrimento del inconciente. Se practica la introspección trabajando sobre los símbolos y los mitos. Aprenden a unir la razón, la intuición y la imaginación. Aprendiendo igualmente a unir la curiosidad de saber más y el amor al prójimo. El iniciado sabe que la Terna Trabajo, Fé y Amor no pueden dividirse privilegiando sólo uno de esos términos, descuidar uno sólo de ellos termina por deteriorar los otros.

A través del trabajo, el simbolismo de los útiles de construcción, enseñan a la vez, lo que es subjetivo y lo que es objetivo. Es un trabajo sobre sí mismo y un trabajo sobre el mundo. Casi todas las Logias inscriben en sus Templos las palabras de Sócrates, maestro de Platón: “Conócete a ti mismo, y conocerás el Universo y los dioses”

Esto recuerda a cada uno que el conocimiento objetivo pasa necesariamente por el conocimiento subjetivo. El iniciado sabe que en el discurso sobre un fenómeno, cuenta el fenómeno y cuenta también quién emitió el discurso. Sócrates, honrado por todos los francmasones y considerado como modelo de sabio, enseñó –gracias a su mayéutica- que si todas las respuestas esclarecen, ninguna es totalmente suficiente. La respuesta última está siempre en el porvenir. Sabemos que por haber enseñado esto, por haber mostrado justamente que la respuesta última no será nunca dicha, tuvo un fin de carrera más bien penoso. La presencia de espíritu de Sócrates, subvertió el principio de autoridad y nos invita a aprender y escuchar lo que se dice y no quien lo dice. Y volvemos justamente a la primera definición de la Francmasonería que he expuesto en la respuesta anterior, porque el espíritu geométrico, si el francmasón es un geómetra, enseña a verificar lo que se dice, y luego de haber verificado – con sus útiles, la escuadra y el compás- hacer la demostración. Él no se entrega al principio de autoridad –al “magiste dixiter”, al “romula coluta quosa finita”- o al partido que no puede equivocarse y a todo ese tipo de cosas.

PREGUNTA:
Después de qué hacer, sigue ahora el cómo hacer. Hemos comprendido bien lo que Ud. nos ha dicho sobre la finalidad de la Francmasonería, pero ¿Se puede hablar de un método, existe un método en la Francmasonería?

D.B.: Por cierto, cuando un candidato se presenta en el Templo para ser recibido como francmasón, se le aisla en un Cuarto de Reflexión, después de haber confiado a un Hermano todos los objetos metálicos que lleva sobre sí, -plata, reloj, joyas-. Es así como comienza la Iniciación de un francmasón según casi todos los ritos. La Francmasonería practica varios ritos. Un rito es un conjunto de rituales. Un ritual indica lo que debe hacerse y lo que debe decirse para cada ceremonia: Iniciación, Pasaje al Primer Grado, reuniones ordinarias de trabajo, etc.... El ritual marca el paso de un mundo al otro y permite ponerse en estado de receptividad para abordar las preguntas, permite calmarse, olvidar los ruidos exteriores, las preocupaciones, las imágenes susceptibles de entrabar el libre ejercicio de las facultades mentales. Recuerda los principios, comenta la decoración particular del Templo, invita a concentrarse, a darle tiempo. Lo esencial del método francmasónico consiste en utilizar estos rituales y en comentarlos.

La Francmasonería, afortunadamente, no es un cuerpo monolítico, es un mundo que ofrece diversos paisajes, es una cultura, y no hay cultura sin efervescencia, es decir, sin debates, sin polémicas, sin contradicciones. Esto es conforme a su naturaleza iniciática, ya que en la perspectiva de esta palabra, la enseñanza y la terapia de grupo se confunden. La enseñanza es un viaje y el viajero se nutre de paisajes a descubrir.

El estudio del simbolismo comprende una buena parte de la actividad Francmasónica. Se trata de sobrepasar el nivel del catecismo primario y de penetrar, muy simplemente, el sentido del lenguaje y su historia. Así comprendido, el simbolismo es una vía real que permite explorar las raíces de la conciencia. Por este medio, el francmasón aprende a conocerse mejor y a abordar el conocimiento objetivo. El francmasón no minimiza los problemas sociales ni políticos que se plantean a la humanidad, pero los aborda con más sensibilidad y más eficacia cuando aplica correctamente el simbolismo. Esta afirmación puede parecer extraña a primera vista, pero se clarifica cuando reconocemos la parte de sueño existente en toda representación de la realidad, la parte mitológica e imaginaria que contienen todas las ideologías, es decir: todos los sistemas y todas las representaciones del mundo y se ajusta perfectamente a las preguntas y respuestas. El estudio de los símbolos permite ver mejor como el sueño y la realidad se proyectan el uno en el otro. Así, el francmasón comprende mejor los problemas, sabe enunciarlos más claramente, y sobre todo, aprende a escuchar. Saber escuchar significa entender, tanto lo que no se dice, como lo que se dice explícitamente.

