Blog de Ascensión Tejerina. "Nunca dudes de que un pequeño grupo de ciudadanos pensantes y comprometidos pueden cambiar el mundo. De hecho, son los únicos que lo han logrado". Margaret Mead
miércoles, 17 de diciembre de 2008
jueves, 13 de noviembre de 2008
VII Jornadas Republicanas “El republicanismo: pasado, presente y futuro”
Cartel y tríptico
Los días 21 y 22 de Noviembre se organizan las VII Jornadas Republicanas en Sevilla bajo el lema "Republicanismo, pasado, presente y futuro" en el paraninfo de la universidad.El acto contará con numerosasa ponencias y debates, entre los ponentes destacan profesores universitarios, masones y militantes del PCE e IU como Victor Casco ó Julio Anguita.
Los días 21 y 22 de Noviembre se organizan las VII Jornadas Republicanas en Sevilla bajo el lema "Republicanismo, pasado, presente y futuro" en el paraninfo de la universidad.El acto contará con numerosasa ponencias y debates, entre los ponentes destacan profesores universitarios, masones y militantes del PCE e IU como Victor Casco ó Julio Anguita.
domingo, 5 de octubre de 2008
Principios de pedagogía masónica implícitos en sus Ritos y en sus símbolos
1. El Mundo es una realidad dada, surgida de un principio creador, material o espiritual sobre el que la masonería no se pronuncia- natura naturans-, y es también un proyecto inconcluso, es un Mundo que el ser humano hace habitable humanizándolo.
2. La Masonería considera al hombre y a la mujer, constructores de sí mismos y del Mundo, en pie de igualdad.
3. A pesar de las incoherencias y del caos evidente del Mundo es posible ver una armonía, un orden subyacente con el que podemos colaborar y del que depende la felicidad del ser humano que es un ser llamado a la libertad propia y a contribuir a la generación de condiciones para la libertad de todos los seres humanos.
4. El ser humano –varón y mujer- es alguien inacabado, -que se hace mediante sus proyectos y actos- llamado a construirse permanentemente en compañía de otros con los que comparte amor y reconocimiento. El ser humano es un ser llamado a la búsqueda de la “Maestría” de sí mismo.
5. El masón debe ser una persona que continuamente se pregunta por sí mismo, por los demás y por los fenómenos que le rodean; es un viator en búsqueda del esclarecimiento.
6. Todo masón –mujer o varón- se debe a sí mismo el respeto a su originalidad, a esas condiciones que lo hacen singular, razón por la cual debe ser conocido y atendido de acuerdo con estas características, y debe ese mismo respeto a sus hermanos, y a todos los seres humanos.
7. Cada masón y masona se obliga a la búsqueda de la Sabiduría y al desarrollo de sus capacidades intelectuales, cualesquiera que estas sean, para alcanzar una mejor comprensión del mundo, de sí mismo y de los demás.
8. Cada masón y masona está comprometido, con toda la Fuerza moral de que sea capaz en la defensa y promoción de la dignidad humana proclamada en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que son también deberes mutuos.
9. La Belleza es un objetivo del trabajo masónico, y debemos valorar todos los esfuerzos del ser humano por alcanzarla y gozarla a través de todas las Artes; la masonería asume además que la existencia misma puede llegar a ser una obra de Arte.
10. Considera el Mundo desde una perspectiva positiva donde es posible el Amor, la Paz y la Alegría, pero no ignora que la realidad del mundo y del hombre es ambigua. Hay también un lado oscuro en la realidad y en el corazón del ser humano donde puede nacer odio, violencia y tristeza, por eso la conciencia del masón debe estar alerta para trabajar por las mejores posibilidades y no por las peores; tener una visión positiva no elimina la posibilidad del mal personal y social, por el cual tanto las personas, como el propio Mundo pueden ser destruidos moral y físicamente.
11. La masonería no nos obliga a una creencia religiosa positiva determinada, ni tampoco a la increencia, pero sí a considerar con espíritu crítico, respeto y pietas el enigma de la existencia.
12. El uso de los bienes materiales está también sometido a la Regla y Medida de la construcción masónica que nos debe hacer primar el Ser sobre el Tener.
Masonería en Francia. L'Express
Francmasonería:
Las respuestas de los senadores.
L' Express planteó tres preguntas a cada uno de los aspirantes a la Presidencia del Senado. He aquí sus respuestas íntegras.
¿Qué representa, para ustedes, la francmasonería? ¿Cuál es su papel en la sociedad francesa? ¿Cuál es su influencia en la redacción y el voto de las leyes?
Los dos principales rivales: Jean-Pierre Raffarin et Gérard Larcher.
Jean-Pierre Raffarin, senador UMP de la Vienne:
La Francmasonería es para mí una escuela de pensamiento antes de ser una organización. La reflexión filosófica que desarrolla penetra en la sociedad a través de valores como la laicidad, la fraternidad, el humanismo. Para la ley contra el velo en la escuela, para la laicidad, fui beneficiado en 2004 con un verdadero apoyo de los francmasones en todos los grupos de la Asamblea y del Senado.
Gérard Larcher, senador UMP de Yvelines:
Para mí, la francmasonería es una familia de reflexión y pensamiento que hunde sus raíces en el Siglo de las Luces. A través del papel importante que jugó bajo la III República, donde muchos de sus valores inspiraron legislaciones fundadoras, contribuyó a construir nuestra democracia.Más profundamente, el movimiento masón compone a mi juicio círculos de espiritualidad no religiosa cuyas preocupaciones humanistas e interrogaciones ante el misterio de la vida no dejan de hacer eco en mi fe y en mi compromiso cristiano.Respecto al hecho religioso, es una espiritualidad de acción, comprometida con su tiempo, donde la contemplación no tiene un lugar principal. No me imagino por ejemplo una masonería monacal. Sin embargo, como las Iglesias, la masonería desarrolla un sentimiento de participación comunitaria, factor de identidad y de solidaridad. Como las Iglesias y como la República, predica la fraternidad.Habida cuenta de este sentimiento, la influencia de la francmasonería no me parece ni más ni menos importante que la de otras fuertes comunidades de pensamiento de nuestro país que se implican en la vida social. No es necesario imaginarse nada fantástico a causa del halo de secreto que rodea el movimiento masón. Para el voto de las leyes, no existe un "bloque masón". Hay reparto, igualitario en mi opinión, entre la derecha y la izquierda.
Los senadores Philippe Marini et Jean-Claude Gaudin.
Jean-Claude Gaudin, senador UMP de Bouches-du Rhône:Es una sociedad de pensamiento filosófica cuyos miembros se funden en los principios republicanos de libertad, igualdad y fraternidad. Numerosos hombres políticos, que desempeñaron un papel importante en nuestro país, han sido inspirados de su humanismo para conducir su acción al servicio de sus conciudadanos. Mi pasado de profesor me lleva a citar, entre otros muchos, a Jules Ferry que instauró la escuela laica obligatoria.
Philippe Marini, senador UMP de Oise:
¿Cuál es su influencia en la redacción y el voto de las leyes? Ninguna influencia sobre la redacción y el voto de las leyes como organización. Pero es portadora de conceptos, valores (en una diferente dosificación según las obediencias) y personas impregnadas de estos conceptos pueden participar en la confección de las leyes.
Alain Lambert, senador UMP de Orne:
La francmasonería es en mi opinión, una asociación de hombres y de mujeres que quieren hacer progresar la sociedad. Tengo numerosos amigos francmasones en partidos políticos y soy siempre impactado por su tolerancia y la diversidad de sus creencias. Algunos son ateos, otros creen en Dios. Políticamente algunos son de derechas, otros de izquierda.
¿Cuál es el peso de la amistad o de la solidaridad francmasona en la elección del Presidente del Senado?
Jean-Pierre Raffarin:
No creo qua haya un voto francmasón, no hay mas que un voto gaulista o un voto centrista. Las redes existen, mantienen los contactos, la proximidad entre todos los miembros, pero cada uno es libre de su voto.
Gérard Larcher:
Si, en esta cuestión, la palabra "francmasón" fuese reemplazada por la palabra "cristiano", creo que algunos podrían chocar. Para responder a eso, diré que por lo que yo conozco el último Presidente francmasón fue Gastón Monnerville y ¡su último mandato expiró hace cerca de 40 años! No se puede pues decir que la pertenencia masónica sea un factor determinante para la elección del Presidente del Senado. No obstante, el voto para esta elección es un voto individual que se hace en conciencia, en un secreto aislado. Se supone que los valores defendidos por los candidatos desempeñan un papel importante en la elección de sus colegas. El carácter republicano del compromiso de unos y otros es un criterio importante.
El senador UMP del Orne y antiguo ministro delegadodel Presupuesto Alain Lambert.
Jean-Claude Gaudin:
Se atribuye a la francmasonería, gracias a la solidaridad de sus miembros, una determinada influencia en el mundo político. Juega quizá para la elección del Presidente del Senado, pero no es solo para esto. Se manifiesta también entre los miembros de una misma familia política y por las amistades personales. De cualquier forma, un candidato a la Presidencia debe hacer valer una cierta experiencia y haber manifestado su compromiso en busca del consenso.
Philippe Marini:
Hay en el Senado distintos círculos, según la geografía, las afinidades religiosas etc. Las sociedades filosóficas tiene su lugar, no un lugar exclusivo, pero forman parte de la alquimia. Estas amistades no bastan pues, son unos círculos entre otros.
Alain Lambert:
Nada que yo conozca. En cualquier caso, nadie al parecer habla de ello.
¿Sois, o habéis sido miembro de una obediencia masónica?, si es que si, ¿de cual?
Jean-Pierre Raffarin:
No soy ni he sido miembro de una obediencia masónica.
Gérard Larcher:
No. No soy y no he sido francmasón. Los que me atribuyen esta calidad se equivocan. Pero ya he sido invitado a reuniones masonas abiertas para presentar la manera en que concebía expedientes como la ordenación del territorio o, más recientemente, el hospital. Añado que no considero de ninguna manera vejatorio ver como se me ha dado erróneamente ese título.
Juan-Claude Gaudin:
Nunca lo he sido, y no lo soy, miembro de una obediencia masónica. En el ejercicio de las distintas responsabilidades que me confiaron los electores, siempre me he inspirado en los principios de la democracia cristiana por la cual soy elegido, y que muy a menudo coinciden con los de la francmasonería.
Philippe Marini:
Formo parte del grupo de pensadores de las Asambleas parlamentarias, que tienen su lugar junto a Santa Clotilde, y soy Vicepresidente del grupo Francia/Santa Sede. Para el resto, juego mi comodín.
Alain Lambert:
No
[Traducción: Julio Poncela]
viernes, 11 de julio de 2008
Fòrum mundial de la mujer juicio al patriarcado. Sentencia
Por Santiago J. Castellà Surribas
lunes, 16 de julio de 2007
La construcción del modelo de dominación social que denominamos patriarcado ha tenido como principal y máxima perjudicada a la mujer, pero debemos afirmar que las víctimas del mismo somos toda la humanidad: hombres y mujeres, aunque en muy diferente grado.
Si el ser humano es un ser ético, -que busca en su libre autodeterminación personal su liberación y la de la humanidad del dogmatismo, el fanatismo y la ignorancia- con la aceptación de la dominación patriarcal renuncia a su humanidad, para convertirse en un ser éticamente incapaz, sin autonomía moral y despojado de dignidad.
Durante siglos, la humanidad ha propiciado el nacimiento de ideas y modelos éticos, racionales, democráticos y progresistas, aceptando al mismo tiempo la pervivencia del patriarcado, como reserva inexpugnable, cerrada a la luz del progreso humanista. Tan sólo desde la incoherencia más profunda es posible entender como los grandes avances éticos de nuestras sociedades se han producido sin afectar de lleno a la supervivencia de la dominación patriarcal.
El genero masculino, víctima también de patriarcado, se ha visto obligado a renunciar a espacios de intimidad, a organizar sobre la fuerza y la competencia la convivencia social, a limitar su expresividad, a condenar la libre orientación sexual de cada persona. Así, la injusticia, la dominación del débil por el fuerte, la competitividad extrema como forma de reparto, son también una condena para el hombre.
La renuncia a unas relaciones afectivas paritarias, a la negociación entre iguales para la convivencia conjunta, la imposición de la sexualidad como dominación, la utilización de la violencia como negación del amor, la renuncia al compromiso con los espacios más próximos, íntimos y cotidianos ha deshumanizado al hombre, privándolo de aspectos importantísimos de la vida humana.
Finalmente, el sistema de dominación patriarcal, interacciona y determina modelos de dominación y explotación económicos que condenan a gran parte de la humanidad a la miseria, a los pueblos del Sur al Subdesarrollo, y a millones de personas a la opresión totalitaria.
CONDENAMOS AL GENERO MASCULINO COMO ALIADO HISTORICO DEL MODELO DE DOMINACIÓN PATRIALCAL Y LE CONMINAMOS TAXATIVAMENTE A QUE SE LIBERE, EN SU PROPIO INTERÉS Y COMO COMPROMISO ÉTICO CON TODA LA HUMANIDAD, DEL PENSAMIENTO Y DE LA ACCIÓN PATRIARCALES:
lunes, 16 de julio de 2007
La construcción del modelo de dominación social que denominamos patriarcado ha tenido como principal y máxima perjudicada a la mujer, pero debemos afirmar que las víctimas del mismo somos toda la humanidad: hombres y mujeres, aunque en muy diferente grado.
El genero masculino, aceptando las cosmovisiones religiosas y morales totalitarias que encuentran en la dominación patrialcal el instrumento más efectivo para desencadenar la violencia fratricida entre los seres humanos, se ha encerrado en una jaula de oro, que le oprime en su libre realización ética, le degrada a la condición de explotador, y le condena a la barbarie depredadora contra una parte de la especie humana.
La aceptación inconsciente del modelo de dominación patriarcal por parte de los hombres, permitiendo su perpetuación histórica, y la pervivencia del mismo en ocasiones sutilmente camuflado, supone la renuncia a un pensamiento libre y a la autodeterminación ética en nuestros comportamientos sociales.
Si el ser humano es un ser ético, -que busca en su libre autodeterminación personal su liberación y la de la humanidad del dogmatismo, el fanatismo y la ignorancia- con la aceptación de la dominación patriarcal renuncia a su humanidad, para convertirse en un ser éticamente incapaz, sin autonomía moral y despojado de dignidad.
Durante siglos, la humanidad ha propiciado el nacimiento de ideas y modelos éticos, racionales, democráticos y progresistas, aceptando al mismo tiempo la pervivencia del patriarcado, como reserva inexpugnable, cerrada a la luz del progreso humanista. Tan sólo desde la incoherencia más profunda es posible entender como los grandes avances éticos de nuestras sociedades se han producido sin afectar de lleno a la supervivencia de la dominación patriarcal.
El genero masculino, víctima también de patriarcado, se ha visto obligado a renunciar a espacios de intimidad, a organizar sobre la fuerza y la competencia la convivencia social, a limitar su expresividad, a condenar la libre orientación sexual de cada persona. Así, la injusticia, la dominación del débil por el fuerte, la competitividad extrema como forma de reparto, son también una condena para el hombre.
La renuncia a unas relaciones afectivas paritarias, a la negociación entre iguales para la convivencia conjunta, la imposición de la sexualidad como dominación, la utilización de la violencia como negación del amor, la renuncia al compromiso con los espacios más próximos, íntimos y cotidianos ha deshumanizado al hombre, privándolo de aspectos importantísimos de la vida humana.
Finalmente, el sistema de dominación patriarcal, interacciona y determina modelos de dominación y explotación económicos que condenan a gran parte de la humanidad a la miseria, a los pueblos del Sur al Subdesarrollo, y a millones de personas a la opresión totalitaria.
En consecuencia,
CONDENAMOS AL GENERO MASCULINO COMO ALIADO HISTORICO DEL MODELO DE DOMINACIÓN PATRIALCAL Y LE CONMINAMOS TAXATIVAMENTE A QUE SE LIBERE, EN SU PROPIO INTERÉS Y COMO COMPROMISO ÉTICO CON TODA LA HUMANIDAD, DEL PENSAMIENTO Y DE LA ACCIÓN PATRIARCALES:
Rechazando la pervivencia por más tiempo del modelo patriarcal, y aliándose con la lucha del movimiento feminista por una sociedad más justa, democrática y solidaria.
