lunes, 28 de enero de 2008

Mesa Redonda en Tocina - Ley de Memoria Historica


A lo largo de su historia, la Masonería ha sido víctima de numerosos atropellos por parte de Gobiernos totalitarios. Estos atropellos han ido desde la simple prohibición de reunirse, pasando por las penas de prisión y llegando hasta la pena de muerte (por el simple hecho de ser Masón).

El 23 de febrero de 1940, - apenas un año después del final de la guerra civil -, el consejo de ministros que presidía el general franco aprobó una ley de represión de la masonería y el comunismo. Esta Ley en su artículo N° 12 establece la creación y composición del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo. Las penas iban desde la incautación de bienes hasta la reclusión mayor. Los masones, aparte de las sanciones económicas, quedaban automáticamente separados de cualquier empleo o cargo de carácter público.

A veces me han preguntado porque Franco odiaba tanto a la Masonería y la verdad es que lo que más trabajo cuesta comprender es cómo, en pleno siglo XX, cuando Occidente llevaba ya tres siglos avanzando en el desarrollo de las libertades políticas, religiosas, de prensa, etc., España cayera en un proceso de retrogradación que agravó aún más el retraso económico y social respecto de sus vecinos. La receta de Franco no es ni siquiera original: 1º) Hay que evitar que la gente pueda comparar y pensar con otros: para ello, aislemos culturalmente a España del resto del mundo. 2º) Hay que vigilar para detectar inmediatamente cualquier brote libertario: para ello, instalemos un régimen policial que meta el miedo en el cuerpo a la gente. 3º) Hay que controlar sus conciencias: para ello, pactemos con la Iglesia. 4º) Hay que buscar un enemigo de España al que podamos satanizar porque, si algo va mal, él tendrá la culpa: y ¿para qué vamos a inventar? recurramos a los clásicos chivos expiatorios: los judíos y los masones y agreguémosles a los comunistas que tampoco nos gustan. El rumor está siempre ahí, dispuesto a convertirse en argumento complotista. Crece con la ignorancia, la ingenuidad, el morbo y el miedo.

Si a esta necesidad estratégica de fabricar un enemigo de España tenemos en cuenta que la Masonería era conocida en toda Europa por su progresismo y su defensa de los valores de Libertad, Igualdad, Fraternidad y Tolerancia, es fácil darse cuenta entonces de su incompatibilidad con los planes dictatoriales de Franco.

Pero resulta difícil comprender la persistente campaña antimasónica de Franco que dirigió personalmente - escribiendo incluso un libro que firmó con un seudónimo - y que mantuvo hasta su último discurso público, si, además de sus fines estratégicos no viéramos en esta conducta una enfermiza obsesión y propósito destructor cuyas raíces hubiera que buscarlas en estratos más profundos de su personalidad.

En España los masones llevamos 27 años intentando explicar al ciudadano español quienes somos, a que nos dedicamos, cuáles son nuestros valores y como procuramos participar en la construcción de esta sociedad en la que todos vivimos. El equívoco sembrado durante los más de 40 años de campaña antimasónica ha dejado tal secuela en el subconsciente colectivo que nos resulta muy difícil desarrollar nuestro trabajo con normalidad. Invertimos más tiempo en deshacer las falsas ideas que en explicar lo que somos, nuestros métodos de trabajo y nuestros fines. ¡La calumnia es muy pegajosa! Y a las prueba me remito, de todos son conocidos cierto medio de comunicación y ciertos individuos que se llaman periodistas que siguen alimentando el mito del contubernio, de tal manera que, cuando algún político no les cae bien lo “tachan” de masón.

Pero también debo decir que en esta situación, los principales responsables son las instancias del Estado. La masonería ha sido la institución más sañudamente perseguida, represaliada, difamada con falsedad demostrada y por motivos políticos, y sin embargo, es el único colectivo, que hasta el día de hoy, no ha recibido una reparación expresa por parte del Estado que es de donde partieron estos actos injustos y despiadados. Es como si temieran que fueran a ofender, al hacer justicia, a alguna parte del pueblo español que aún sigue intoxicado con las mentiras que se contaron de nosotros. Somos muchos los que deseamos que esta situación se subsane porque mientras no suceda siempre habrá personas que piensen que se tuvo razón en la persecución. Alguien tenía que restituir el honor de aquellos que fueron perseguidos, expropiados, exiliados, fusilados por sus ideas de libertad, y esto es lo que ha venido a subsanar la Ley de la Memoria Histórica.