El francmasón experto en simbolismo, dicierne la parte mitológica en todos los discursos. Sabe que el trabajo sobre lo real significa también un trabajo sobre lo imaginario. Ciertas Logias consagran todos sus trabajos al estudio del simbolismo, otras van a practicar sólo ceremonias rituales sin completarlas con planchas, es decir con escritos preparados individualmente. Otras Logias consagran a los rituales una pequeña parte y reservan el mayor tiempo a los problemas de orden político, social, económico, filosófico, artístico o científico. Algunas Logias acuerdan al ritual un valor folklórico.

Antes de emitir juicios sobre estas diferencias, es necesario saber que todas las Logias, cualquiera sea su ritual y su manera de practicarlo, enseña que el francmasón no puede reconocerse a sí mismo como tal; a la pregunta “¿es Ud. francmasón?” el iniciado responde: “Mis hermanos me reconocer como tal”. Esto significa que el origen de la existencia se encuentra en la mirada de áquel que puede designarla. En la práctica esto significa que nadie puede extraer de sí mismo certezas sobre sí mismo. Así es, cuando el Maestro se define a sí mismo como tal, falsea la verdad de la enseñanza.

Una Logia que pretende ser la mejor, administra así la prueba de que es mediocre. Todos los rituales preveen el pasaje a diferentes grados y comienza la enseñanza por los mismos tres primeros grados: Aprendiz, Compañero, Maestro.

Durante el tiempo de aprendizaje el francmasón escucha y calla, produce silencio y efectúa algunos trabajos sobre los símbolos de su grado y en esta ocasión él habla y es escuchado.

El aprendizaje francmasónico enseña el arte de escuchar. A propósito de esto, conviene señalar que una Logia francmasónica es un lugar donde nadie, nadie, interrumpe a áquel que habla. Es inconcebible cortar la palabra, interrumpir, manifestar sus sentimientos, antes de que el locutor haya manifestado el fin de su alocución por la fórmula ritual: He dicho.Y es por este hecho, que la Logia Francmasónica es un lugar privilegiado y cada vez más excepcional, donde los hombres aprenden a escuchar verdaderamente y a controlarse. En efecto, áquel que habla mucho tiempo para no decir nada, se da cuenta solo, y áquel que no soporta oir un punto de vista opuesto al suyo, sufre mucho al comienzo y luego descubre, poco a poco que se puede pensar diferente a él, sin ser por lo tanto un “retardado”. Es así que el método francmasónico es iniciático.

PREGUNTA:
¿Es la Francmasonería una religión?

D.B.: Bien, en el sentido amplio de ese término, la palabra religión es tributaria de su doble etimología latina: “reliquer, relicare”, que significa reunir y releer. “Reliar” significa unir a los hombres entre ellos; luego reunir lo visible a lo invisible, el espíritu a la materia, etc., etc.... En la medida que ser religioso implica una reflexión sobre el mundo y las fuerzas que lo animan por medio de la puesta en acción de todas las facultades mentales, la razón, la intuición y la imaginación, podemos decir que la Francmasonería es religiosa. No obstante, es más preciso decir que es una espiritualidad. En efecto, ella afirma la supremacía del espíritu sobre la materia o, para ser más preciso, ella reconoce el llamado a ir más lejos, ir siempre más lejos y a otra parte. El Aprendiz trabaja en la Logia con la escuadra sobre el compás, lo que significa simbólicamente que la materia domina al espíritu, el Compañero trabaja con el compás y la escuadra entrecruzados, el Maestro trabaja con el compás sobre la escuadra, ello significa que domina sus pasiones. Esta referencias simbólicas traducen una progresión. De la percepción de los ángulos pasa, gracias al trabajo a la percepción de cortes, de una visión estrecha se pasa a una visión más amplia. La religión puede ser considerada también como una reducción de la espiritualidad, una visión general del mundo particular correspondiente a un nivel de conciencia por la cual la historia del mundo es una parte de la historia de Dios. En consecuencia, la realidad francmasónica y la realidad religiosa se confunden parcialmente, pero no por entero. El francmasón se interesa en los mitos para penetrar las profundidades de la conciencia. Él trabaja sobre los arquetipos y su actitud frente a los mitos religiosos está impregnado de una respetuosa curiosidad. Él no cree en primer grado, él sabe que contiene un sentido susceptible de esclarecer la naturaleza humana. Ciertos francmasones son creyentes y practicantes, otros son ateos. Entre los unos y los otros, se dan manifestaciones de intolerancia hacia las diferentes opiniones. No obstante, en la medida que progresan en el arte, sus certitudes se relativisan y aprenden a respetar la diferencia.