Actuando activamente contra la violencia sexista, en tanto que esta es la expresión más brutal del modelo patriarcal. Evitando la pervivencia de la impunidad de los agresores, rechazando la indiferencia, aliándose activamente con las políticas de prevención y sanción de la violencia sexista, y creando redes de solidaridad y apoyo a las víctimas de la misma.
Actuando activamente contra la violencia sexista, en tanto que esta es la expresión más brutal del modelo patriarcal. Evitando la pervivencia de la impunidad de los agresores, rechazando la indiferencia, aliándose activamente con las políticas de prevención y sanción de la violencia sexista, y creando redes de solidaridad y apoyo a las víctimas de la misma.
Haciendo del lugar de trabajo un espacio libre de actitudes sexistas, participando activamente de la conciliación de la vida laboral y familiar, renunciando a unas relaciones laborales basadas en el poder, la confrontación y la competencia salvaje.
Llevando la negociación democrática a la vida familiar y de pareja. Asumiendo paritaria y negociadamente las cargas y los beneficios del espacio familiar, rebelándose contra la atribución automática de roles sexistas.
Buscando modelos de organización social y de la convivencia basados en el respeto a la identidad propia de cada genero, a su desarrollo y manifestación libres, sin aceptar que estos supongan ningún menoscabo, discriminación perjuicio por razón de genero o sexo.
Propiciando y respetando la libre orientación sexual de todos los seres humanos, y rechazando la imposición exclusivista de modelos familiares y formas de convivencia basadas en creencias particulares. Y por todo ello, CONDENAMOS AL GENERO MASCULINO a la LIBERTAD renunciando a la indignidad de ser sujeto dominador; a la IGUALDAD paritaria, justa y democrática con el genero femenino rechazando toda forma de segregación y discriminación; y a la búsqueda de la FRATERNIDAD entre todos los seres humanos como base para una convivencia armónica, consensuada y pacífica basada en la libre elección ética y racional y no en el poder, la fuerza y la dominación. Recuperando así los viejos ideales ilustrados de LIBERTAD, IGUALDAD y FRATERNIDAD, para posibilitar su pleno desarrollo efectivo para toda la humanidad.
jueves, 10 de julio de 2008
Recuperación de un socialista andaluz
Hace dos días, en un excelente artículo en el diario “El País”, el historiador Ángel Viñas, uno de los mejores conocedores de la historia de la política exterior de la II República española durante la guerra civil, comentaba cómo el PSOE había tenido “un acierto político y de dignidad” al reincorporar para la militancia, a título póstumo, a Juan Negrín y a otros socialistas que se vieron apartados del partido en 1946.
Entre ellos se encontraba un andaluz, Gabriel Morón Díaz, nacido en Puente Genil (Córdoba) en 1897. En su provincia fue uno de los difusores del socialismo, y muy pronto participó de modo activo en la prensa provincial e incluso en la nacional, en concreto en el prestigioso diario “El Sol”.
Fue fundador de la organización pontanesa “La Vegetación” y de la primera agrupación socialista de su pueblo en 1913. Participó en las agitaciones del trienio 1918-20, lo cual le valió su primera condena de cárcel. En esos años aparecieron sus primeras publicaciones: “Determinismo revolucionario” (1922) o “El Partido Socialista ante la realidad política de España” (1929). También perteneció a la masonería y formó parte de la logia “18 Brumario” de Puente Genil, con el simbólico de Engels. Esto provocaría que tras la guerra civil fuese juzgado por el Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo. En abril de 1931 fue elegido alcalde de su localidad natal, cargo que abandonó unos meses después al ser elegido diputado de las Cortes Constituyentes. En aquel periodo publicaría otros libros como “La ruta del socialismo en España: ensayo de crítica y táctica revolucionaria” (1932) y “El fracaso de una revolución” (1935), este último destinado a analizar la revolución de 1934, pero también otras cuestiones que tenían que ver con la historia del primer bienio republicano, por ejemplo la cuestión del voto femenino y su influencia en los resultados de noviembre de 1933, cuando venció la derecha: “La realidad de los hechos ha venido a demostrar que el peligro de la República no estaba, digan lo que quieran, en las mujeres, sino en aquellos mismos republicanos que, dudando de la voluntad y de la conciencia política de la mujer, han dado pruebas fehacientes de su falta de convicciones”. Tras la victoria del Frente Popular en 1936 de nuevo ocupó la alcaldía de su pueblo, dimitió al poco tiempo y durante la guerra civil, en el primer gobierno de Largo caballero, fue designado gobernador civil de Almería, donde es reconocida la eficacia de su gestión; en 1937 ocupó de manera interina la Dirección General de Seguridad y en 1938 fue subdirector de la edición de “El Socialista” en Barcelona. Exiliado en México, allí publicaría otras dos obras: “Política de ayer y política de mañana: los socialistas ante el problema español” (1942) y “Ante la crisis del PSOE” (1946). Toda esta trayectoria y su labor de análisis de la historia de su propio partido merece ser reconocida y sin duda alguna recuperada. Murió en México en 1973, y sin duda es una buena noticia su rehabilitación en el seno del PSOE, sin embargo hay algo que no se ha tenido en cuenta, y es que Morón decidió ingresar en el Partido Comunista en 1969, dato que podría ser considerado como anecdótico, pero tal vez obligue a pensar en una fórmula de doble militancia. * José Luis Casas Sánchez es Profesor de Historia -->
Entre ellos se encontraba un andaluz, Gabriel Morón Díaz, nacido en Puente Genil (Córdoba) en 1897. En su provincia fue uno de los difusores del socialismo, y muy pronto participó de modo activo en la prensa provincial e incluso en la nacional, en concreto en el prestigioso diario “El Sol”. Fue fundador de la organización pontanesa “La Vegetación” y de la primera agrupación socialista de su pueblo en 1913. Participó en las agitaciones del trienio 1918-20, lo cual le valió su primera condena de cárcel. En esos años aparecieron sus primeras publicaciones: “Determinismo revolucionario” (1922) o “El Partido Socialista ante la realidad política de España” (1929). También perteneció a la masonería y formó parte de la logia “18 Brumario” de Puente Genil, con el simbólico de Engels. Esto provocaría que tras la guerra civil fuese juzgado por el Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo.
En abril de 1931 fue elegido alcalde de su localidad natal, cargo que abandonó unos meses después al ser elegido diputado de las Cortes Constituyentes. En aquel periodo publicaría otros libros como “La ruta del socialismo en España: ensayo de crítica y táctica revolucionaria” (1932) y “El fracaso de una revolución” (1935), este último destinado a analizar la revolución de 1934, pero también otras cuestiones que tenían que ver con la historia del primer bienio republicano, por ejemplo la cuestión del voto femenino y su influencia en los resultados de noviembre de 1933, cuando venció la derecha: “La realidad de los hechos ha venido a demostrar que el peligro de la República no estaba, digan lo que quieran, en las mujeres, sino en aquellos mismos republicanos que, dudando de la voluntad y de la conciencia política de la mujer, han dado pruebas fehacientes de su falta de convicciones”. Tras la victoria del Frente Popular en 1936 de nuevo ocupó la alcaldía de su pueblo, dimitió al poco tiempo y durante la guerra civil, en el primer gobierno de Largo caballero, fue designado gobernador civil de Almería, donde es reconocida la eficacia de su gestión; en 1937 ocupó de manera interina la Dirección General de Seguridad y en 1938 fue subdirector de la edición de “El Socialista” en Barcelona.
Exiliado en México, allí publicaría otras dos obras: “Política de ayer y política de mañana: los socialistas ante el problema español” (1942) y “Ante la crisis del PSOE” (1946). Toda esta trayectoria y su labor de análisis de la historia de su propio partido merece ser reconocida y sin duda alguna recuperada. Murió en México en 1973, y sin duda es una buena noticia su rehabilitación en el seno del PSOE, sin embargo hay algo que no se ha tenido en cuenta, y es que Morón decidió ingresar en el Partido Comunista en 1969, dato que podría ser considerado como anecdótico, pero tal vez obligue a pensar en una fórmula de doble militancia.
* José Luis Casas Sánchez es Profesor de Historia
* José Luis Casas Sánchez es Profesor de Historia
domingo, 22 de junio de 2008
Los masones recuperan poder en Portugal
La sociedad secreta, llena de políticos e intelectuales, adquiere visibilidad
Hace unas semanas, el GOL reeligió por otros tres años a António Reis como Gran Maestre, la máxima autoridad. Este historiador de 60 años, fundador del Partido Socialista, protagonista destacado de la revolución de los claveles (abril de 1974) que acabó con la dictadura, y ex ministro de Cultura, derrotó al candidato aspirante, Felipe Frade, coronel retirado de 65 años, que en los años de la dictadura salazarista fue detenido por la policía política PIDE.
Destacados dirigentes políticos, ex presidentes de la República incluidos, militares, empresarios, banqueros e intelectuales, pertenecen a alguna logia masónica de Portugal. La influencia política y económica de la sociedad secreta en el país vecino es incuestionable, y todo indica que irá en aumento. El objetivo es el 2010, año de la conmemoración del centenario de la proclamación de la República. La masonería aspira a una participación masiva en las celebraciones y quiere ser aceptada como interlocutora en la comisión oficial.
Según el periodista António Melo, buen conocedor de las interioridades del mundo masón, el Gran Oriente Lusitano (GOL), principal organización de la masonería portuguesa, aspira a tener un papel destacado en los actos del centenario, similar al del presidente de la República o el Parlamento.
Hace unas semanas, el GOL reeligió por otros tres años a António Reis como Gran Maestre, la máxima autoridad. Este historiador de 60 años, fundador del Partido Socialista, protagonista destacado de la revolución de los claveles (abril de 1974) que acabó con la dictadura, y ex ministro de Cultura, derrotó al candidato aspirante, Felipe Frade, coronel retirado de 65 años, que en los años de la dictadura salazarista fue detenido por la policía política PIDE.
António Reis se resiste a revelar nombres de masones en cargos relevantes. Las normas exigen mantener en secreto la identidad de los "hermanos", aunque hay algunos que salieron a la luz hace tiempo. El ex presidente socialista Mario Soares (1986-1996) se hizo masón en Francia, en su época de exiliado. Su hijo Joao, ex alcalde de Lisboa, es un masón más activo, al igual que algunos ministros del actual Gobierno socialista, como Rui Pereira (Administración Interna).
En política, la mayoría de masones están en el PS y el Partido Social Demócrata, aunque los hay afiliados al derechista Centro Democrático Social-Partido Popular y simpatizantes comunistas. Varios capitanes de abril son masones, incluido el coronel en la reserva Vasco Lourenço, coordinador del proceso revolucionario y ex gobernador militar de Lisboa.
Los mayores enemigos de las logias han sido las dictaduras, Salazar en Portugal y Franco en España, y la Iglesia católica, que emitió más de 10 bulas papales que la condenaban por diabólica. El salazarismo prohibió sus actividades y expropió sus bienes. Los masones estuvieron en la resistencia, recuerda el gran maestre Reis. Al final de la dictadura apenas quedaban tres logias en Portugal, con medio centenar de hermanos.
Si nos remontamos más atrás, la mitad de los políticos de la época liberal de la primera República (1910-1926) fueron masones, incluidos los tres presidentes, que llegaron a ser grandes maestres. En el XIX, llegaron a lo más alto. El rey Dom Pedro IV, emperador de Brasil, fue gran maestre del Gran Oriente Brasileño.
La masonería de Portugal tiene la estructura más antigua de Europa, después del Reino Unido. La primera logia fue fundada por comerciantes británicos residentes en Lisboa, en 1727, diez años después de que la masonería diera sus primeros pasos en Londres. La sede del Gran Oriente Lusitano está en un palacio del siglo XVIII. El patrimonio de la institución está valorado en millones de euros, sobretodo por los edificios del centro de Lisboa, como el internado de Sao Joao y una antigua escuela, y en otros puntos del país y las Azores. Hasta en Macao, ex colonia portuguesa en Asia, hay una logia masónica.
jueves, 12 de junio de 2008
Amistad civil
El Código Civil no parece a primera vista un texto transido de amor y se hace difícil asociarlo a un sentimiento tan entrañable y cordial como es la amistad y sin embargo vivimos juntos bajo una misma ley gracias a esa amistad.
Lo “civil” como adjetivo parece que enfriara con su estilo contractual todo lo que toca. Así el matrimonio entre nosotros la expresión mas elaborada quizá del amor romántico que se remonta en su configuración al amor cortés de trovadores y espadachines se compadece mejor con las fórmulas absolutas y solemnes de la sacralidad en el matrimonio de rito religioso. El rito civil se templa con un toque de prosa legal en un escueto trámite, desarrollado ante un alcalde o un juez, en el matrimonio del mismo nombre. Para compensar un tanto la falta de prosopopeya del rito civil hemos añadido un toque de pompa y esplendor acicalando salas especiales y escalinatas “ad hoc” para poder permitir a los novios y a los invitados sentir de alguna manera el sentido de lo extraordinario que implica el compromiso matrimonial. La pérdida de sacralidad que implica lo civil supone sin embargo el logro de un entendimiento del vínculo matrimonial menos absoluto, mas modesto, pero lleno de razonabilidad que permite mayores cotas de autonomía a los individuos ampliando sus posibilidades de elección en orden al gobierno de su propia vida.
En el mismo orden de cosas hablamos hoy de una ética civil como una ética de mínimos exenta de todo afán de totalidad dirigida fundamentalmente a garantizar unas cotas indispensables de convivencia, sin exigir ni prohibir el heroísmo o la santidad sino solamente centrada en la razonabilidad. El pensamiento político democrático ha influido determinantemente en la problematización de la relación entre Ley, Moral y Religión. Se trata de tres órdenes de pensamiento, y de sentimiento, con pretensiones de regular la vida social y colectiva. En un primer momento, la religión inundaba todas las estructuras e instituciones políticas del Estado: La Ley, los Tribunales, el Ejercito.
Toda la Edad Antigua y Media es un crecer y fortalecerse del paradigma cosmológico, religioso y organizativo de judeocristianismo, con todos sus elementos, los benéficos, y los maléficos. Es con la Ilustración cuando se plantea un nuevo paradigma, que no pretende negar al cristianismo, pero sí la Cristiandad como posición política de única verdad permitiendo una cosmología mas amplia y plural, arrebatando a los poderes eclesiásticos su poder político y su monopolio espiritual, reivindicando una reglas jurídicas y éticas fundadas en la autonomía de lo humano. La consolidación de la modernidad política no ha estado exenta de problemas y turbulencias, y el siglo XX ha sido un exponente de los conflictos implícitos en esa consolidación. El fascismo en sus diferentes versiones supuso un desafío externo frontal y violento contra los valores demoliberales ilustrados, pero por otro lado el comunismo totalitario fue también un desafío contra la democracia nacido de la misma raíz ilustrada en su versión radical rousseauniana.
La democracia-liberal como forma de convivencia política ha supuesto también la creación de una ética de la convivencia etiquetada como ética civil, es decir entendida como una ética de mínimos, con un fundamento contractual y negociado, no dirigida a la totalidad de nuestro ser sino exclusivamente a aquellos aspectos relacionales ordenados por la ley civil. Mas aún el fundamento mismo de nuestro orden político se funda en términología de John Rawls en una especie de amistad, es decir en una cierta forma de amor, una amistad que adjetivamos como civil, que garantiza que todos los partícipes del vínculo de ciudadanía nos reconozcamos una condición humana y una dignidad que no nos pueda ser arrebatada bajo ninguna condición, a pesar de las diferencias ideológicas, filosóficas o religiosas que razonablemente nos puedan separar. La clave de bóveda de toda convivencia civilizada está precisamente en ese pacto de amistad civil en cuyo marco es posible la libertad, controversia y la confrontación política, pero sin la cual se deshace la existencia misma de la sociedad humana y surge la guerra de todos contra todos.