Las logias masónicas han sido siempre espacios de reflexión y de debate ético. Este, evidentemente, se sitúa previamente a la adopción de la opción política. Lo característico de la Masonería es que este debate se construye desde las diferencias de posicionamientos previos debido a la diversidad convocada. En mayor o menor proporción, la mayoría de las siglas políticas se hallaban presentes en las logias. Es un hecho comprobado ya históricamente – véase el trabajo de la historiadora Gómez Molleda – que los diputados masones siguieron siempre las consignas de sus partidos y nunca tal o cual inclinación ideológica que hubiera podido destacar en los debates de logia. El hecho de que tantos políticos se hubieran interesado por el marco de trabajo propuesto por la Masonería no deja de ser una demostración de que nuestro método funciona como estimulador y entrenador de la reflexión filosófica y la preocupación por la construcción de una sociedad libre, justa e igualitaria.

La verdadera razón de ser del masón, su progresismo, su humanismo, el cultivo del amor fraternal, su filantropía, todo eso era lo que menos importaba al régimen franquista para la consecución de sus objetivos que en este caso era la búsqueda de una justificación legal y moral para suprimir a cualquier persona riesgosa o simplemente molesta. Ya teníamos al enemigo público número uno, lo ponemos fuera de la ley creando una ley ex profeso. Luego le pedimos a la Iglesia que nos lo satanice y con ello tenemos la justificación moral para perseguirlo. Ahora solo queda acusar de masón a todo enemigo político porque es más justificable eliminar al malo que al oponente político. Franco era un experto en temas masónicos y cuesta trabajo creer que no conociera el número de masones que existía en España (de 5 a 8.000). ¿Cómo es posible que se abrieran más de 70.000 expedientes por delito de pertenencia a la Masonería?

Para la mente cuartelaría de Franco pensar dificulta el cumplimiento del deber que te viene dictado de arriba. Había que arrasar, extirpar toda posibilidad de que la palabra y el pensamiento pudieran producir ideas de libertad, crear opciones políticas, levantar muros de crítica, sobre todo porque ¡eran tantas las atrocidades que podían ser denunciadas! Pero todo esto la historia ya lo ha contado y el caso de la dictadura franquista es uno entre tantos otros…


PERO, ¿QUÉ COSA ES LA MASONERÍA?

Seguramente, algunos de ustedes se estarán preguntando, dada la confusión creada alrededor del asunto: ¿Y qué es realmente la Masonería, para qué sirve, cómo logran sus objetivos, y un largo etcétera? No cabe aquí una explicación detallada porque la Masonería es un fenómeno social muy complejo con más de tres siglos de antigüedad. Asi es que me voy a contentar con hacer un muy somerísimo bosquejo y dejaré los detalles para el turno de palabras con lo que podremos atender más específicamente a las dudas.

La francmasonería, heredera de la sabiduría de los antiguos gremios medievales de los constructores de catedrales, desarrolla en 1717 un particular modo de sociabilidad que permitiera superar en su seno los graves problemas de comunicación entre los distintos estamentos sociales y las diferentes religiones.

De su etapa operativa estos constructores habían aprendido, en sus continuos viajes por toda Europa, que la naturaleza humana y sus capacidades y habilidades para participar en una obra común eran semejantes en todas partes.

La Masonería es una Sociedad Fraternal Iniciática que ofrece a sus miembros unos ritos y símbolos, por una parte y un espacio y una atmósfera de trabajo, por otra, que permiten abordar adecuadamente el mejoramiento moral del ser humano, dentro de su medio social, basándose en TRES principios fundamentales: el de LIBERTAD, el de IGUALDAD, y el de FRATERNIDAD. Para la masonería, el Ser Humano es dueño y señor de sus pensamientos y actos. El Masón es, y tiene que ser, esencialmente LIBRE.

No cabe duda, pues, que el propósito de la Masonería es la consecución de una humanidad feliz en términos espirituales y materiales. Pero al mismo tiempo es consciente de que ninguna sociedad puede alcanzar la felicidad si no está construida para que quepan todos sus individuos y que estos puedan encontrar en ella las posibilidades para su desarrollo. Si no sabemos cuales son las determinaciones íntimas de la naturaleza humana, cuales son sus requisitos para ser feliz, si no sabemos que quiere decir “desarrollo”, difícilmente podremos diseñar la sociedad ideal. Por eso la estrategia que emplea la Masonería para alcanzar su objetivo es centrar su atención en el conocimiento de la arquitectura íntima del ser humano, manteniendo este en un primer plano sin perder de vista el fondo del cuadro, es decir , la sociedad y tras ella la Naturaleza. En el conflicto individuo/sociedad radican los principales problemas que el ser humano ha venido arrastrando a lo largo de su historia. El Hombre es un producto social y la sociedad es una colección de Hombres. Esta co-implicación, esta ambigüedad, que se manifiesta existencialmente, es la que intenta resolver el método Masónico con el bagaje de su tradición.