PREGUNTA:
Otra pregunta Sr. Béresniak, una pregunta que puede plantearse, tal vez, al espíritu del profano. ¿Es que se puede decir de la Francmasonería que es una secta?

D.B.:¡Ah! ¡Gran pregunta! Antes de responder –evidentemente- es conveniente comprender el término secta. Esta palabra nació del cristianismo. Secta es “carré/coupé”. Secta es toda tendencia organizada sobre una visión del mundo, juzgada herética por la ortodoxia oficial, pero, hoy en día, el término secta designa grupos que proponen una verdad absoluta y que exige a sus miembros una sumisión total. Sobre el método, la secta atrae a sus adherentes, especulando sobre la angustia, sobre el miedo a la soledad y el gusto por lo maravilloso. Ofrecen una familia, una autoridad y un padre. Esto corresponde a una necesidad y es por eso que funciona bastante bien. Pero en contrapartida, a quienes ofrecen consideración y amor, les exigen una sumisión total, un abandono incondicional y culpabilizan toda veleidad individual y crítica. Para condicionar a sus miembros, disponen de antiguos trucos que ya se han probado: no dejarlos nunca solos, reducir el tiempo de sueño, repetir incansablemente los mismos refranes, fórmulas simples y simplistas. Es la técnica de lavado de cerebro, primera lección que funciona desde hace mucho, mucho tiempo. El miembro del grupo es infantilizado y segurizado al mismo tiempo.

Ahora bien, Ud. ve que la Francmasonería no es una secta, que no emplea de ningún modo esos métodos, no constriñe a nadie. No tiene un guru, y no exige de sus miembros sumisión de cada instante. Su método, al contrario, estimula el espíritu crítico, y a ella puede aplicarse la mejor definición que nunca se haya dado de la filosofía: practicar la filosofía es criticar la filosofía y, al mismo tiempo, practicar la Francmasonería es criticar la Francmasonería.

Esta definición es justificada por este hecho. Estudiar es en primer lugar explorar lo que ya ha sido dicho, enseguida es descubrir las evoluciones, las definiciones, las ramificaciones y las contradicciones de aquello que ya ha sido dicho. Entonces hay que comparar, confrontar, comentar, escoger. Enseguida, conviene proponer criterios que permitan juzgar, proponer otra cosa, que permita ir más lejos. Todos los francmasones del mundo observan en sus rituales, como leimotiv, esta invitación a ir más lejos y a reunir aquello que no lo estaba aún. Así, todos los filósofos fundaron sus obras a partir de la crítica de la filosofía y toda afirmación provoca otra, porque es forzosamente criticable, o sea, lo que ya fue dicho anteriormente en relación a la última respuesta. La función esencial de un libro es provocar la existencia de otro libro, y el francmasón ve la biblioteca que sin cesar se enriquece: el bien es la espera de otro “decir”, el mal sería no tener ningún libro. Pero hay algo peor, y es no tener más que un sólo libro y erigirlo en referencia absoluta.

PREGUNTA:
La francmasonería, que reúne a los hombres, como Ud. bien lo ha explicado previamente, ¿admite mujeres?