La democracia-liberal como forma de convivencia política ha supuesto también la creación de una ética de la convivencia etiquetada como ética civil, es decir entendida como una ética de mínimos, con un fundamento contractual y negociado, no dirigida a la totalidad de nuestro ser sino exclusivamente a aquellos aspectos relacionales ordenados por la ley civil. Mas aún el fundamento mismo de nuestro orden político se funda en términología de John Rawls en una especie de amistad, es decir en una cierta forma de amor, una amistad que adjetivamos como civil, que garantiza que todos los partícipes del vínculo de ciudadanía nos reconozcamos una condición humana y una dignidad que no nos pueda ser arrebatada bajo ninguna condición, a pesar de las diferencias ideológicas, filosóficas o religiosas que razonablemente nos puedan separar. La clave de bóveda de toda convivencia civilizada está precisamente en ese pacto de amistad civil en cuyo marco es posible la libertad, controversia y la confrontación política, pero sin la cual se deshace la existencia misma de la sociedad humana y surge la guerra de todos contra todos.
El nivel de desarrollo moral y material al que hemos llegado no está blindado, ni es una realidad irreversible de ahí que el término civil que apela a la razonabilidad dialogada del derecho se convierta paradógicamente en sinónimo de atrocidad fraticida cuando adjetiva la palabra “guerra”.
La amistad civil sobre la que se funda nuestra convivencia es el mayor de nuestros bienes colectivos, superior a cualquier otro valor ideológico por muy deseable que este sea, y se trata de un patrimonio jurídico y político por el que debemos velar constantemente como ciudadanos impidiendo que la vehemencia de nuestros legítimos disensos pueda lesionarla.
Todas nuestras instituciones deben estar al servicio de esa “amistad civil”.
Javier Otaola
Defensor Vecinal de la Ciudad de Vitoria-Gasteiz
lunes, 31 de marzo de 2008
LA VIGENCIA DE LA FRANCMASONERÍA
La R.·. L.·. Theorema de la GLSE se reunió el pasado 29 de marzo en el Templo de la Fayette del GOdF, al Oriente de Paris por gentileza de la RL la Commune del GOdF. Hubo una numerosa asistencia y durante los trabajos se dio lectura a una plancha sobre la Vigencia de la Masonería que dio paso a un fructífero debate.
Versión en francés
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LA VIGENCIA DE LA FRANCMASONERÍA
Un acercamiento a las preguntas de Alain Bauer
Por Jose Luis Cobos
EL CONCEPTO DE VIGENCIA Y SU EXIGENCIA
Desde que Alain Bauer dejó sobre la mesa sus siete preguntas[i], la crítica que desde el ámbito profano se viene haciendo sobre la Francmasonería ha quedado formulada de manera autorizada, ahora en términos de autocrítica. Dada la contundente pertinencia de estas preguntas, se hace inmediatamente exigible, también desde dentro de nuestra Institución, la búsqueda de las respuestas adecuadas para poder situar con precisión, veracidad y realismo, el lugar y papel que ocupa la Francmasonería en el conjunto de las instituciones que sirven de urdimbre a nuestra sociedad. Esta búsqueda ya no es otro juego más de especulación gratuita; ahora es una cuestión de supervivencia.
Hoy, no intentamos abordar la respuesta al cuestionamiento del Q.H. Alain Bauer porque no vamos a entrar en la crítica o análisis de cómo practica la Masonería eso que ella llama el Arte Real. Lo que intenta averiguar nuestra reflexión es si este Arte Real sigue teniendo potencial para ser el fundamento e inspiración de una institución que pretende ofrecer propuestas útiles que ayuden a aquellos que la acepten a enfrentarse a los problemas principales que tiene planteados nuestra sociedad, o si, por el contrario, con nuestro modelo de sociabilidad, con los valores que subyacen en nuestro método y con nuestras fórmulas existenciales para encarar la vida, estamos preconizando recetas y difundiendo valores que chocan frontalmente con los requisitos estructurales de nuestra sociedad, o que están ya sobrepasados por el estado actual del conocimiento.
Para averiguar si este requisito de vigencia se cumple no nos queda más remedio que empezar exponiendo cuales son, desde nuestro punto de vista, estos principales problemas que aquejan a nuestra sociedad “postsecular” como la llama el filósofo Jürgen Habermas. Una vez detectados estos problemas, intentaremos demostrar por qué el enfoque masónico de los mismos es particularmente fructífero para su buena resolución.
CRÍTICA A LA POSTMODERNIDAD
Vayamos pues con este análisis de la situación:
Conviene hacer una primera observación: a pesar de que una de las características que ha acompañado a la masonería desde siempre es su vocación universalista, no podemos negar sin embargo que ella misma es un producto específico de lo que conocemos por cultura occidental. El análisis que vamos a abordar seguidamente se ciñe a este espacio cultural en el que el rasgo más distintivo, desde el punto de vista político, es la adopción general de sistemas democráticos.
En las sociedades tradicionales, la conducta de las personas se orientaba por valores insertos en un discurso narrativo, mito o cosmovisión que explicaba y fundamentaba cuales debían ser los vínculos interpersonales y las normas que debían regir la convivencia y que definía lo bueno y lo malo. El individuo encontraba también en estos relatos, respuestas a sus problemas existenciales: su razón de ser, su lugar y función en el grupo así como la recompensa o castigo que merecería en función de su comportamiento, ya fuera en términos de promesas de salvación o de inmortalidad, de paraísos o de infiernos. Es interesante resaltar dos características de este tipo de sociedad:
1) El peso de una fuerte tradición infiltrada hasta la médula, que convertía a la comunidad en una red de vigilancia mutua, al mismo tiempo que esa tradición vivida en los actos cotidianos le proporcionaba el sentido de la vida; y
2) La relativa sencillez con que ese miembro podía interpretar intuitivamente el marco general de la tradición dándole la sensación de comprender el mundo de la vida.
Desde aquellos tiempos hasta nuestra postmodernidad ha llovido mucho, diluviado diría yo. El ser humano ha descubierto e inventado infinidad de cosas. Entre las más importantes, la RAZÓN, la LIBERTAD, la IGUALDAD, y una fórmula para promoverlas y protegerlas: el REPUBLICANISMO CÍVICO (y su regla del juego: la DEMOCRACIA). La Razón terminó poniendo contra las cuerdas a la Fe y esta perdió su fiabilidad en sus explicaciones acerca del mundo. Arrastrada por este descrédito también perdió su credibilidad en las cuestiones metafísicas. Y padecimos el sarampión de la razón que, por limitarse a ser razón instrumental, empírica, científica, no supo atender otras esferas de la vida que para el ser humano son más relevantes. Menos mal que Kant echó una mano al aclarar que la Razón podía ser competente en cuestiones morales y estéticas. Los griegos tenían menos complejos y por eso Atenea, diosa de la Sabiduría, también protegía a los artistas y practicó e inventó varias artes.
El Hombre de la postmodernidad, por el contrario, no dispone de un discurso explícito que ponga en conexión las normas con su fundamentación. La súper-especialización en todos los ámbitos de la vida es tan monstruosa que el Hombre común ha renunciado a comprender los entresijos de esta complejidad en la que vivimos y que solo equipos de especialistas pueden aspirar a entender. Para tomar sus decisiones acerca de su proyecto vital, este hombre de hoy se rige por unos criterios muy entendibles para él: el éxito, el disfrute, la imagen y el dinero. Sabe que para ello necesita 1) trabajar y 2) respetar las leyes, pero sus metas son ahora alcanzables. Las explicaciones que tienen su origen en las distintas cosmovisiones religiosas han quedado difuminadas en el trasfondo de la consciencia colectiva, manteniendo, en aquellos que quedan frustrados en este mundo, una pequeña ventana abierta a la ilusión o la esperanza de un mundo mágico en el que puedan alcanzar una suerte de inmortalidad.
Pero volvamos unos instantes al concepto de DEMOCRACIA y más específicamente, democracias constitucionales. En estas, la sociedad se configura por la interacción de tres vectores que podemos llamar: 1) PODER ECONÓMICO, 2) PODER POLÍTICO y 3) PARTICIPACIÓN CIUDADANA. La participación ciudadana intenta ser el contrapunto de los otros dos vectores limitando los desequilibrios que por la naturaleza de estos poderes y sus intereses pueden causar. No olvidemos que las democracias surgen de la presión de los ciudadanos; no son un gesto de generosidad por parte de los poderes económico y político. Esta participación ciudadana constituye el tejido social que se va consolidando por medio del entendimiento. La simple expresión del voto cada cuatro años no hace democracia. Es necesaria la implicación de la ciudadanía en las múltiples instancias sociales y políticas para que afloren y se conozcan sus pretensiones, sus descontentos y sus soluciones; y por eso es tan importante que los jóvenes se fortalezcan desde el colegio en la práctica de actitudes y aptitudes democráticas. Son estos escenarios de participación ciudadana los que necesitan constitutivamente regirse por reglas de racionalidad comunicativa; aquí, la RAZÓN es la moneda de cambio; cuando la racionalidad argumentativa se sustituye por cualquier tipo de coacción, ya sea soborno, amenaza o demagogia, la democracia se debilita. Pero hay otro termómetro para medir la salud de las democracias y es la JUSTICIA. La democracia es un espacio regido por normas ante las cuales todo ciudadano debe sentirse igualmente tratado. Asegurarse de ello es tarea de la JUSTICIA. Y no hay justicia si no hay INCLUSIÓN del otro, del marginado, de las minorías, del que no puede participar porque no sabe. La democracia requiere que estemos TODOS. Esta inclusión no es algo pasivo, como un dejar entrar; es algo ACTIVO, es un esfuerzo consciente y responsable de poner al otro a la altura y en las condiciones de poder participar. Este esfuerzo de inclusión se llama SOLIDARIDAD y cuando la solidaridad se sustituye por el egoísmo la democracia se debilita.
¡PARTICIPACIÓN, RAZÓN, JUSTICIA y SOLIDARIDAD, son compañeras inseparables en democracia!
Podríamos concluir que la devaluación de las promesas salvíficas de las religiones, pagaderas post-mortem, unida a una utilización del concepto de razón reducido a su sentido instrumental, han dejado al individuo postmoderno en manos de los vendedores de paraísos de consumo inmediato. Y esto no tiene por qué ser malo; todo lo contrario; ¡ya era hora de que algo de bienestar bajara del cielo para instalarse en la tierra! El problema es que con las promesas de inmortalidad también se fue el cultivo de actitudes de solidaridad, y ya hemos visto que la SOLIDARIDAD es un componente constitutivo de las democracias. Por otra parte, también hemos visto cómo el ciudadano medio, en crisis de sentido, no encuentra suficientes razones para sustentar la democracia porque los valores sobre los que esta se erige le resultan muy lejanos y requieren un nivel de reflexión al que renuncia de antemano. La RAZÓN, pues, por mucho que las ciencias estén en auge en las universidades, corre el riesgo de debilitarse en la tarea de mantener a punto los engranajes de una democracia participativa.
JUSTIFICACIÓN DE LA VIGENCIA DE LA FRANCMASONERÍA
Abordamos ahora la tarea de explicar por qué, desde nuestro punto de vista, la Masonería, considerada en su cuerpo teórico, sus ritos, sus símbolos, sus principios y sus fines, es un sistema cargado de propuestas, enfoques, escenarios y prácticas, que la hacen plenamente vigente, útil y recomendable. En absoluto pretendemos, entrar en una crítica de cómo, de facto, se manifiesta la Masonería al encarnarse en los distintos grupos humanos que se encargan de llevarla a la práctica.
Básicamente, la FRANCMASONERÍA aborda simultáneamente la construcción del individuo y la construcción de la sociedad, aunque su especificidad estriba en la co-implicación de esta doble construcción.
1) Construcción del Individuo
La FRANCMASONERÍA propone una construcción individual alrededor del símbolo del tallado de la piedra. Para la terminología masónica, la Piedra equivale al Ser. Con la aplicación del VITRIOL, el aprendiz descubre su piedra, pero la tarea difícil es la gestión de los cambios que debe aplicar a la misma. Los tres grados simbólicos son un precioso tratado de ontología en el cual el masón encontrará precisas instrucciones para lograr los cambios deseados.
El VITRIOL es una operación puramente introspectiva (aún cuando pueda ser provocada por la presencia del OTRO), la prueba es que se nos hace entrega de este símbolo cuando estamos en la Cámara de Reflexión sumidos en nuestra soledad. Pero el tallado de la piedra es una operación de labor, es decir, se hace en el tajo; es el trabajo el que te talla, lo que tú haces te hace. Se derivan dos consecuencias de esta visión masónica:
1) el ser (la piedra) no tiene por qué tener su valor en un origen puro y sublime; la inevitable diferencia que lleva consigo desde su nacimiento no es valiosa en sí (por eso se la llama Piedra Bruta); no tenemos por qué estar ante una esencia inmortal; el valor del ser le viene dado por lo que NO ES AÚN, por su aptitud para deformarse a través de los hábitos y aprendizajes y por lo tanto lo que importa es cómo gestionamos esa maleabilidad, cómo construimos nuestra personalidad para que sea original; y
2) La única inmortalidad sobre la que tenemos control es la posibilidad que nos otorga el trabajo de construcción al plasmar nuestra originalidad en la obra. Esta es otra manera de entender lo que quiere decir el secreto masónico: en términos de secreción de la piedra, de parto de la piedra como hija de nuestra más excelsa propiedad humana: la CREATIVIDAD.
Esta concepción del ser no tiene nada de metafísica pero sí es tremendamente apasionante e ilusionante por lo que contribuye a dar buenas razones para vivir y pone la creatividad en el centro del proyecto de felicidad, desplazando de ese centro al consumo.
2) Construcción de la Sociedad
Para la construcción de la sociedad, la FRANCMASONERÍA, con la logia, proporciona un espacio de trabajo y unas estrictas reglas de procedimiento que garantizan la posibilidad de entablar fructíferos debates entre los participantes. Aquí también, una fuerte presencia de símbolos asegura el cumplimiento de estos aspectos normativos del trabajo masónico. Estos símbolos se distribuyen alrededor de dos ideas centrales:
Primera idea: El concepto de reconocimiento
Las condiciones previas que se dan en todo proyecto de construcción social son siempre las mismas: 1) el reconocimiento de otros iguales, 2) el reconocimiento de que existe una problemática común y 3) la idea de que, en cooperación, podemos afrontar dicha problemática con mejores oportunidades de éxito.
En la idea de reconocimiento subyacen dos intenciones imprescindibles a la hora de acometer un proyecto común de cualquier índole: 1) La presencia del “otro”, en el trabajo, no es un capricho o un gesto de generosidad, es un requisito “sine qua non” y 2) Todos los presentes se reconocen mutuamente compartiendo un mismo catálogo de principios y valores mínimos, de manera que todos puedan esperar del otro la capacidad y la voluntad de aceptar las reglas del juego, el marco general.
Desde que Alain Bauer dejó sobre la mesa sus siete preguntas[i], la crítica que desde el ámbito profano se viene haciendo sobre la Francmasonería ha quedado formulada de manera autorizada, ahora en términos de autocrítica. Dada la contundente pertinencia de estas preguntas, se hace inmediatamente exigible, también desde dentro de nuestra Institución, la búsqueda de las respuestas adecuadas para poder situar con precisión, veracidad y realismo, el lugar y papel que ocupa la Francmasonería en el conjunto de las instituciones que sirven de urdimbre a nuestra sociedad. Esta búsqueda ya no es otro juego más de especulación gratuita; ahora es una cuestión de supervivencia.
Hoy, no intentamos abordar la respuesta al cuestionamiento del Q.H. Alain Bauer porque no vamos a entrar en la crítica o análisis de cómo practica la Masonería eso que ella llama el Arte Real. Lo que intenta averiguar nuestra reflexión es si este Arte Real sigue teniendo potencial para ser el fundamento e inspiración de una institución que pretende ofrecer propuestas útiles que ayuden a aquellos que la acepten a enfrentarse a los problemas principales que tiene planteados nuestra sociedad, o si, por el contrario, con nuestro modelo de sociabilidad, con los valores que subyacen en nuestro método y con nuestras fórmulas existenciales para encarar la vida, estamos preconizando recetas y difundiendo valores que chocan frontalmente con los requisitos estructurales de nuestra sociedad, o que están ya sobrepasados por el estado actual del conocimiento.