D.B.: Hay Obediencias, es decir Federaciones de Logias que son masculinas, otras son mixtas y otras exclusivamente femeninas. En Francia, el Gran Oriente de Francia no inicia más que a los hombres, pero después de algunos años, admite la participación de las Hermanas francmasonas en algunos de sus trabajos. La Gran Logia de Francia, la Gran Logia Nacional Francesa y la Gran Logia Simbólica y Tradicional no inician ni reciben más que a los hombres. El Derecho Humano, la Orden Iniciática Real y la Orden de Memphis- Misraim y la Gran Logia Mixta Universal, son mixtas. He citado las federaciones de Logias, Obediencias. Hay algunas que se diversifican, que desaparecen y reaparecen de otra manera, pero que son instituciones. La Gran Logia Femenina de Francia es exclusivamente femenina, pero recibe a sus Hermanos francmasones en ocasiones en algunos de sus trabajos. Desde el punto de vista histórico, la iniciación femenina existe en Francmasonería desde el siglo XVIII, pero se trata de una Francmasonería de Adopción, con un ritual particular adaptado al sexo bello. Además esas Logias de Francmasonería de Adopción, debían ser dirigida por hombres. Bajo el Segundo Imperio, una Logia que tuvo el sobrenombre de Marzo y Lagartija, presentó un voto a favor de la admisión de las mujeres. A pesar que el Gran Maestro, el Pastor Federico Desmeau era favorable, el voto fue rechazado por la mayoría reunida en asamblea general anual. No obstante, la iniciativa de esa Logia obligó a todos los francmasones a reflexionar y a argumentar. El 14 de Enero de 1882, una mujer, Marie Desraimes, conferencista, feminista y anticlerical, fue iniciada por la Logia de Libre Pensadores en Pecq. En 1893 Marie Desraimes ayudada por el Dr. George Martin crearon la primera Obediencia francmasónica mixta: el Derecho Humano.

PREGUNTA:
Entonces, hombres y mujeres.

D.B.: Hombres y mujeres.

PREGUNTA:
Entonces, apertura. Y ¿qué influencia ejerce la Francmasonería en el mundo?

D.B.: ¡Ahhhh! La influencia de los francmasones... ... Es importante en el siglo XVIII. Esta influencia se manifiesta esencialmente por la difusión personal de los francmasones. Los francmasones lanzaron ideas que fueron enriquecidas y pulidas por el trabajo en las Logias. El método simbólico de la francmasonería es percibido, por ejemplo, en toda la obra de Göethe. La generosidad, el amor a la libertad, el llamado a la fraternidad universal caracteriza el teatro de Lessing, quien publicó también diálogos francmasónicos.

En Rusia, el francmasón Nicolás Novikof fue el padre fundador de la edición y de la vulgarización científica en su país. Creía, como todo francmasón, en los efectos benéficos de la instrucción y consagró su vida y sus medios a difundirla en todas las clases sociales. Su Obediencia, la Gran Logia Astre, participó en su obra y la continuó. En Francia la gran idea de la Enciclopedia fue lanzada por un francmasón inglés, el Caballero de Ramsay, en su famoso discurso de 1738, no se contentó de dar como modelo a sus Hermanos, los cruzados de los siglos XI, XII y XIII, que según él, habían practicado la igualdad, la caridad y la fraternidad cristiana. El nuevo reglamento que les propuso, asignaba a la asociación una finalidad precisa, cito: “la cuarta cualidad requerida para entrar en nuestra Orden, es el gusto por las ciencias útiles y por las artes liberales de todas las especies, así la Orden exige de cada uno de vosotros contribuir a su protección, por su liberalismo o por su trabajo, a una vasta obra a la cual ninguna academia y ninguna universiad puede realizar porque toda sociedad particular, estando compuesta por un pequeño número de hombres, su trabajo no podría abarcar objetivo tan enorme”. Como lo señalaba en 1773, la Musa Francmasona, una publicación francmasónica, al reproducir un discurso de Ramsay, contenía el gérmen del diccionario publicado desde 1751 a 1772 bajo la dirección de Diderot y D’Alambert. La semejanza fue aún más evidente, ya que la idea de la nueva publicación había sido inspirada a Diderot por la proposición que le había hecho un librero de traducir la cuarta edición del diccionario de Chambers y que el prefacio de la Enciclopedia francesa justificaba la empresa formulando la esperanza de que gracias a ella “nus nuveux”, siendo más instruídos seremos más felices. Hubo algunos francmasones entre los colaboradores de esta Enciclopedia y también hubo francmasones entre los adversarios.