Para averiguar si este requisito de vigencia se cumple no nos queda más remedio que empezar exponiendo cuales son, desde nuestro punto de vista, estos principales problemas que aquejan a nuestra sociedad “postsecular” como la llama el filósofo Jürgen Habermas. Una vez detectados estos problemas, intentaremos demostrar por qué el enfoque masónico de los mismos es particularmente fructífero para su buena resolución.
CRÍTICA A LA POSTMODERNIDAD
Vayamos pues con este análisis de la situación:
Conviene hacer una primera observación: a pesar de que una de las características que ha acompañado a la masonería desde siempre es su vocación universalista, no podemos negar sin embargo que ella misma es un producto específico de lo que conocemos por cultura occidental. El análisis que vamos a abordar seguidamente se ciñe a este espacio cultural en el que el rasgo más distintivo, desde el punto de vista político, es la adopción general de sistemas democráticos.
En las sociedades tradicionales, la conducta de las personas se orientaba por valores insertos en un discurso narrativo, mito o cosmovisión que explicaba y fundamentaba cuales debían ser los vínculos interpersonales y las normas que debían regir la convivencia y que definía lo bueno y lo malo. El individuo encontraba también en estos relatos, respuestas a sus problemas existenciales: su razón de ser, su lugar y función en el grupo así como la recompensa o castigo que merecería en función de su comportamiento, ya fuera en términos de promesas de salvación o de inmortalidad, de paraísos o de infiernos. Es interesante resaltar dos características de este tipo de sociedad:
1) El peso de una fuerte tradición infiltrada hasta la médula, que convertía a la comunidad en una red de vigilancia mutua, al mismo tiempo que esa tradición vivida en los actos cotidianos le proporcionaba el sentido de la vida; y
2) La relativa sencillez con que ese miembro podía interpretar intuitivamente el marco general de la tradición dándole la sensación de comprender el mundo de la vida.
Desde aquellos tiempos hasta nuestra postmodernidad ha llovido mucho, diluviado diría yo. El ser humano ha descubierto e inventado infinidad de cosas. Entre las más importantes, la RAZÓN, la LIBERTAD, la IGUALDAD, y una fórmula para promoverlas y protegerlas: el REPUBLICANISMO CÍVICO (y su regla del juego: la DEMOCRACIA). La Razón terminó poniendo contra las cuerdas a la Fe y esta perdió su fiabilidad en sus explicaciones acerca del mundo. Arrastrada por este descrédito también perdió su credibilidad en las cuestiones metafísicas. Y padecimos el sarampión de la razón que, por limitarse a ser razón instrumental, empírica, científica, no supo atender otras esferas de la vida que para el ser humano son más relevantes. Menos mal que Kant echó una mano al aclarar que la Razón podía ser competente en cuestiones morales y estéticas. Los griegos tenían menos complejos y por eso Atenea, diosa de la Sabiduría, también protegía a los artistas y practicó e inventó varias artes.
El Hombre de la postmodernidad, por el contrario, no dispone de un discurso explícito que ponga en conexión las normas con su fundamentación. La súper-especialización en todos los ámbitos de la vida es tan monstruosa que el Hombre común ha renunciado a comprender los entresijos de esta complejidad en la que vivimos y que solo equipos de especialistas pueden aspirar a entender. Para tomar sus decisiones acerca de su proyecto vital, este hombre de hoy se rige por unos criterios muy entendibles para él: el éxito, el disfrute, la imagen y el dinero. Sabe que para ello necesita 1) trabajar y 2) respetar las leyes, pero sus metas son ahora alcanzables. Las explicaciones que tienen su origen en las distintas cosmovisiones religiosas han quedado difuminadas en el trasfondo de la consciencia colectiva, manteniendo, en aquellos que quedan frustrados en este mundo, una pequeña ventana abierta a la ilusión o la esperanza de un mundo mágico en el que puedan alcanzar una suerte de inmortalidad.
Pero volvamos unos instantes al concepto de DEMOCRACIA y más específicamente, democracias constitucionales. En estas, la sociedad se configura por la interacción de tres vectores que podemos llamar: 1) PODER ECONÓMICO, 2) PODER POLÍTICO y 3) PARTICIPACIÓN CIUDADANA. La participación ciudadana intenta ser el contrapunto de los otros dos vectores limitando los desequilibrios que por la naturaleza de estos poderes y sus intereses pueden causar. No olvidemos que las democracias surgen de la presión de los ciudadanos; no son un gesto de generosidad por parte de los poderes económico y político. Esta participación ciudadana constituye el tejido social que se va consolidando por medio del entendimiento. La simple expresión del voto cada cuatro años no hace democracia. Es necesaria la implicación de la ciudadanía en las múltiples instancias sociales y políticas para que afloren y se conozcan sus pretensiones, sus descontentos y sus soluciones; y por eso es tan importante que los jóvenes se fortalezcan desde el colegio en la práctica de actitudes y aptitudes democráticas. Son estos escenarios de participación ciudadana los que necesitan constitutivamente regirse por reglas de racionalidad comunicativa; aquí, la RAZÓN es la moneda de cambio; cuando la racionalidad argumentativa se sustituye por cualquier tipo de coacción, ya sea soborno, amenaza o demagogia, la democracia se debilita. Pero hay otro termómetro para medir la salud de las democracias y es la JUSTICIA. La democracia es un espacio regido por normas ante las cuales todo ciudadano debe sentirse igualmente tratado. Asegurarse de ello es tarea de la JUSTICIA. Y no hay justicia si no hay INCLUSIÓN del otro, del marginado, de las minorías, del que no puede participar porque no sabe. La democracia requiere que estemos TODOS. Esta inclusión no es algo pasivo, como un dejar entrar; es algo ACTIVO, es un esfuerzo consciente y responsable de poner al otro a la altura y en las condiciones de poder participar. Este esfuerzo de inclusión se llama SOLIDARIDAD y cuando la solidaridad se sustituye por el egoísmo la democracia se debilita.
¡PARTICIPACIÓN, RAZÓN, JUSTICIA y SOLIDARIDAD, son compañeras inseparables en democracia!
Podríamos concluir que la devaluación de las promesas salvíficas de las religiones, pagaderas post-mortem, unida a una utilización del concepto de razón reducido a su sentido instrumental, han dejado al individuo postmoderno en manos de los vendedores de paraísos de consumo inmediato. Y esto no tiene por qué ser malo; todo lo contrario; ¡ya era hora de que algo de bienestar bajara del cielo para instalarse en la tierra! El problema es que con las promesas de inmortalidad también se fue el cultivo de actitudes de solidaridad, y ya hemos visto que la SOLIDARIDAD es un componente constitutivo de las democracias. Por otra parte, también hemos visto cómo el ciudadano medio, en crisis de sentido, no encuentra suficientes razones para sustentar la democracia porque los valores sobre los que esta se erige le resultan muy lejanos y requieren un nivel de reflexión al que renuncia de antemano. La RAZÓN, pues, por mucho que las ciencias estén en auge en las universidades, corre el riesgo de debilitarse en la tarea de mantener a punto los engranajes de una democracia participativa.
JUSTIFICACIÓN DE LA VIGENCIA DE LA FRANCMASONERÍA
Abordamos ahora la tarea de explicar por qué, desde nuestro punto de vista, la Masonería, considerada en su cuerpo teórico, sus ritos, sus símbolos, sus principios y sus fines, es un sistema cargado de propuestas, enfoques, escenarios y prácticas, que la hacen plenamente vigente, útil y recomendable. En absoluto pretendemos, entrar en una crítica de cómo, de facto, se manifiesta la Masonería al encarnarse en los distintos grupos humanos que se encargan de llevarla a la práctica.
Básicamente, la FRANCMASONERÍA aborda simultáneamente la construcción del individuo y la construcción de la sociedad, aunque su especificidad estriba en la co-implicación de esta doble construcción.
1) Construcción del Individuo
La FRANCMASONERÍA propone una construcción individual alrededor del símbolo del tallado de la piedra. Para la terminología masónica, la Piedra equivale al Ser. Con la aplicación del VITRIOL, el aprendiz descubre su piedra, pero la tarea difícil es la gestión de los cambios que debe aplicar a la misma. Los tres grados simbólicos son un precioso tratado de ontología en el cual el masón encontrará precisas instrucciones para lograr los cambios deseados.
El VITRIOL es una operación puramente introspectiva (aún cuando pueda ser provocada por la presencia del OTRO), la prueba es que se nos hace entrega de este símbolo cuando estamos en la Cámara de Reflexión sumidos en nuestra soledad. Pero el tallado de la piedra es una operación de labor, es decir, se hace en el tajo; es el trabajo el que te talla, lo que tú haces te hace. Se derivan dos consecuencias de esta visión masónica:
1) el ser (la piedra) no tiene por qué tener su valor en un origen puro y sublime; la inevitable diferencia que lleva consigo desde su nacimiento no es valiosa en sí (por eso se la llama Piedra Bruta); no tenemos por qué estar ante una esencia inmortal; el valor del ser le viene dado por lo que NO ES AÚN, por su aptitud para deformarse a través de los hábitos y aprendizajes y por lo tanto lo que importa es cómo gestionamos esa maleabilidad, cómo construimos nuestra personalidad para que sea original; y
2) La única inmortalidad sobre la que tenemos control es la posibilidad que nos otorga el trabajo de construcción al plasmar nuestra originalidad en la obra. Esta es otra manera de entender lo que quiere decir el secreto masónico: en términos de secreción de la piedra, de parto de la piedra como hija de nuestra más excelsa propiedad humana: la CREATIVIDAD.
Esta concepción del ser no tiene nada de metafísica pero sí es tremendamente apasionante e ilusionante por lo que contribuye a dar buenas razones para vivir y pone la creatividad en el centro del proyecto de felicidad, desplazando de ese centro al consumo.
2) Construcción de la Sociedad
Para la construcción de la sociedad, la FRANCMASONERÍA, con la logia, proporciona un espacio de trabajo y unas estrictas reglas de procedimiento que garantizan la posibilidad de entablar fructíferos debates entre los participantes. Aquí también, una fuerte presencia de símbolos asegura el cumplimiento de estos aspectos normativos del trabajo masónico. Estos símbolos se distribuyen alrededor de dos ideas centrales:
Primera idea: El concepto de reconocimiento
Las condiciones previas que se dan en todo proyecto de construcción social son siempre las mismas: 1) el reconocimiento de otros iguales, 2) el reconocimiento de que existe una problemática común y 3) la idea de que, en cooperación, podemos afrontar dicha problemática con mejores oportunidades de éxito.
En la idea de reconocimiento subyacen dos intenciones imprescindibles a la hora de acometer un proyecto común de cualquier índole: 1) La presencia del “otro”, en el trabajo, no es un capricho o un gesto de generosidad, es un requisito “sine qua non” y 2) Todos los presentes se reconocen mutuamente compartiendo un mismo catálogo de principios y valores mínimos, de manera que todos puedan esperar del otro la capacidad y la voluntad de aceptar las reglas del juego, el marco general.
Es fácil reconocer en nuestros ritos y usos y costumbres la profusa presencia de estos símbolos de reconocimiento: desde el retejo, las credenciales, los acuerdos inter-obedienciales con sus protocolarias firmas de acuerdos,… hasta la pregunta ritual del VM al empezar los trabajos “¿Sois Masón, Hermano Primer Vigilante?” a la que éste responde “¡Por tal me reconocen mis Hermanos!”, o la exigencia previa de ser persona libre y de buenas costumbres.
Segunda idea: Las condiciones para llegar a acuerdos
¡Pero, no basta con que todos los presentes compartamos la misma condición de, seres humanos, o demócratas o masones! Además, es necesario que, ante el caso concreto que nos toca debatir hoy, aquí y ahora, de abordar tal o cual cuestión, verifiquemos que se reúnen las condiciones que garanticen óptimamente la posibilidad de llegar a acuerdos a través de un intercambio de argumentos sostenidos por la razón. También aquí se trata de condiciones procedimentales en las que nuestro protocolo no transige. Hagamos un rápido repaso de estas:
1) Asegurarse de que establecemos las condiciones logísticas de tiempo y espacio para dedicarnos con la atención debida y sin perturbaciones a los asuntos que deben tratarse. = Venerable Maestro, el primer deber de un Vigilante en logia es asegurarse de que el templo está debidamente cubierto.
2) Asegurarse de que todos los presentes tienen las capacidades suficientes y necesarias para comprender los asuntos que se van a tratar y para defender sus puntos de vista. = Venerable Maestro, el segundo deber de un Vigilante en logia es asegurarse de que todos los asistentes son aprendices francmasones, están en su lugar y sitio que les corresponde:
a. Capacidad de escucha = (y por eso los aprendices empiezan ejercitándose en el callar).
b. Capacidad para decidir libremente la validez del otro, sin coacción = (y por eso se nos exige ser libres).
c. Capacidad justificativa de un SÍ o un NO = (Una de las finalidades de las aplomaciones es comprobar que el postulante tiene suficientes facultades intelectivas).
3) Asegurarse de que todos cuando intervienen lo hacen con sinceridad. = (por eso se requiere que el masón sea persona de buenas costumbres; y por eso también durante su intervención el masón debe permanecer “al orden”, alejando de sí toda intención engañosa o malintencionada).
4) Asegurarse de que todos los participantes tengan las mismas oportunidades para expresarse con equidistancia y equivalencia. = (y por eso disponemos de un complicado y milimetrado protocolo que establece como pedir la palabra, cuantas veces podemos pedirla, como tenemos que dirigirnos a los presentes, a quién tenemos que mirar, como tenemos que permanecer y quiénes son los árbitros del debate.)
5) Asegurarse de que nuestras pretensiones argumentativas serían equivalentes si las mantuviera otro desde su perspectiva porque estas tienen que ser reversibles. = (¿y no es eso lo que pretende el principio moral que se nos da cuando nos iniciamos: “no hagas a otro lo que no quisieras que te hagan a ti; has a otro todo el bien que quisieras que te hagan a ti?”)
6) Asegurarse de que están presentes todos los afectados por los asuntos que se vayan a tratar. = (y por eso deben aportarse las excusas de los hermanos ausentes.)
Estos requisitos que acabamos de ver son los que estipulan nuestros ritos y usos para procurar que la logia sea verdaderamente un templo del logos, un lugar donde la razón sea la única arma para dar validez a los argumentos. Como todos sabemos, estos protocolos se practican cotidianamente en las logias masónicas porque son parte estructurante del método. Ahora bien, si comparamos estos requisitos con los que Jürgen Habermas propone en su obra “Teoría de la Acción Comunicativa” para crear las condiciones idóneas para que la comunicación entre los individuos tenga posibilidades de llegar a acuerdos, nos daremos cuenta que son prácticamente los mismos. En su obra, Habermas, para elaborar su crítica de la sociedad actual, la llamada sociedad de la comunicación, se fija prioritariamente en la calidad de comunicante del sujeto social con lo que su crítica de la sociedad se torna principalmente en una crítica de la comunicación intentando con este enfoque recuperar el proyecto ilustrado.
Miren por donde, la Masonería ya se había dado cuenta de que no bastaba colocar la efigie de la virtuosa Atenea a la derecha del Venerable Maestro, sino que había además que acompañarla en su deambular de una cabeza a la otra.
3) La necesidad de ambas construcciones constituye la especificidad de la FRANCMASONERÍA
El camino que escoge la Masonería es siempre el más difícil de recorrer. Su postura es siempre la más incómoda ¡Entre la Escuadra y el Compás! La FRANCMASONERÍA reclama una idea del ser humano completa y esto implica contemplar su doble naturaleza: como individuo y como ente social; y para eso, propone un método de progreso que pone en recíproca relación al individuo con los otros:
Primero, un progreso provocado por la obra en sí, que obliga a adquirir capacidades y destrezas para producirla; y provocado por la necesidad de que la obra encaje en el mundo, lo que obliga a conocer mejor este.
Segundo, un progreso en términos de autoconocimiento, provocado por la presencia del OTRO que me pone frente a mis limitaciones y errores.
RECAPITULACIÓN
Recapitulemos ahora las razones que hacen que el método masónico pueda proporcionar a aquellos que lo practican, un conjunto de herramientas conceptuales, de prácticas, de escenarios, de principios y de valores, particularmente interesantes y útiles que le van a facilitar la comprensión del mundo que les rodea, la índole de los problemas que lo aquejan y le pueden orientar sabiamente en su tránsito por la vida.