En lo que concierne a la Revolución Francesa, hubo francmasones en todos los campos: Danton, Camille Desmoulins y el abad Gregoire eran francmasones. Numerosos emigrados lo eran también. Un gran defensor de la monarquía y de la Iglesia, Joseph Demestres era igualmente francmasón y ejerció gran influencia en los medios contrarrevolucionarios. No obstante, por encima de las divergencias ideológicas, hay que citar una Logia que jugó un rol cultural importante: “Las nueve hermanas”, este título evoca las nueve musas. En efecto, cuales sean sus opiniones políticas y religiosas los francmasones trabajan por mejorar la condición de los hombres. Por medio de la instrucción, desean esclarecer el espíritu incitando cultura intelectual, ejercitando todas las facultades espirituales. La Lengua y el Vesus tuvo la idea en 1770, al fundar esa Logia para reunir sabios y artistas permitiéndoles trabajar mejor, disponiendo de medios importantes para difundir sus obras en el mundo profano. Esa Logia contó entre sus miembros con escritores como Chanfort, Florian, Condorcet, Voltaire – iniciado algunas semanas antes de su muerte -. Los pintores Vernet, Creuse, el escultor Boudon, el músico

Puccini, el médico Cabanis, el naturalista Lassebede y Benjamín Franklin, creador del pararrayos, embajador de los reciente Estados Unidos de América, de los cuales la Constitución fue redactada por los francmasones y héroes de la Independencia, Washington y Lafayette, conocidos francmasones.

En el siglo XIX se puede decir que todos los esfuerzos realizados en el desarrollo de la instrucción para todos, fue inspirada y efectuada por los fancmasones. Jules Ferry es una gran figura de la francmasonería y la Escuela libre, laica y obligatoria. Es una conquista de la cual la Orden es legítimamente orgullosa. ¡Cuántos prejuicios se oponían! Los terratenientes decían que los campesinos no tenían necesidad de saber leer, fue dicho por notables que la instrucción es peligrosa y subversiva. Por ejemplo, la gran Catalina de Rusia decía, mostrando al mismo tiempo su hostilidad a la obra de Novikof, “los campesinos no son más que los arrendatarios de sus propios cuerpos, de los cuales nosotros somos los dueños”. Lo anterior dicho por los notables, es inadmisible para un francmasón. Que la dominación sea ejercida por una aristocracia, una oligarquía mercantil, una clase social, una casta burocrática, un partido político, una religión, hay y habrá siempre, un francmason para combatirla. Este hecho no excluye otro hecho, existen francmasones que sostienen una u otra de esas formas de dominación. Y la coexistencia de esos hechos ilustra la definición de la Francmasonería en tanto una cultura que, en tanto tal, contiene varias corrientes de pensamiento. Es permitida la afirmación de que la Francmasonería ha dado a la Francia de la Tercera República, un ideal de fraternidad y que la acción de generaciones de republicanos no sería comprensible sin ello. El rol de la Francmasonería ha sido importante en el desarrollo de la Liga de la Educación creada por el Hermano Jean Macé y también en la obra del ministerio Bourgois y Combes. En nuestro siglo, el XX, debemos a la Francmasonería la creación de organismos internacionales, la SDN, y luego la ONU, la Cruz roja, organizaciones internas de carácter mutualista, la Liga de los Derechos Humanos, la Planificación Familiar. Se puede reconocer la acción de los francmasones en todo lugar donde se manifiesta la voluntad de ser libres y de afirmar la dignidad humana.

PREGUNTA:
Ud. acaba de mencionar algunos nombre célebres en la historia de la Francmasonería y ha presentado esta entrevista bajo el signo de Göethe, el célebre hermano. ¿Qué otros francmasones célebres existen Sr. Béresniak?, ¿podría citarnos algunos?

D. B.: Ya he citado varios, especialmente cuando respondí a la pregunta anterior; pero, en fin, los hay numerosos. En un afán de objetividad voy a citar nombres que son representativos de las diferentes corrientes de la Francmasonería. La mayoría de los marciales del Imperio y de la familia Bonaparte, excepto Napoleón –a pesar de tesis contrarias y controvertidas-, Joseph Prudhomme, teórico del anarquismo, todo ellos francmasones. Combatientes de la Libertad, como Simón Bolívar, San Martín, Benito Juárez, Garibaldi, y los “anar” bien conocidos como Bakunin y Francisco Ferrer.

Además, realistas y príncipes como el Duque de Brunswick, que fue Gran Maestro. Reyes de Inglaterra, Federico II de Prusia, reyes de Suecia, presidentes de los Estados Unidos y en Francia el Duque de Chartres que fue Gran Maestro. El duque de Casse que fue Primer Ministro de Luis XVIII y Gran Comendador de Consejo Supremo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. El Duque Murat, que fue Gran Maestro bajo Napoleón III y tantos otros. Hombres de letras, artistas y sabios: Montesquieu, Condorcet, Göethe, Haydn, Gluck, Mozart, Puschkin, Kippling, Littré. Y los hombres políticos: Víctor Schilscher, que hizo abolir la esclavitud de los negros en 1848. Emil Combe que realizó la separación de la Iglesia del Estado. León Bougois que estuvo al origen de la SDN, Jules Ferry, pionero de la enseñanza laica y obligatoria. Podemos citar ho,mbres de naturaleza muy diferente como : David Crocket, el Duque de Ellington, Louis Amstrong, Jacques Brel, y había olvidado Al Ferry. Pero, he citado suficientemente como para que Ud. pueda apreciar, al menos, la diversidad.

PREGUNTA:
Me parece evidentemente difícil dar una conclusión, dado lo vasto del debate y la profundidad del tema, por otra parte, iniciar significa bien abrir una vía, comenzar un camino; no obstante, ¿puede Ud. ofrecernos una especie de conclusión sobre el tema de ma Francmasonería?

D. B.: Bien, voy a comenzar por una definición de Orstalvirk, que era un autor francmasón que murió durante la última guerra y que decía lo siguiente : “la Francmasonería puede transformar el mundo a condición que pueda devenir lo que ella debe ser”. Sobre lo que debiera ser, hay respuestas que han sido propuestas, ¿lo será?, nadie puede afirmarlo. Podemos solamente estar seguros de que la humanidad no se destruirá por sí misma. Lo que es seguro es que la Francmasonería – si los hombres logran dominar sus tendencias necrófilas – será la escuela que formará clérigos de una nueva era, hombres más bien esclarecidos . Si logramos llegar a ese siglo XXI y algunos decenios más allá, el siglo XXI se caracterizará por la predominancia del amor a la vida sobre el amor a la muerte. Todo lo que hemos dicho de la Francmasonería, con sus contradicciones sorprendentes pero prometedoras y anunciadoras del surgimiento de un nivel de conciencia más amplio, permite la certitud que será el fulgor radiante, el centro de la nueva sociedad. Sobre estas consideraciones cerramos el círculo.

LA FRANCMASONERÍA ES LA GEOMETRÍA. El espíritu de la Geometría, según Clemente de Alejandría, hace el alma inteligente y la dispone a reconocer lo verdadero, a rechazar lo falso, a descubrir las similitudes entre las analogías, a proseguir lo igual en la diferencia, a encontrar una longitud sin latitud, una superficie sin profundidad, un punto indivisible, a elevarnos hacia lo alto a las cosas sensibles, hasta las realidades inteligibles. Hombres experimentados en este ejercicio y totalmente habitados por esta disposición del espíritu, no poseen el gusto del poder, ni buscan los honores. Por esta razón, ellos no gobiernan, no quieren gobernar, ellos irradian. Ellos no son manipulados por los profesionales de la comunicación. Un francmasón instruído según el arte, no se burla de los corderos, ni aúlla contra los lobos. Es áquel que verifica, áquel que escucha lo que se dice y no quién habla, es decir, que no sopesa la cualidad de los términos midiéndolos según el status de quién los pronuncia. El francmasón formado según el arte, practica la humildad –atención, la humildad no es la modestia, incluso no tiene nada que ver-, la humildad es el reconocimiento del “humus” que nos une, aquello que une los deseos, las pulsaciones, las actitudes y las ideas. Es por ello que los francmasones y la Francmasonería se comportan con la misma familiaridad respetuosa y benevolente frente a un artesano, que a un intelectual. El francmasón habla con la misma benevolencia, la misma simplicidad a un jefe de Estado y al centinela que vigila su palacio.

Mayo de 2000

CURSO DE EXPRESIÓN EN PÚBLICO

El próximo día 19 de junio, a partir de las 11 de la mañana, nuestra Asociación ha organizado un "Curso de Expresión en Público" al que están invitadas todas aquellas personas interesadas en mejorar su nivel de comunicación.

El curso durará 3 horas y será impartido por el periodista Antonio Manfredi Presidente de la Asociación de Periodistas Digitales, Miembro Vocal del Consejo Andaluz del Menor y Premio Andalucia de Periodismo.