1) Quizás tengamos que empezar, y vamos a hacerlo, haciendo alusión al tríptico de valores y principios sagrados en la Masonería y que es recordado y aclamado cada vez que se abren y cierran los trabajos: LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD. Y detengámonos un instante en este último, LA FRATERNIDAD porque antes hacíamos alusión a él cuando hablábamos de SOLIDARIDAD.
Filósofos modernos como John Searle sostienen una racionalidad humana capaz de actuar y de crear, independientemente de los deseos y las pasiones que tienden a dominarla. Con ello Searle defiende un modelo de libre albedrío que encuentra su fuente en la razón al servicio del sentido común. Esta es la verdadera especificidad humana: su capacidad para encontrar en la propia razón motivaciones para actuar. Se trata de una racionalidad que puede conducir a la práctica convencida de un altruismo sólidamente fundamentado.
En Masonería, sin que se encuentre una explícita defensa de este punto de vista, es sin embargo la orientación que se asume y que va implícita en nuestros ritos y costumbres. El signo de “al orden” de Aprendiz es toda una señal en este sentido.
A la hora de entender el alcance del concepto de Fraternidad, debemos encontrar su fundamento en este enfoque sin que este tenga por qué ser incompatible con la práctica de sentimientos de franca amistad o de solidaridad. No en vano llamamos a nuestra ciencia, la Gaya Ciencia. En el fondo se trata de cultivar un sentimiento positivo que nos mueva a la solidaridad mientras nos llega la capacidad de actuar por la fuerza de la razón. Un viejo principio de psicología dice: “lo efectivo es lo afectivo”.
Pero en el seno de la logia debemos tener mucho cuidado y prudencia con la exageración de ciertas efusividades sentimentales entre hermanos que pueden conducir a una errónea comprensión de la fraternidad.
En cualquier caso, entre nosotros, ya sea como sentimiento o como motivación racional, la solidaridad está demasiado presente en nuestras vidas por lo que el masón nunca hará peligrar la democracia por una carencia en este aspecto.
2) La Masonería recupera el justo sentido del Ser que ni tiene por qué ser una esencia inconmovible e inefable, ni tiene por qué ser solamente una entelequia molesta. Su peculiar valor se pone de relieve en la obra que podemos realizar, pero su utilidad cotidiana se verifica en el sentimiento de seguridad en nosotros mismos que nos proporciona. Por eso la Masonería se preocupa por la formación del individuo en su dimensión existencial haciéndole reflexionar sobre los eternos problemas que el ser humano lleva en su mochila desde que le dio por pensar.
3) La Masonería recupera el justo sentido del ente social: El individuo solo es posible en sociedad pero la sociedad debe ser para que el individuo pueda desplegar todo su potencial. No caben ni colectivismos ni liberalismos. En su preocupación por los principios de la buena coexistencia, la Masonería procura la formación en valores universales de convivencia adquiridos en comunidad.
4) La Masonería se constituye en un espacio permanentemente abierto a la reflexión ética. Este espacio es regido por la razón y ofrece todas las garantías para que la argumentación de las ideas pueda darse con la pretensión de llegar a acuerdos; una argumentación que busca la validez y no la verdad. Este espacio se caracteriza por la diversidad convocada y la tolerancia que la hace posible.
5) La Masonería no exige un bagaje metafísico importante y esto da cabida a todas las cosmovisiones. Por lo tanto nadie queda excluido por motivos de creencias. Por el contrario, su bagaje sí es muy afín a la filosofía existencialista así como a la filosofía moderna, porque ambas aportan herramientas conceptuales útiles para las labores masónicas.
6) La Masonería mantiene un compromiso muy fuerte con la JUSTICIA y la RAZÓN, que son irrebasables.
7) La Masonería reúne alrededor de una tradición y unos símbolos a personas para forjarlas en unos principios de solidaridad, de racionalidad, de participación, de libertad y de justicia que son los que nutren un sistema democrático. El hecho de que estos principios y valores se lleven a la práctica cotidianamente en la vida de la logia y además estén engarzados en el Rito como si fueran brillantes que dan valor a una corona, hace que queden grabados en la conciencia del masón con una eficacia que la repetición se encarga de remachar. Cuando convertimos una forma de actuar en hábito, el acto cobra sentido y se verifica su utilidad por la experiencia. Este es el valor de la TRADICIÓN que permite asegurar unas conductas antes incluso de que la razón venga a refrendarlas.
Cuando antes denunciábamos el deterioro de la racionalidad en la práctica de la democracia debido a la dificultad que encuentra el ciudadano de término medio para normalizar el uso de la razón en todos los ámbitos de su vida social, en realidad, lo que se ponía de manifiesto es que este ciudadano no ha adquirido los hábitos de la tradición democrática. Estos hábitos tienen que recibirse desde la infancia, en el proceso de socialización. Esta necesidad es particularmente más acuciante en las democracias jóvenes y en las poblaciones inmigrantes procedentes de países no democráticos. En Masonería, este proceso tiene lugar durante el aprendizaje, cuando el masón solo tiene tres años.
CONCLUSIÓN
De todos los aspectos que hacen de la Masonería un proyecto con plena vigencia en la sociedad actual y próxima, hemos querido destacar solo aquellos que rinden su utilidad porque dotan al individuo de músculo para resistir los efectos perniciosos que conlleva el estilo de vida instalado. El ser humano tiene que recuperar su peso específico para ser agente en lugar de vehículo, y tiene que recuperar también su capacidad crítica y defenderla con la validez de sus argumentos. Es necesario que sepa construir su proyecto vital y adecuarlo útilmente en la comunidad.
Pero aunque hubiéramos podido demostrar la vigencia del Arte Real, no queda probado que las organizaciones masónicas, sean capaces de vehicular esta vigencia. Es posible incluso que, aun comprendiendo cuales son los escoyos que hubiera que superar, se encontrara la institución masónica con que no pudiera acometer los cambios necesarios por problemas estructurales.
Queridas Hermanas y Queridos Hermanos, gracias por vuestra atención.
He dicho
José Luis Cobos
R.·.L.·. Theorema, nº 36
Gran Logia Simbólica Española
Al Or.·. de Paris, a 29 de Marzo de 2008
Segunda idea: Las condiciones para llegar a acuerdos
¡Pero, no basta con que todos los presentes compartamos la misma condición de, seres humanos, o demócratas o masones! Además, es necesario que, ante el caso concreto que nos toca debatir hoy, aquí y ahora, de abordar tal o cual cuestión, verifiquemos que se reúnen las condiciones que garanticen óptimamente la posibilidad de llegar a acuerdos a través de un intercambio de argumentos sostenidos por la razón. También aquí se trata de condiciones procedimentales en las que nuestro protocolo no transige. Hagamos un rápido repaso de estas:
1) Asegurarse de que establecemos las condiciones logísticas de tiempo y espacio para dedicarnos con la atención debida y sin perturbaciones a los asuntos que deben tratarse. = Venerable Maestro, el primer deber de un Vigilante en logia es asegurarse de que el templo está debidamente cubierto.
2) Asegurarse de que todos los presentes tienen las capacidades suficientes y necesarias para comprender los asuntos que se van a tratar y para defender sus puntos de vista. = Venerable Maestro, el segundo deber de un Vigilante en logia es asegurarse de que todos los asistentes son aprendices francmasones, están en su lugar y sitio que les corresponde:
a. Capacidad de escucha = (y por eso los aprendices empiezan ejercitándose en el callar).
b. Capacidad para decidir libremente la validez del otro, sin coacción = (y por eso se nos exige ser libres).
c. Capacidad justificativa de un SÍ o un NO = (Una de las finalidades de las aplomaciones es comprobar que el postulante tiene suficientes facultades intelectivas).
3) Asegurarse de que todos cuando intervienen lo hacen con sinceridad. = (por eso se requiere que el masón sea persona de buenas costumbres; y por eso también durante su intervención el masón debe permanecer “al orden”, alejando de sí toda intención engañosa o malintencionada).
4) Asegurarse de que todos los participantes tengan las mismas oportunidades para expresarse con equidistancia y equivalencia. = (y por eso disponemos de un complicado y milimetrado protocolo que establece como pedir la palabra, cuantas veces podemos pedirla, como tenemos que dirigirnos a los presentes, a quién tenemos que mirar, como tenemos que permanecer y quiénes son los árbitros del debate.)
5) Asegurarse de que nuestras pretensiones argumentativas serían equivalentes si las mantuviera otro desde su perspectiva porque estas tienen que ser reversibles. = (¿y no es eso lo que pretende el principio moral que se nos da cuando nos iniciamos: “no hagas a otro lo que no quisieras que te hagan a ti; has a otro todo el bien que quisieras que te hagan a ti?”)
6) Asegurarse de que están presentes todos los afectados por los asuntos que se vayan a tratar. = (y por eso deben aportarse las excusas de los hermanos ausentes.)
Estos requisitos que acabamos de ver son los que estipulan nuestros ritos y usos para procurar que la logia sea verdaderamente un templo del logos, un lugar donde la razón sea la única arma para dar validez a los argumentos. Como todos sabemos, estos protocolos se practican cotidianamente en las logias masónicas porque son parte estructurante del método. Ahora bien, si comparamos estos requisitos con los que Jürgen Habermas propone en su obra “Teoría de la Acción Comunicativa” para crear las condiciones idóneas para que la comunicación entre los individuos tenga posibilidades de llegar a acuerdos, nos daremos cuenta que son prácticamente los mismos. En su obra, Habermas, para elaborar su crítica de la sociedad actual, la llamada sociedad de la comunicación, se fija prioritariamente en la calidad de comunicante del sujeto social con lo que su crítica de la sociedad se torna principalmente en una crítica de la comunicación intentando con este enfoque recuperar el proyecto ilustrado.
Miren por donde, la Masonería ya se había dado cuenta de que no bastaba colocar la efigie de la virtuosa Atenea a la derecha del Venerable Maestro, sino que había además que acompañarla en su deambular de una cabeza a la otra.
3) La necesidad de ambas construcciones constituye la especificidad de la FRANCMASONERÍA
El camino que escoge la Masonería es siempre el más difícil de recorrer. Su postura es siempre la más incómoda ¡Entre la Escuadra y el Compás! La FRANCMASONERÍA reclama una idea del ser humano completa y esto implica contemplar su doble naturaleza: como individuo y como ente social; y para eso, propone un método de progreso que pone en recíproca relación al individuo con los otros:
Primero, un progreso provocado por la obra en sí, que obliga a adquirir capacidades y destrezas para producirla; y provocado por la necesidad de que la obra encaje en el mundo, lo que obliga a conocer mejor este.
Segundo, un progreso en términos de autoconocimiento, provocado por la presencia del OTRO que me pone frente a mis limitaciones y errores.
RECAPITULACIÓN
Recapitulemos ahora las razones que hacen que el método masónico pueda proporcionar a aquellos que lo practican, un conjunto de herramientas conceptuales, de prácticas, de escenarios, de principios y de valores, particularmente interesantes y útiles que le van a facilitar la comprensión del mundo que les rodea, la índole de los problemas que lo aquejan y le pueden orientar sabiamente en su tránsito por la vida.
1) Quizás tengamos que empezar, y vamos a hacerlo, haciendo alusión al tríptico de valores y principios sagrados en la Masonería y que es recordado y aclamado cada vez que se abren y cierran los trabajos: LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD. Y detengámonos un instante en este último, LA FRATERNIDAD porque antes hacíamos alusión a él cuando hablábamos de SOLIDARIDAD.
Filósofos modernos como John Searle sostienen una racionalidad humana capaz de actuar y de crear, independientemente de los deseos y las pasiones que tienden a dominarla. Con ello Searle defiende un modelo de libre albedrío que encuentra su fuente en la razón al servicio del sentido común. Esta es la verdadera especificidad humana: su capacidad para encontrar en la propia razón motivaciones para actuar. Se trata de una racionalidad que puede conducir a la práctica convencida de un altruismo sólidamente fundamentado.
En Masonería, sin que se encuentre una explícita defensa de este punto de vista, es sin embargo la orientación que se asume y que va implícita en nuestros ritos y costumbres. El signo de “al orden” de Aprendiz es toda una señal en este sentido.
A la hora de entender el alcance del concepto de Fraternidad, debemos encontrar su fundamento en este enfoque sin que este tenga por qué ser incompatible con la práctica de sentimientos de franca amistad o de solidaridad. No en vano llamamos a nuestra ciencia, la Gaya Ciencia. En el fondo se trata de cultivar un sentimiento positivo que nos mueva a la solidaridad mientras nos llega la capacidad de actuar por la fuerza de la razón. Un viejo principio de psicología dice: “lo efectivo es lo afectivo”.
Pero en el seno de la logia debemos tener mucho cuidado y prudencia con la exageración de ciertas efusividades sentimentales entre hermanos que pueden conducir a una errónea comprensión de la fraternidad.
En cualquier caso, entre nosotros, ya sea como sentimiento o como motivación racional, la solidaridad está demasiado presente en nuestras vidas por lo que el masón nunca hará peligrar la democracia por una carencia en este aspecto.
2) La Masonería recupera el justo sentido del Ser que ni tiene por qué ser una esencia inconmovible e inefable, ni tiene por qué ser solamente una entelequia molesta. Su peculiar valor se pone de relieve en la obra que podemos realizar, pero su utilidad cotidiana se verifica en el sentimiento de seguridad en nosotros mismos que nos proporciona. Por eso la Masonería se preocupa por la formación del individuo en su dimensión existencial haciéndole reflexionar sobre los eternos problemas que el ser humano lleva en su mochila desde que le dio por pensar.
3) La Masonería recupera el justo sentido del ente social: El individuo solo es posible en sociedad pero la sociedad debe ser para que el individuo pueda desplegar todo su potencial. No caben ni colectivismos ni liberalismos. En su preocupación por los principios de la buena coexistencia, la Masonería procura la formación en valores universales de convivencia adquiridos en comunidad.
4) La Masonería se constituye en un espacio permanentemente abierto a la reflexión ética. Este espacio es regido por la razón y ofrece todas las garantías para que la argumentación de las ideas pueda darse con la pretensión de llegar a acuerdos; una argumentación que busca la validez y no la verdad. Este espacio se caracteriza por la diversidad convocada y la tolerancia que la hace posible.
5) La Masonería no exige un bagaje metafísico importante y esto da cabida a todas las cosmovisiones. Por lo tanto nadie queda excluido por motivos de creencias. Por el contrario, su bagaje sí es muy afín a la filosofía existencialista así como a la filosofía moderna, porque ambas aportan herramientas conceptuales útiles para las labores masónicas.
6) La Masonería mantiene un compromiso muy fuerte con la JUSTICIA y la RAZÓN, que son irrebasables.
7) La Masonería reúne alrededor de una tradición y unos símbolos a personas para forjarlas en unos principios de solidaridad, de racionalidad, de participación, de libertad y de justicia que son los que nutren un sistema democrático. El hecho de que estos principios y valores se lleven a la práctica cotidianamente en la vida de la logia y además estén engarzados en el Rito como si fueran brillantes que dan valor a una corona, hace que queden grabados en la conciencia del masón con una eficacia que la repetición se encarga de remachar. Cuando convertimos una forma de actuar en hábito, el acto cobra sentido y se verifica su utilidad por la experiencia. Este es el valor de la TRADICIÓN que permite asegurar unas conductas antes incluso de que la razón venga a refrendarlas.
Cuando antes denunciábamos el deterioro de la racionalidad en la práctica de la democracia debido a la dificultad que encuentra el ciudadano de término medio para normalizar el uso de la razón en todos los ámbitos de su vida social, en realidad, lo que se ponía de manifiesto es que este ciudadano no ha adquirido los hábitos de la tradición democrática. Estos hábitos tienen que recibirse desde la infancia, en el proceso de socialización. Esta necesidad es particularmente más acuciante en las democracias jóvenes y en las poblaciones inmigrantes procedentes de países no democráticos. En Masonería, este proceso tiene lugar durante el aprendizaje, cuando el masón solo tiene tres años.