Plazas Limitadas. Por favor, confirmen su asistencia al siguiente correo: obrerosdehiram29@gmail.com

miércoles, 9 de junio de 2010

Represión de la Masonería en Valverde del Camino (Huevla)


Documentos pertenecientes al Archivo de Simancas, donde está inventariada toda la investigación que se hizo sobre los componentes de la Logia Blasco Ibáñez de esta localidad onubense.


viernes, 28 de mayo de 2010

UNA LOGIA CLANDESTINA EN UN CAMPO DE CONCENTRACIÓN NAZI



Por: Iván Herrera Michel

En medio de la implacable persecución NAZI a la Masonería, el Gran Oriente de Bélgica tiene en su haber una experiencia muy valiente que se vivió en el Campo de Concentración de Esterwegen, Alemania, en donde funcionó una Logia clandestina denominada “Liberté Chérie” (Querida Libertad).

En honor a la verdad, no es el único caso de una Logia Masónica en esas circunstancias. Hubo al menos otra denominada “Los Hermanos Cautivos de Allach” en un anexo del Campo de Dachau Allach, cuyo Libro de Arquitectura hoy reposa en el moderno museo del Gran Oriente de Francia, en París.

La represión en Europa fue despiadada en las décadas del 20 al 50 del siglo XX. El régimen soviético persiguió, arrestó, torturó y encarceló a cientos de miles de Masones en Rusia, Letonia, Lituania, Hungría, Bulgaria, Checoeslovaquia y Polonia. Por su parte, los Nazis hicieron lo mismo en Austria, Holanda, Bélgica, Noruega, Polonia, Francia, Rumania, Bulgaria y Yugoeslavia, al igual que el Fascismo en Italia, el Franquismo en España y el dictador Salazar en Portugal.

Es poco lo que ha trascendido del Campo de Concentración de Esterwegen desde que fue creado en 1933 y comandado por Otto Reich. En él estuvo prisionero el escritor y Premio Nóbel de la Paz Karl Von Ossietzky y se ha podido determinar que en sus instalaciones murieron asesinadas o debido a agotamiento por trabajos forzados unas 30.000 personas. Desde 1941, comenzaron a llegar masivamente presidiarios provenientes de Bélgica, Holanda, Checoeslovaquia y Francia. Hoy en día, el Campo se encuentra ocupado por el ejército alemán.
El 15 de noviembre de 1943, siete Masones miembros activos de la resistencia belga a la ocupación NAZI fundaron una Logia Masónica secreta denominada “Liberté Chérie” en la barraca Nº 6 del Campo de Concentración Emslandlager VII de Esterwegen. El nombre lo tomaron de “La Marsellesa”.

Los nombres de los siete fundadores eran: Paul Hanson, Luc Somerhausen, Jean De Schrijver, Jean Sugg, Henry Story, Amédée Miclotte y Franz Rochat. El Venerable Maestro fue Paul Hanson y los Hermanos se reunían en torno a una mesa que usualmente se utilizaba para la clasificación de envases de cartón.

Posteriormente, se Inició en la Logia Fernand Erauw, quien incluso llegó a ser Exaltado al Grado de Maestro allí mismo, y Franz Bridoux, iniciado después de la guerra, también fue prisionero en la misma barraca.

La Respetable Logia "Liberté Chérie” está registrada con el número 45 en el Gran Oriente de Bélgica, y sólo los Hermanos Somerhausen y Erauw sobrevivieron a la detención. La Logia cesó sus trabajos en 1944.

La historia de la Logia se hizo pública en agosto de 1945, cuando Luc Somerhausen envió un informe detallado al Gran Maestro del Gran Oriente de Bélgica en el que narró la historia de la Logia “Liberté Chérie”. Somerhausen murió en 1982 a la edad de 79 años y Fernand Erauw, a los de 83 años en 1997

Somerhausen describe la Iniciación de Erauw y otras ceremonias como sencillas. De acuerdo a su relato las Tenidas tuvieron lugar alrededor de una tabla mediante un ritual extremadamente simplificado en donde todos los componentes fueron explicados al iniciado de tal manera que posteriormente pudiera participar en una Logia. Curiosamente, los trabajos estaban protegidos de las miradas de los demás presos y de los guardias por un grupo de sacerdotes católicos que fueron deportados a la misma barraca.

En la barraca Nº 6 de Esterwegen permanecían recluidos las 24 horas del día un promedio de un centenar de prisioneros con derecho a salir solo media hora diaria bajo supervisión. Durante todo el día, la mitad de ellos trabajaba ordenando aparatos de radio y la otra mitad se veían obligados a trabajar en condiciones infrahumanas en las canteras cercanas. La comida era tan mala que los prisioneros perdían un promedio de 4 kilos al mes.

Después de la primera Tenida de Admisión del nuevo Hermano, se sucedieron otras temáticas. Una de ellas estuvo dirigida al símbolo del Gran Arquitecto del Universo, otra al futuro de Bélgica y una mas al papel de la mujer en la Masonería.

El Venerable Maestro de la Logia, Paul Hanson, fue transferido y muerto en las ruinas de la prisión de Essen, que fue destruida por un bombardeo aliado el 26 de marzo de 1944.
Jean Sugg y Franz Rochat, eran miembro de la Logia "Amis philanthropes" (Amigos Filántropos)

El Dr. Franz Rochat, un profesor universitario, farmacéutico y Director de una importante laboratorio farmacéutico nació el 10 de marzo de 1908 en Saint Gilles. Trabajó en secreto para un diario de la resistencia “La Voix des Belges” (La Voz de los Belgas) . Fue arrestado el 28 de febrero 1942, y transferido a Untermansfeld en abril de 1944 en donde murió el 6 de abril de 1945.

Jean Sugg era un suizo alemán que nació el 8 de septiembre de 1897 en Gante. Trabajó con Franz Rochat en los medios de comunicación de la resistencia, traduciendo los textos alemanes y suizos. Participó en diferentes jornales clandestinos, incluyendo “La Libre Belgique”, “La Legión Noire”, "Le Petit Belge" y “L´Anti Boche”. Murió en un Campo de Concentración el 8 de febrero 1945.

Amédée Miclotte era un profesor nacido el 20 de diciembre de 1902 en Lahamaide y miembro de la Logia “Union et Progrés” (Unión y Progreso). Fue visto por última vez en prisión el 8 de febrero de 1945.

Jean De Schrijver era Coronel del ejército belga. Nació el 23 de agosto 1893 en Alost. Fue miembro de la Logia "La Liberté" (La Libertad) en Gand. El 2 de septiembre de 1943, fue arrestado por espionaje y posesión de armas. Murió en febrero de 1945.

Henry Story nació el 27 de noviembre de 1897 en Gand. Fue miembro de la logia "Le Septentrión” (El Septentrión) en Gand. Murió el 5 de diciembre de 1944.

Luc Somerhausen era un periodista nacido el 26 de agosto de 1903 en Hoeilaart. Fue arrestado el 28 de mayo de 1943 en Bruselas, pertenecía a la Logia “Action et Solidarité Nº 3 (Acción y Solidaridad Nº 3) y ocupó el cargo de Gran Secretario Adjunto del Gran Oriente de Bélgica.

Fernand Erauw, Secretario del Tribunal de Cuentas de Bélgica y Oficial de la Reserva en la Infantería, nació el 29 de enero de 1914 en Wemmel. Fue arrestado el 4 de agosto de 1942 por pertenecer al Ejército secreto. Se escapó y fue recapturado en 1943.

Los sobrevivientes Erauw y Somerhausen se reencontraron en 1944 en el Campo de Concentración de Oranienburg – Sachsenhausen y fueron inseparables para siempre.

En la primavera de 1945, participaron en la “Marcha de la Muerte”, cuando Erauw que medía 1.84 Mts., y pesaba solo 32 Kg., fue internado en el Hospital de Saint Pierre de Bruselas el 21 de mayo de 1945.

El 13 de noviembre del año 2004 fue inaugurado un monumento diseñado por el arquitecto Jean De Salle y financiado por Masones belgas y alemanes que forma parte del complejo del Memorial de Esterwegen. En tal ocasión, Wim Rutten, Gran Maestro de la Federación Belga de la Orden Masónica Mixta Internacional “El Derecho Humano” , se expresó así en un aparte de su discurso:

“Nosotros estamos reunidos hoy aquí, en el cementerio de Esterwegen, más que para expresar un duelo, para pronunciar públicamente un pensamiento libre: ¡En memoria de nuestros Hermanos, los Derechos Humanos no serán jamás olvidados!”

Que así sea!