CONCLUSIÓN
De todos los aspectos que hacen de la Masonería un proyecto con plena vigencia en la sociedad actual y próxima, hemos querido destacar solo aquellos que rinden su utilidad porque dotan al individuo de músculo para resistir los efectos perniciosos que conlleva el estilo de vida instalado. El ser humano tiene que recuperar su peso específico para ser agente en lugar de vehículo, y tiene que recuperar también su capacidad crítica y defenderla con la validez de sus argumentos. Es necesario que sepa construir su proyecto vital y adecuarlo útilmente en la comunidad.
Pero aunque hubiéramos podido demostrar la vigencia del Arte Real, no queda probado que las organizaciones masónicas, sean capaces de vehicular esta vigencia. Es posible incluso que, aun comprendiendo cuales son los escoyos que hubiera que superar, se encontrara la institución masónica con que no pudiera acometer los cambios necesarios por problemas estructurales.
Queridas Hermanas y Queridos Hermanos, gracias por vuestra atención.
He dicho
José Luis Cobos
R.·.L.·. Theorema, nº 36
Gran Logia Simbólica Española
Al Or.·. de Paris, a 29 de Marzo de 2008
[i] 1.- ¿Para qué sirve HOY la masonería?
2.- ¿Cual es hoy el vector cultural susceptible de remplazar la dinámica de la Ilustración que era la propia de la masonería hace tres siglos, o la dinámica republicana y laica que era la propia de hace cien años?
3.- ¿Quien puede todavía comprender la pertinencia del "decorum" estético y ritual de la masonería, elaborado en un tiempo en el que las referencias simbólicas y morales a los misterios antiguos o a las leyendas de la Biblia tenían un sentido para todos, hoy en nuestro mundo actual completamente "desencantado"?
4.- Cómo puede la masonería todavía encontrar su lugar en las trincheras abandonadas del debate intelectual: demasiado racionalista para la moda del "tout psy" del New Age, demasiado grupal cuando lo que triunfa es el desarrollo personal y el individualismo, o incluso demasiado cívica en una época del fin de la política?
5.- ¿Cómo admitir que a pesar de sus principios y fines declarados, la masonería se ha convertido en muchos casos en una asociación de buscadores de "información privilegiada" en el sentido bursátil del término, como lo han demostrado algunos escándalos en Francia, y que por otro lado no es para una gran parte de la opinión pública sino una simple red de ayuda mutua?
6.- ¿Por qué es la masonería incapaz de unirse en lo esencial - manteniendo una guerra larvada entre las Obediencias, absurda y contraproducente, reformar su sociología cada vez más hortera - fundamentalmente arreglando de una manera digna la cuestión del lugar de la mujer en su seno - de renovar su discurso en aquellos temas que sigue abordando como en el siglo XIX, como por ejemplo la laicidad?
7.- ¿Pero sobre todo por qué la masonería no ha aportado una respuesta original y convincente al retorno de lo religioso - frente al cual simplemente ha fracasado - y más fundamentalmente todavía por qué no produce ella nada de valor intelectual con su propio sello desde hace tiempo?
viernes, 29 de febrero de 2008
Articulo de L'Express sobre la masonería en Francia
Artículo de L'Express sobre la masonería en Francia.
[No le damos ningún valor especial al contenido del artículo salvo el de referencia de cómo se suele tratar a la masonería en la prensa francesa]
[No le damos ningún valor especial al contenido del artículo salvo el de referencia de cómo se suele tratar a la masonería en la prensa francesa]
L’EXPRESS du 19/02/2008
Revelaciones: Los francmasones y el poder.François Koch
Traducción de Julio P.
L’Express está en condiciones de revelarlo: Xabier Bertrand, uno de los ministros más conocidos del Gobierno, pertenece al Gran Oriente de Francia. Una nueva demostración de los vínculos entre la política y la francmasonería. En este momento Nicolás Sarkozy, fortalecido por las redes que supo tejer en las logias, intenta persuadir a los “hermanos” irritados por sus declaraciones sobre la laicidad.
Xavier Bertrand es francmasón. Desde hace cerca de trece años, el Ministro (UMP) de Trabajo, Relaciones sociales y Solidaridad preserva celosamente el secreto sobre su pertenencia al Gran Oriente de Francia (G.O.), la mayor obediencia masónica, etiquetada de izquierda. ¿Pero esta discreción podía aún protegerse para un miembro del Gobierno cada vez más a la vista, popular ante los Franceses, apreciado del inquilino del Elíseo, "premier-ministrable" y por ello molesto para muchos de sus colegas? Bajo la luz de los medios de comunicación, el joven Ministro de 42 de años, de ascenso relámpago, aureolado por sus reformas exitosas (regímenes especiales de jubilación, prohibición del tabaco en todos los lugares públicos, incluidos los bares y restaurantes), da la imagen de un hombre dueño de sí mismo y fino luchador, con empatía natural. Tiene también su parte de misterio. L’Express lo revela en el momento mismo en el que Nicolás Sarkozy crea la polémica con sus declaraciones sobre la laicidad y dirige los proyectores sobre los francmasones del G.O. con el fin de calmar a los más críticos. El Ministro confirma y se explica (véase su entrevista).Francmasón desde 1995, Xavier Bertrand fue portavoz del candidato Sarkozy en 2007 Hoy es uno de los ministros más apreciados del Presidente.
Las informaciones que nos han sido confiadas son precisas: Xavier Bertrand fue iniciado en G. O. el 11 de marzo de 1995. Con poco menos de 30 años, lo que es precoz. "Pasar bajo la venda" y "recibir la luz" se hace generalmente después de la edad de 40 ó 45 años. Prueba de su deseo de discreción, el agente general de seguros, concejal, a algunos meses de convertirse en adjunto del alcalde de San Quintín (Aisne), evita las dos logias de su ciudad, "Babeuf et Condorcet" y "Justicia y verdad". Elige el taller "los Hijos de Isis", situado en Tergnier, a 25 kilómetros de San Quintín en dirección de Soissons. Un municipio de 15.000 habitantes, encantador y verde, muy tranquilo pero minado por el desempleo. Esta logia, nacida en 1989, utiliza el nombre de una diosa egipcia, símbolo de la feminidad, curandera y protectora de los niños.
Las ceremonias rituales en las que participa el hermano Xavier Bertrand se desarrollan en el interior de un templo situado en un pequeño municipio vecino de Tergnier, Vouël, dos veces al mes, cada segundo sábado, a las 19 h. 30, y cada cuarto viernes, a las 20 h. El director de las tenidas es el venerable maestro Francis Loison. Al principio, de aprendiz, Bertrand debió mantenerse en silencio, luego alcanzó el grado de compañero y el de maestro masón, el 24 de abril de 1997, un plazo habitual. El actual Ministro goza de una excelente reputación de asiduidad a la logia. Está incluso muy bien visto por los iniciados socialistas que la frecuentan. Como todos los masones de Tergnier, Xavier Bertrand trabaja según el rito francés, el más laico de los que se practican en el G.O., puesto que la referencia al Gran Arquitecto del Universo no es obligatoria. ¡A cientos de años-luz de lo predicado por Nicolás Sarkozy, en Riad, el 14 de enero de 2008, que elogiaba a este "Dios trascendente que está en el pensamiento y en el corazón de cada hombre"!Estas manifestaciones han hecho saltar a Jean-Michel Quillardet. El Gran Maestro del G.O. ya estaba agraviado por las declaraciones de Nicolás Sarkozy en el palacio del Letrán, en Roma, el 20 de diciembre de 2007, criticando la moral laica y afirmando la superioridad del cura y del pastor sobre el profesor. Quillardet sale entonces de su silencio controlado y propina golpe tras golpe en dos entrevistas, el 3 y 4 de enero, en el Nuevo Observador y Liberación.
El Gran Maestro del G.O. desea encontrar rápidamente al Presidente de la República y trasmite su solicitud... a Alain Bauer, Gran Maestro del G.O. de 2000 a 2003, "porque él es consejero del Jefe del Estado", explica Quillardet. Aunque Bauer no tiene otra función oficial que su Presidencia del Observatorio nacional de la delincuencia, goza en efecto de una gran proximidad con Nicolás Sarkozy, desde la entrada de este último al Ministerio del Interior en 2002El Presidente ha aceptado venir a debatir a la sede del G.O.
Bauer obtiene sin dificultad la cita, para el 8 de enero, a primera hora de la tarde. El Presidente recibe a Jean-Michel Quillardet, acompañado de cuatro antiguos Grandes maestros, Alain Bauer, Philippe Guglielmi, Patrick Kessel y Jacques Lafouge, en una sala de reuniones contigua a su despacho, en el primer piso del Elíseo. Mientras que son servidos un zumo de naranja, el café y el chocolate, Nicolás Sarkozy, detenidamente preparado por Alain Bauer, se hace el amo de la conferencias sobre el tema: "la República es laica, pero no atea." A veces ofensivo: "la laicidad no siempre ha sido un modelo de moderación." Añadiendo: "Uds. son todos de izquierda." El socialista Guglielmi y Kessel, así como Lafouge, se preocupan por el cuestionamiento de la ley de 1905 de separación de las Iglesias y del Estado, por lo tanto de una amenaza sobre la paz civil. El Presidente los quiere tranquilizar, precisando a pesar de todo que habrá algunas adaptaciones, en particular, acerca del estatuto de los pastores.
¿Este encuentro modificó las posiciones de unos y otros? No. Alain Bauer juzga siempre a Sarkozy de "excelente". "Se burló nosotros", contestó en cambio Jacques Lafouge, el más pesimista, o el de menos lenguaje protocolario de los visitantes del 8 de enero. "Nos ha cepillado”, lamenta Jean-Michel Quillardet. “Nuestra influencia no es aún determinante." Confirmación el 13 de febrero, en la cena del Consejo representativo de las instituciones judías de Francia, donde Sarkozy declara: "persisto y tengo el placer de firmar." Una pequeña satisfacción para Quillardet: "en Riad, después de haber citado a los judíos, los católicos y a los protestantes, añadió a los ateos, a los francmasones y a los racionalistas y tengo del inmodestia de pensar que yo no estoy aquí para nada." Bauer, que lo conoce bien, sabe que Sarkozy no se disculpa nunca: "comienza por reaccionar violentamente a las críticas, luego intenta convencer, y es solamente en una tercera fase cuando él busca el compromiso." Por el momento, ninguna negociación. Pero cada lado se presenta como ganador.
En el Parlamento, los masones se movilizan por la laicidad.El Presidente aceptó venir a discutir en la sede del G. O. dialogando con el Gran Oriente, que lo denigra públicamente. Nicolás Sarkozy se muestra abierto de espíritu, incluso manteniendo sus posiciones. En cuanto a Jean-Michel Quillardet, su conversación directa con el Presidente de la República le ha dado una existencia, una popularidad de campeón del combate por la laicidad que apenas él había conocido desde su elección, el 2 de septiembre de 2005.
Como la cuerda parece gruesa, Sarkozy tiene agarradas en ella dos zanahorias. Al principio, la participación de los masones en un grupo de trabajo sobre la instauración de ceremonias del padrinazgo republicano (con motivo del nacimiento de un niño) o la adquisición de la nacionalidad francesa. “Bajo la responsabilidad de Michèle Alliot Marie, participarían Patrick Kessel, Roger Dachez (Presidente del Instituto masónico de Francia) y dos representantes de la Gran Logia Femenina de Francia y de la Gran Logia Mixta Universal”, indica Alain Bauer. A continuación el Presidente ha aceptado venir a debatir con los hermanos del G. O., después de las elecciones municipales, en la sede nacional, rue Cadet, en París. Muchos francmasones temen una instrumentalización, una manipulación, sobre todo si el Jefe del Estado no se compromete a preservar totalmente la Ley de 1905, una obra francmasónica, como dice Quillardet, o peor aún si él anuncia que la revisará. El senador PS Jean-Luc Mélenchon considera que Sarkozy tiene ya ganada la batalla contra el G. O. Masón desde hace un cuarto de siglo, el orador de la izquierda se ganó un éxito notable con su plancha (leída) muy anti Sarkozy en el gran templo Arthur Groussier en París el 22 de enero último.
En el Parlamento, los masones se movilizan por la laicidad "yo no temo ninguna recuperación, afirma, por su parte, Claude Vaillant, gran orador del G.O. (encargado hacer cumplir el reglamento). "Si Sarkozy toca la ley de 1905, hará salir a 1 millón de franceses a la calle" ¿Fanfarronería? El Gran Oriente cuenta con cerca de 49.000 iniciados y alimenta una letanía de asociaciones que combaten por la laicidad. Considerado el más extremista, el Libre Pensamiento, que afilia a más de 5.000 contribuyentes y cuyo lema fundador permanece "ni dios ni amo, viva lo Social y abajo las gorras", es dirigida por dos hermanos del G. O., Marc Blondel, antiguo Secretario General de la confederación Fuerza Obrera, y Christian Eyschen, trotskista. Más moderado y presidido por el periodista Philippe Foussier, el Comité Laico Republicano cuenta con 600 miembros, con, entre sus responsables, Patrick Kessel, director de Centro Inffo (formación profesional y aprendizaje), Henri Caillavet, antiguo senador radical de izquierda, Jacques Lafouge, Eric Marquis, Presidente de la Comisión del carné de identidad de los periodistas profesionales y secretario de redacción del L’Express. Blondel, Caillavet, Foussier, Kessel, Marqués, y también Francis Szpiner, abogado de Jacques Chirac, se encuentran a las 8 de la tarde con su mandil los segundos y cuartos miércoles de cada mes en la Rue Cadet, para la tenida de la Logia "República". Por último, en la galaxia militante, otras dos asociaciones probaron su eficacia: la Unión de las familias laicas y la Liga de los derechos humanos, donde un buen número de sus dirigentes pertenecen también al G.O.
En el Parlamento, los francmasones ya están en movimiento. "Nicolás Sarkozy hace la apología de la civilización reducida a una única religión, ridiculizando los principios de la República, indivisible, laica, democrática y social, inscritos en nuestra Constitución": Golpe de mano firmado por Pierre Bourguignon. El diputado Strauss-kahnien preside la fraternal parlamentaria que reúne a 300 masones de la Asamblea Nacional, del Senado, del Parlamento Europeo y del Consejo económico y social.
El Presidente puede contar con la división de los "hermanos".Los gaulistas sociales de la UMP son más discretos. Nacido en 2001, su club, el Nuevo Siglo, comprende en su seno una fuerte minoría de masones; es presidido por el antiguo dignatario del G. O. Bernard Reygrobellet. Después de todo, cada hermano interpreta a su manera las Constituciones de Anderson, de 1723, la biblia masónica, según las cuales "un masón nunca será un ateo estúpido ni un libertino irreligioso".El Presidente puede contar por tanto con la división de los "hermanos". Nicolás Sarkozy recibió al G. O. porque es la obediencia que más remueve y a la que más le gusta la confrontación. Las dos grandes logias restantes masculinas han jugado un perfil más bajo. Alain Graesel, Gran Maestro de la Gran Logia de Francia, que reagrupa a 28.000 hermanos, se negó a firmar una declaración común con otras siete obediencias, "debido a su carácter excesivo". Transmitió un correo al Elíseo..., vía Alain Bauer. En cuanto a la Gran Logia Nacional Francesa, de 38.000 hermanos, su Gran Maestro, François Stifani, calificó las reacciones a los discursos de Sarkozy de "intolerantes y sectarias, dando la imagen de una laicidad anticuada, militante, partidaria y nostálgica". El Presidente de la República puede por tanto contar seguro con la división de los masones.Una logia llamada "El Estado dentro del Estado".
Que su Ministro de Trabajo pertenezca a una obediencia de izquierda puede parecer paradójico a los profanos. Bertrand tendrá la ocasión de hablar cuando él lea su plancha sobre el tema de la paz social, el 9 de abril próximo, a las 12 h., en el templo de la logia parisina "Intersección". ¿Por qué en este taller? Porque es el habitual de la Unión de las Industrias y Oficios de la Metalurgia (UIMM). Alain Noqué, uno de sus amigos, próximo también de Jean-François Copé, patrón de los diputados de la UMP. Hace cerca de tres años, el Presidente de la UIMM, Denis Gautier-Sauvagnac, había sido el invitado de una “tenida blanca cerrada" (un profano con una plancha delante de un público exclusivamente francmasón) de “Intersección” sobre la deslocalización y la cohesión social... mucho tiempo antes de que un escándalo agitara a la potente federación patronal.
Una logia llamada un "Estado dentro del Estado", “Intersección”, es también la logia elegida por un cercano consejero de Xavier Bertrand para ser pronto iniciado en ella. Presidida por el venerable Juan-Marc Broux, antiguo Director General de los servicios del alcalde (UMP) de Corbeil-Essonnes, el hermano Serge Dassault. Esta logia recuperó su calma después de muy fuertes turbulencias.
En los Conventos de Francmasones de 2004 y de 2005, se la había calificado de "Estado dentro del Estado", de "criadora de canarios", el color de los cordones de los altos dignatarios de la Orden, porque en ella figuraban cuatro grandes Maestros, Alain Bauer, Bernard Brandmeyer, Philippe Guglielmi y Jean-Michel Quillardet, y 12 consejeros de la Orden, actuales o antiguos, de la Logia extraordinaria. Xavier Bertrand se encontrará también allí ante Vincent Champain, director del gabinete de Eric Besson, y Charles Napoleón, candidato del MODEM para la elección municipal a Nemours (Sena y Marne). ¡El tataranieto de un hermano del Emperador, antiguo adjunto al alcalde de Ajaccio que es la vez el mayor y único superviviente de la familia imperial y un militante librepensador y socialdemócrata moderno!
lunes, 28 de enero de 2008
Mesa Redonda en Tocina - Ley de Memoria Historica
A lo largo de su historia, la Masonería ha sido víctima de numerosos atropellos por parte de Gobiernos totalitarios. Estos atropellos han ido desde la simple prohibición de reunirse, pasando por las penas de prisión y llegando hasta la pena de muerte (por el simple hecho de ser Masón).
El 23 de febrero de 1940, - apenas un año después del final de la guerra civil -, el consejo de ministros que presidía el general franco aprobó una ley de represión de la masonería y el comunismo. Esta Ley en su artículo N° 12 establece la creación y composición del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo. Las penas iban desde la incautación de bienes hasta la reclusión mayor. Los masones, aparte de las sanciones económicas, quedaban automáticamente separados de cualquier empleo o cargo de carácter público.
A veces me han preguntado porque Franco odiaba tanto a la Masonería y la verdad es que lo que más trabajo cuesta comprender es cómo, en pleno siglo XX, cuando Occidente llevaba ya tres siglos avanzando en el desarrollo de las libertades políticas, religiosas, de prensa, etc., España cayera en un proceso de retrogradación que agravó aún más el retraso económico y social respecto de sus vecinos. La receta de Franco no es ni siquiera original: 1º) Hay que evitar que la gente pueda comparar y pensar con otros: para ello, aislemos culturalmente a España del resto del mundo. 2º) Hay que vigilar para detectar inmediatamente cualquier brote libertario: para ello, instalemos un régimen policial que meta el miedo en el cuerpo a la gente. 3º) Hay que controlar sus conciencias: para ello, pactemos con la Iglesia. 4º) Hay que buscar un enemigo de España al que podamos satanizar porque, si algo va mal, él tendrá la culpa: y ¿para qué vamos a inventar? recurramos a los clásicos chivos expiatorios: los judíos y los masones y agreguémosles a los comunistas que tampoco nos gustan. El rumor está siempre ahí, dispuesto a convertirse en argumento complotista. Crece con la ignorancia, la ingenuidad, el morbo y el miedo.
Si a esta necesidad estratégica de fabricar un enemigo de España tenemos en cuenta que la Masonería era conocida en toda Europa por su progresismo y su defensa de los valores de Libertad, Igualdad, Fraternidad y Tolerancia, es fácil darse cuenta entonces de su incompatibilidad con los planes dictatoriales de Franco.
Pero resulta difícil comprender la persistente campaña antimasónica de Franco que dirigió personalmente - escribiendo incluso un libro que firmó con un seudónimo - y que mantuvo hasta su último discurso público, si, además de sus fines estratégicos no viéramos en esta conducta una enfermiza obsesión y propósito destructor cuyas raíces hubiera que buscarlas en estratos más profundos de su personalidad.
En España los masones llevamos 27 años intentando explicar al ciudadano español quienes somos, a que nos dedicamos, cuáles son nuestros valores y como procuramos participar en la construcción de esta sociedad en la que todos vivimos. El equívoco sembrado durante los más de 40 años de campaña antimasónica ha dejado tal secuela en el subconsciente colectivo que nos resulta muy difícil desarrollar nuestro trabajo con normalidad. Invertimos más tiempo en deshacer las falsas ideas que en explicar lo que somos, nuestros métodos de trabajo y nuestros fines. ¡La calumnia es muy pegajosa! Y a las prueba me remito, de todos son conocidos cierto medio de comunicación y ciertos individuos que se llaman periodistas que siguen alimentando el mito del contubernio, de tal manera que, cuando algún político no les cae bien lo “tachan” de masón.
Pero también debo decir que en esta situación, los principales responsables son las instancias del Estado. La masonería ha sido la institución más sañudamente perseguida, represaliada, difamada con falsedad demostrada y por motivos políticos, y sin embargo, es el único colectivo, que hasta el día de hoy, no ha recibido una reparación expresa por parte del Estado que es de donde partieron estos actos injustos y despiadados. Es como si temieran que fueran a ofender, al hacer justicia, a alguna parte del pueblo español que aún sigue intoxicado con las mentiras que se contaron de nosotros. Somos muchos los que deseamos que esta situación se subsane porque mientras no suceda siempre habrá personas que piensen que se tuvo razón en la persecución. Alguien tenía que restituir el honor de aquellos que fueron perseguidos, expropiados, exiliados, fusilados por sus ideas de libertad, y esto es lo que ha venido a subsanar la Ley de la Memoria Histórica.
Las logias masónicas han sido siempre espacios de reflexión y de debate ético. Este, evidentemente, se sitúa previamente a la adopción de la opción política. Lo característico de la Masonería es que este debate se construye desde las diferencias de posicionamientos previos debido a la diversidad convocada. En mayor o menor proporción, la mayoría de las siglas políticas se hallaban presentes en las logias. Es un hecho comprobado ya históricamente – véase el trabajo de la historiadora Gómez Molleda – que los diputados masones siguieron siempre las consignas de sus partidos y nunca tal o cual inclinación ideológica que hubiera podido destacar en los debates de logia. El hecho de que tantos políticos se hubieran interesado por el marco de trabajo propuesto por la Masonería no deja de ser una demostración de que nuestro método funciona como estimulador y entrenador de la reflexión filosófica y la preocupación por la construcción de una sociedad libre, justa e igualitaria.
La verdadera razón de ser del masón, su progresismo, su humanismo, el cultivo del amor fraternal, su filantropía, todo eso era lo que menos importaba al régimen franquista para la consecución de sus objetivos que en este caso era la búsqueda de una justificación legal y moral para suprimir a cualquier persona riesgosa o simplemente molesta. Ya teníamos al enemigo público número uno, lo ponemos fuera de la ley creando una ley ex profeso. Luego le pedimos a la Iglesia que nos lo satanice y con ello tenemos la justificación moral para perseguirlo. Ahora solo queda acusar de masón a todo enemigo político porque es más justificable eliminar al malo que al oponente político. Franco era un experto en temas masónicos y cuesta trabajo creer que no conociera el número de masones que existía en España (de 5 a 8.000). ¿Cómo es posible que se abrieran más de 70.000 expedientes por delito de pertenencia a la Masonería?
Para la mente cuartelaría de Franco pensar dificulta el cumplimiento del deber que te viene dictado de arriba. Había que arrasar, extirpar toda posibilidad de que la palabra y el pensamiento pudieran producir ideas de libertad, crear opciones políticas, levantar muros de crítica, sobre todo porque ¡eran tantas las atrocidades que podían ser denunciadas! Pero todo esto la historia ya lo ha contado y el caso de la dictadura franquista es uno entre tantos otros…
PERO, ¿QUÉ COSA ES LA MASONERÍA?
Seguramente, algunos de ustedes se estarán preguntando, dada la confusión creada alrededor del asunto: ¿Y qué es realmente la Masonería, para qué sirve, cómo logran sus objetivos, y un largo etcétera? No cabe aquí una explicación detallada porque la Masonería es un fenómeno social muy complejo con más de tres siglos de antigüedad. Asi es que me voy a contentar con hacer un muy somerísimo bosquejo y dejaré los detalles para el turno de palabras con lo que podremos atender más específicamente a las dudas.
La francmasonería, heredera de la sabiduría de los antiguos gremios medievales de los constructores de catedrales, desarrolla en 1717 un particular modo de sociabilidad que permitiera superar en su seno los graves problemas de comunicación entre los distintos estamentos sociales y las diferentes religiones.
De su etapa operativa estos constructores habían aprendido, en sus continuos viajes por toda Europa, que la naturaleza humana y sus capacidades y habilidades para participar en una obra común eran semejantes en todas partes.
La Masonería es una Sociedad Fraternal Iniciática que ofrece a sus miembros unos ritos y símbolos, por una parte y un espacio y una atmósfera de trabajo, por otra, que permiten abordar adecuadamente el mejoramiento moral del ser humano, dentro de su medio social, basándose en TRES principios fundamentales: el de LIBERTAD, el de IGUALDAD, y el de FRATERNIDAD. Para la masonería, el Ser Humano es dueño y señor de sus pensamientos y actos. El Masón es, y tiene que ser, esencialmente LIBRE.
No cabe duda, pues, que el propósito de la Masonería es la consecución de una humanidad feliz en términos espirituales y materiales. Pero al mismo tiempo es consciente de que ninguna sociedad puede alcanzar la felicidad si no está construida para que quepan todos sus individuos y que estos puedan encontrar en ella las posibilidades para su desarrollo. Si no sabemos cuales son las determinaciones íntimas de la naturaleza humana, cuales son sus requisitos para ser feliz, si no sabemos que quiere decir “desarrollo”, difícilmente podremos diseñar la sociedad ideal. Por eso la estrategia que emplea la Masonería para alcanzar su objetivo es centrar su atención en el conocimiento de la arquitectura íntima del ser humano, manteniendo este en un primer plano sin perder de vista el fondo del cuadro, es decir , la sociedad y tras ella la Naturaleza. En el conflicto individuo/sociedad radican los principales problemas que el ser humano ha venido arrastrando a lo largo de su historia. El Hombre es un producto social y la sociedad es una colección de Hombres. Esta co-implicación, esta ambigüedad, que se manifiesta existencialmente, es la que intenta resolver el método Masónico con el bagaje de su tradición.
Atendiendo pues a este propósito, voy a intentar ahora una aproximación a la Masonería describiéndola como un filosofar, un método y un compromiso.
Primero: UN FILOSOFAR.
Si, como decía Krause, la ocupación de la Masonería es atender a lo que es común a todos los seres humanos en cuanto que puro y completo Hombre, yo me voy a permitir ahondar en esta línea de razonamiento.
Si bien es difícil definir lo esencial del ser humano en una sola frase, podemos señalar como uno de los fundamentos de su existencia el pensar. Como decía Husserl, el pensar es, esencialmente, pensar que se piensa a sí mismo. En la libertad que nos viene dada por esta estructura del pensar radican las conquistas que el hombre puede llevar a cabo en distintas esferas. En el terreno ético y personal, esta característica nos da la posibilidad de adueñarnos de nuestros propios valores y de asir el destino. Asimismo, dentro de la esfera política y social, el desarrollo de una ética y de unos criterios propios son los verdaderos cimientos de una democracia y de una sociedad participativa. Nuestra democracia, especialmente, necesita individuos capaces de obligar a la clase política, mediante una crítica sólida, a volver la mirada hacia la realidad e intereses genuinos de la sociedad. Éste es un trabajo que sólo puede ser el fruto de un pensamiento crítico, verdaderamente comprometido con lo humano y con la contundencia suficiente como para crear hábitos y tradición.
La Masonería apuesta, pues, por una sociedad de individuos capaces de hacerse a sí mismos y de apropiarse de sus valores éticos y morales.
Los talleres masónicos suelen ser foros de debates de carácter ético-filosóficos, que ponen a prueba el grado de validez de las ideas de cada uno, su capacidad para defenderlas, mejorarlas y ejercer la tolerancia como cualidad indispensable para la convivencia.
Segundo: EL MÉTODO.
Es un método en cuanto que se proponen unas pautas que si son practicadas tal como el propio método lo especifica conducirá al individuo, en un alarde de LIBERTAD, a la toma de posesión de sí mismo. Este método es lo que convierte a la Masonería en una TRADICIÓN INICIÁTICA. Estas pautas son, fundamentalmente, unos ritos, unas disciplinas de conducta y, sobre todo, un lenguaje propio y específico para pensar adecuadamente acerca de nuestra esencia y de nuestro ser, y que recogen la experiencia acumulada a lo largo de la historia en la tarea específica de devenir HOMBRE, con mayúsculas.
Tercero: UN COMPROMISO.
Compromiso por cuanto que la masonería no es un simple laboratorio de especulación, si no que la transformación que se opera en el individuo desemboca en una asunción de responsabilidad primero consigo mismo y después con el mundo. Este compromiso se concreta en tres finalidades que podríamos llamar: la finalidad constructiva, la finalidad educativa y la finalidad ética.
1.- Finalidad constructiva:
Es característico que cualquier actividad profesional desarrolle un argot que le es propio y con el cual puede abordar su trabajo con la precisión y matización que este requiere y que el simple repertorio léxico común no permite. También es característico que este vocabulario profesional lo utilice para interpretar y expresar otros ámbitos de la vida estableciendo analogías y metáforas entre un universo semántico y otro. Esto es lo que le ocurre al masón cuando inscribe toda su panoplia de principios, valores, métodos y fines en lo que podríamos llamar LA METÁFORA DE LA CONSTRUCCIÓN.
Así, para el masón, la vida es una construcción en un escenario en el que asume un doble trabajo edificativo: por una parte, una construcción interna, por otra parte, una construcción externa.
Para el trabajo de construcción interna parte de un principio fundamental de la tradición gremial: LO QUE TU HACES, TE HACE, que viene a completar el otro principio de la tradición iniciática: CONOCETE A TI MISMO. De estos dos principios se deriva toda una declaración ontológica que podríamos resumir así: PROGRESA-CONOCIÉNDOTE, TRABAJANDO-PRODUCIENDO), PARA SER TÚ MISMO.
Para el trabajo de construcción externa, el masón parte también de una evidencia que le demuestra cotidianamente su quehacer profesional: LA COORDINACIÓN DE LOS ESFUERZOS PARA EL FIN PRODUCTIVO COMÚN. La sociedad es pues una suma de aportes. Esto obliga a convenir, pactar, mediar, entenderse... en definitiva civilizarse. La dinámica del pillaje, del botín, del aprovechamiento del producto del otro o el abuso de la naturaleza no es admisible, desde esta perspectiva.
2.- Finalidad educativa:
Otro aspecto fundamental del compromiso masónico es el educativo. La cultura y el conocimiento son los únicos agentes capaces de liberar al individuo del determinismo de sus condicionamientos, incluso de aquellos que la propia cultura puede “ensemillar”. Por eso la Masonería se constituye en espacio docente para sus miembros, aplicando una pedagogía que le es propia y que denota un gran conocimiento de la naturaleza y la psicología humanas. Por eso también la Masonería es fundamentalmente TRADICIÓN, y tradición implica transmisión.
Una finalidad fundamental de la masonería es educar a la persona y hacerla mejor, ofreciéndole elementos de reflexión, incitándola a la investigación, al estudio, a desarrollar su capacidad crítica y también proporcionándole escenarios de convivencia en los que tiene que poner a prueba sus virtudes humanas.
3.- Finalidad ética:
Otra idea fuerza que sintetiza un tercer aspecto del compromiso masónico dentro de nuestra tradición es la definición que damos de una logia como CENTRO DE LA UNIÓN.
El origen de todas las persecuciones y desconfianzas que ha padecido la masonería, tanto por parte de la Iglesia como por parte de ciertas monarquías y de todos los regímenes totalitarios (Cuba es una excepción) es que se practica y se busca en las logias una convivencia fraternal y tolerante mutuamente enriquecedora entre diferentes sensibilidades y perspectivas, religiosas, políticas, étnicas, filosóficas, etc.
Este objetivo de reunir lo disperso, de entendernos con el diferente, constituye la esencia misma del método masónico. Esto obliga a un continuo cuestionamiento de nuestros propios posicionamientos y buscar las claves éticas que permitan la mejor expresión de todos sin perder de vista el objetivo constructivo común. Hacer de la Logia el centro de unión entre personas que llegan de diferentes horizontes, culturales, sociales y religiosos que pueden, gracias a esta metáfora de la construcción compartida, conocerse y tratarse fraternalmente.
Hay que decir que en esta finalidad se encuentra la verdadera piedra de toque del sistema. Convertirse en un espacio de REFLEXIÓN ETICA es la máxima aspiración que puede alimentar una logia y el mejor ejemplo de sociabilidad que pueda experimentar un masón.
Ascensión Tejerina
El 23 de febrero de 1940, - apenas un año después del final de la guerra civil -, el consejo de ministros que presidía el general franco aprobó una ley de represión de la masonería y el comunismo. Esta Ley en su artículo N° 12 establece la creación y composición del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo. Las penas iban desde la incautación de bienes hasta la reclusión mayor. Los masones, aparte de las sanciones económicas, quedaban automáticamente separados de cualquier empleo o cargo de carácter público.
A veces me han preguntado porque Franco odiaba tanto a la Masonería y la verdad es que lo que más trabajo cuesta comprender es cómo, en pleno siglo XX, cuando Occidente llevaba ya tres siglos avanzando en el desarrollo de las libertades políticas, religiosas, de prensa, etc., España cayera en un proceso de retrogradación que agravó aún más el retraso económico y social respecto de sus vecinos. La receta de Franco no es ni siquiera original: 1º) Hay que evitar que la gente pueda comparar y pensar con otros: para ello, aislemos culturalmente a España del resto del mundo. 2º) Hay que vigilar para detectar inmediatamente cualquier brote libertario: para ello, instalemos un régimen policial que meta el miedo en el cuerpo a la gente. 3º) Hay que controlar sus conciencias: para ello, pactemos con la Iglesia. 4º) Hay que buscar un enemigo de España al que podamos satanizar porque, si algo va mal, él tendrá la culpa: y ¿para qué vamos a inventar? recurramos a los clásicos chivos expiatorios: los judíos y los masones y agreguémosles a los comunistas que tampoco nos gustan. El rumor está siempre ahí, dispuesto a convertirse en argumento complotista. Crece con la ignorancia, la ingenuidad, el morbo y el miedo.
Si a esta necesidad estratégica de fabricar un enemigo de España tenemos en cuenta que la Masonería era conocida en toda Europa por su progresismo y su defensa de los valores de Libertad, Igualdad, Fraternidad y Tolerancia, es fácil darse cuenta entonces de su incompatibilidad con los planes dictatoriales de Franco.
Pero resulta difícil comprender la persistente campaña antimasónica de Franco que dirigió personalmente - escribiendo incluso un libro que firmó con un seudónimo - y que mantuvo hasta su último discurso público, si, además de sus fines estratégicos no viéramos en esta conducta una enfermiza obsesión y propósito destructor cuyas raíces hubiera que buscarlas en estratos más profundos de su personalidad.
En España los masones llevamos 27 años intentando explicar al ciudadano español quienes somos, a que nos dedicamos, cuáles son nuestros valores y como procuramos participar en la construcción de esta sociedad en la que todos vivimos. El equívoco sembrado durante los más de 40 años de campaña antimasónica ha dejado tal secuela en el subconsciente colectivo que nos resulta muy difícil desarrollar nuestro trabajo con normalidad. Invertimos más tiempo en deshacer las falsas ideas que en explicar lo que somos, nuestros métodos de trabajo y nuestros fines. ¡La calumnia es muy pegajosa! Y a las prueba me remito, de todos son conocidos cierto medio de comunicación y ciertos individuos que se llaman periodistas que siguen alimentando el mito del contubernio, de tal manera que, cuando algún político no les cae bien lo “tachan” de masón.
Pero también debo decir que en esta situación, los principales responsables son las instancias del Estado. La masonería ha sido la institución más sañudamente perseguida, represaliada, difamada con falsedad demostrada y por motivos políticos, y sin embargo, es el único colectivo, que hasta el día de hoy, no ha recibido una reparación expresa por parte del Estado que es de donde partieron estos actos injustos y despiadados. Es como si temieran que fueran a ofender, al hacer justicia, a alguna parte del pueblo español que aún sigue intoxicado con las mentiras que se contaron de nosotros. Somos muchos los que deseamos que esta situación se subsane porque mientras no suceda siempre habrá personas que piensen que se tuvo razón en la persecución. Alguien tenía que restituir el honor de aquellos que fueron perseguidos, expropiados, exiliados, fusilados por sus ideas de libertad, y esto es lo que ha venido a subsanar la Ley de la Memoria Histórica.
Las logias masónicas han sido siempre espacios de reflexión y de debate ético. Este, evidentemente, se sitúa previamente a la adopción de la opción política. Lo característico de la Masonería es que este debate se construye desde las diferencias de posicionamientos previos debido a la diversidad convocada. En mayor o menor proporción, la mayoría de las siglas políticas se hallaban presentes en las logias. Es un hecho comprobado ya históricamente – véase el trabajo de la historiadora Gómez Molleda – que los diputados masones siguieron siempre las consignas de sus partidos y nunca tal o cual inclinación ideológica que hubiera podido destacar en los debates de logia. El hecho de que tantos políticos se hubieran interesado por el marco de trabajo propuesto por la Masonería no deja de ser una demostración de que nuestro método funciona como estimulador y entrenador de la reflexión filosófica y la preocupación por la construcción de una sociedad libre, justa e igualitaria.
La verdadera razón de ser del masón, su progresismo, su humanismo, el cultivo del amor fraternal, su filantropía, todo eso era lo que menos importaba al régimen franquista para la consecución de sus objetivos que en este caso era la búsqueda de una justificación legal y moral para suprimir a cualquier persona riesgosa o simplemente molesta. Ya teníamos al enemigo público número uno, lo ponemos fuera de la ley creando una ley ex profeso. Luego le pedimos a la Iglesia que nos lo satanice y con ello tenemos la justificación moral para perseguirlo. Ahora solo queda acusar de masón a todo enemigo político porque es más justificable eliminar al malo que al oponente político. Franco era un experto en temas masónicos y cuesta trabajo creer que no conociera el número de masones que existía en España (de 5 a 8.000). ¿Cómo es posible que se abrieran más de 70.000 expedientes por delito de pertenencia a la Masonería?
Para la mente cuartelaría de Franco pensar dificulta el cumplimiento del deber que te viene dictado de arriba. Había que arrasar, extirpar toda posibilidad de que la palabra y el pensamiento pudieran producir ideas de libertad, crear opciones políticas, levantar muros de crítica, sobre todo porque ¡eran tantas las atrocidades que podían ser denunciadas! Pero todo esto la historia ya lo ha contado y el caso de la dictadura franquista es uno entre tantos otros…
PERO, ¿QUÉ COSA ES LA MASONERÍA?
Seguramente, algunos de ustedes se estarán preguntando, dada la confusión creada alrededor del asunto: ¿Y qué es realmente la Masonería, para qué sirve, cómo logran sus objetivos, y un largo etcétera? No cabe aquí una explicación detallada porque la Masonería es un fenómeno social muy complejo con más de tres siglos de antigüedad. Asi es que me voy a contentar con hacer un muy somerísimo bosquejo y dejaré los detalles para el turno de palabras con lo que podremos atender más específicamente a las dudas.
La francmasonería, heredera de la sabiduría de los antiguos gremios medievales de los constructores de catedrales, desarrolla en 1717 un particular modo de sociabilidad que permitiera superar en su seno los graves problemas de comunicación entre los distintos estamentos sociales y las diferentes religiones.
De su etapa operativa estos constructores habían aprendido, en sus continuos viajes por toda Europa, que la naturaleza humana y sus capacidades y habilidades para participar en una obra común eran semejantes en todas partes.
La Masonería es una Sociedad Fraternal Iniciática que ofrece a sus miembros unos ritos y símbolos, por una parte y un espacio y una atmósfera de trabajo, por otra, que permiten abordar adecuadamente el mejoramiento moral del ser humano, dentro de su medio social, basándose en TRES principios fundamentales: el de LIBERTAD, el de IGUALDAD, y el de FRATERNIDAD. Para la masonería, el Ser Humano es dueño y señor de sus pensamientos y actos. El Masón es, y tiene que ser, esencialmente LIBRE.
No cabe duda, pues, que el propósito de la Masonería es la consecución de una humanidad feliz en términos espirituales y materiales. Pero al mismo tiempo es consciente de que ninguna sociedad puede alcanzar la felicidad si no está construida para que quepan todos sus individuos y que estos puedan encontrar en ella las posibilidades para su desarrollo. Si no sabemos cuales son las determinaciones íntimas de la naturaleza humana, cuales son sus requisitos para ser feliz, si no sabemos que quiere decir “desarrollo”, difícilmente podremos diseñar la sociedad ideal. Por eso la estrategia que emplea la Masonería para alcanzar su objetivo es centrar su atención en el conocimiento de la arquitectura íntima del ser humano, manteniendo este en un primer plano sin perder de vista el fondo del cuadro, es decir , la sociedad y tras ella la Naturaleza. En el conflicto individuo/sociedad radican los principales problemas que el ser humano ha venido arrastrando a lo largo de su historia. El Hombre es un producto social y la sociedad es una colección de Hombres. Esta co-implicación, esta ambigüedad, que se manifiesta existencialmente, es la que intenta resolver el método Masónico con el bagaje de su tradición.
Atendiendo pues a este propósito, voy a intentar ahora una aproximación a la Masonería describiéndola como un filosofar, un método y un compromiso.
Primero: UN FILOSOFAR.
Si, como decía Krause, la ocupación de la Masonería es atender a lo que es común a todos los seres humanos en cuanto que puro y completo Hombre, yo me voy a permitir ahondar en esta línea de razonamiento.
Si bien es difícil definir lo esencial del ser humano en una sola frase, podemos señalar como uno de los fundamentos de su existencia el pensar. Como decía Husserl, el pensar es, esencialmente, pensar que se piensa a sí mismo. En la libertad que nos viene dada por esta estructura del pensar radican las conquistas que el hombre puede llevar a cabo en distintas esferas. En el terreno ético y personal, esta característica nos da la posibilidad de adueñarnos de nuestros propios valores y de asir el destino. Asimismo, dentro de la esfera política y social, el desarrollo de una ética y de unos criterios propios son los verdaderos cimientos de una democracia y de una sociedad participativa. Nuestra democracia, especialmente, necesita individuos capaces de obligar a la clase política, mediante una crítica sólida, a volver la mirada hacia la realidad e intereses genuinos de la sociedad. Éste es un trabajo que sólo puede ser el fruto de un pensamiento crítico, verdaderamente comprometido con lo humano y con la contundencia suficiente como para crear hábitos y tradición.
La Masonería apuesta, pues, por una sociedad de individuos capaces de hacerse a sí mismos y de apropiarse de sus valores éticos y morales.
Los talleres masónicos suelen ser foros de debates de carácter ético-filosóficos, que ponen a prueba el grado de validez de las ideas de cada uno, su capacidad para defenderlas, mejorarlas y ejercer la tolerancia como cualidad indispensable para la convivencia.
Segundo: EL MÉTODO.
Es un método en cuanto que se proponen unas pautas que si son practicadas tal como el propio método lo especifica conducirá al individuo, en un alarde de LIBERTAD, a la toma de posesión de sí mismo. Este método es lo que convierte a la Masonería en una TRADICIÓN INICIÁTICA. Estas pautas son, fundamentalmente, unos ritos, unas disciplinas de conducta y, sobre todo, un lenguaje propio y específico para pensar adecuadamente acerca de nuestra esencia y de nuestro ser, y que recogen la experiencia acumulada a lo largo de la historia en la tarea específica de devenir HOMBRE, con mayúsculas.
Tercero: UN COMPROMISO.
Compromiso por cuanto que la masonería no es un simple laboratorio de especulación, si no que la transformación que se opera en el individuo desemboca en una asunción de responsabilidad primero consigo mismo y después con el mundo. Este compromiso se concreta en tres finalidades que podríamos llamar: la finalidad constructiva, la finalidad educativa y la finalidad ética.
1.- Finalidad constructiva:
Es característico que cualquier actividad profesional desarrolle un argot que le es propio y con el cual puede abordar su trabajo con la precisión y matización que este requiere y que el simple repertorio léxico común no permite. También es característico que este vocabulario profesional lo utilice para interpretar y expresar otros ámbitos de la vida estableciendo analogías y metáforas entre un universo semántico y otro. Esto es lo que le ocurre al masón cuando inscribe toda su panoplia de principios, valores, métodos y fines en lo que podríamos llamar LA METÁFORA DE LA CONSTRUCCIÓN.
Así, para el masón, la vida es una construcción en un escenario en el que asume un doble trabajo edificativo: por una parte, una construcción interna, por otra parte, una construcción externa.
Para el trabajo de construcción interna parte de un principio fundamental de la tradición gremial: LO QUE TU HACES, TE HACE, que viene a completar el otro principio de la tradición iniciática: CONOCETE A TI MISMO. De estos dos principios se deriva toda una declaración ontológica que podríamos resumir así: PROGRESA-CONOCIÉNDOTE, TRABAJANDO-PRODUCIENDO), PARA SER TÚ MISMO.
Para el trabajo de construcción externa, el masón parte también de una evidencia que le demuestra cotidianamente su quehacer profesional: LA COORDINACIÓN DE LOS ESFUERZOS PARA EL FIN PRODUCTIVO COMÚN. La sociedad es pues una suma de aportes. Esto obliga a convenir, pactar, mediar, entenderse... en definitiva civilizarse. La dinámica del pillaje, del botín, del aprovechamiento del producto del otro o el abuso de la naturaleza no es admisible, desde esta perspectiva.
2.- Finalidad educativa:
Otro aspecto fundamental del compromiso masónico es el educativo. La cultura y el conocimiento son los únicos agentes capaces de liberar al individuo del determinismo de sus condicionamientos, incluso de aquellos que la propia cultura puede “ensemillar”. Por eso la Masonería se constituye en espacio docente para sus miembros, aplicando una pedagogía que le es propia y que denota un gran conocimiento de la naturaleza y la psicología humanas. Por eso también la Masonería es fundamentalmente TRADICIÓN, y tradición implica transmisión.
Una finalidad fundamental de la masonería es educar a la persona y hacerla mejor, ofreciéndole elementos de reflexión, incitándola a la investigación, al estudio, a desarrollar su capacidad crítica y también proporcionándole escenarios de convivencia en los que tiene que poner a prueba sus virtudes humanas.
3.- Finalidad ética:
Otra idea fuerza que sintetiza un tercer aspecto del compromiso masónico dentro de nuestra tradición es la definición que damos de una logia como CENTRO DE LA UNIÓN.
El origen de todas las persecuciones y desconfianzas que ha padecido la masonería, tanto por parte de la Iglesia como por parte de ciertas monarquías y de todos los regímenes totalitarios (Cuba es una excepción) es que se practica y se busca en las logias una convivencia fraternal y tolerante mutuamente enriquecedora entre diferentes sensibilidades y perspectivas, religiosas, políticas, étnicas, filosóficas, etc.
Este objetivo de reunir lo disperso, de entendernos con el diferente, constituye la esencia misma del método masónico. Esto obliga a un continuo cuestionamiento de nuestros propios posicionamientos y buscar las claves éticas que permitan la mejor expresión de todos sin perder de vista el objetivo constructivo común. Hacer de la Logia el centro de unión entre personas que llegan de diferentes horizontes, culturales, sociales y religiosos que pueden, gracias a esta metáfora de la construcción compartida, conocerse y tratarse fraternalmente.
Hay que decir que en esta finalidad se encuentra la verdadera piedra de toque del sistema. Convertirse en un espacio de REFLEXIÓN ETICA es la máxima aspiración que puede alimentar una logia y el mejor ejemplo de sociabilidad que pueda experimentar un masón.
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