Atendiendo pues a este propósito, voy a intentar ahora una aproximación a la Masonería describiéndola como un filosofar, un método y un compromiso.

Primero: UN FILOSOFAR.

Si, como decía Krause, la ocupación de la Masonería es atender a lo que es común a todos los seres humanos en cuanto que puro y completo Hombre, yo me voy a permitir ahondar en esta línea de razonamiento.

Si bien es difícil definir lo esencial del ser humano en una sola frase, podemos señalar como uno de los fundamentos de su existencia el pensar. Como decía Husserl, el pensar es, esencialmente, pensar que se piensa a sí mismo. En la libertad que nos viene dada por esta estructura del pensar radican las conquistas que el hombre puede llevar a cabo en distintas esferas. En el terreno ético y personal, esta característica nos da la posibilidad de adueñarnos de nuestros propios valores y de asir el destino. Asimismo, dentro de la esfera política y social, el desarrollo de una ética y de unos criterios propios son los verdaderos cimientos de una democracia y de una sociedad participativa. Nuestra democracia, especialmente, necesita individuos capaces de obligar a la clase política, mediante una crítica sólida, a volver la mirada hacia la realidad e intereses genuinos de la sociedad. Éste es un trabajo que sólo puede ser el fruto de un pensamiento crítico, verdaderamente comprometido con lo humano y con la contundencia suficiente como para crear hábitos y tradición.

La Masonería apuesta, pues, por una sociedad de individuos capaces de hacerse a sí mismos y de apropiarse de sus valores éticos y morales.

Los talleres masónicos suelen ser foros de debates de carácter ético-filosóficos, que ponen a prueba el grado de validez de las ideas de cada uno, su capacidad para defenderlas, mejorarlas y ejercer la tolerancia como cualidad indispensable para la convivencia.

Segundo: EL MÉTODO.

Es un método en cuanto que se proponen unas pautas que si son practicadas tal como el propio método lo especifica conducirá al individuo, en un alarde de LIBERTAD, a la toma de posesión de sí mismo. Este método es lo que convierte a la Masonería en una TRADICIÓN INICIÁTICA. Estas pautas son, fundamentalmente, unos ritos, unas disciplinas de conducta y, sobre todo, un lenguaje propio y específico para pensar adecuadamente acerca de nuestra esencia y de nuestro ser, y que recogen la experiencia acumulada a lo largo de la historia en la tarea específica de devenir HOMBRE, con mayúsculas.

Tercero: UN COMPROMISO.

Compromiso por cuanto que la masonería no es un simple laboratorio de especulación, si no que la transformación que se opera en el individuo desemboca en una asunción de responsabilidad primero consigo mismo y después con el mundo. Este compromiso se concreta en tres finalidades que podríamos llamar: la finalidad constructiva, la finalidad educativa y la finalidad ética.

1.- Finalidad constructiva:

Es característico que cualquier actividad profesional desarrolle un argot que le es propio y con el cual puede abordar su trabajo con la precisión y matización que este requiere y que el simple repertorio léxico común no permite. También es característico que este vocabulario profesional lo utilice para interpretar y expresar otros ámbitos de la vida estableciendo analogías y metáforas entre un universo semántico y otro. Esto es lo que le ocurre al masón cuando inscribe toda su panoplia de principios, valores, métodos y fines en lo que podríamos llamar LA METÁFORA DE LA CONSTRUCCIÓN.

Así, para el masón, la vida es una construcción en un escenario en el que asume un doble trabajo edificativo: por una parte, una construcción interna, por otra parte, una construcción externa.

Para el trabajo de construcción interna parte de un principio fundamental de la tradición gremial: LO QUE TU HACES, TE HACE, que viene a completar el otro principio de la tradición iniciática: CONOCETE A TI MISMO. De estos dos principios se deriva toda una declaración ontológica que podríamos resumir así: PROGRESA-CONOCIÉNDOTE, TRABAJANDO-PRODUCIENDO), PARA SER TÚ MISMO.

Para el trabajo de construcción externa, el masón parte también de una evidencia que le demuestra cotidianamente su quehacer profesional: LA COORDINACIÓN DE LOS ESFUERZOS PARA EL FIN PRODUCTIVO COMÚN. La sociedad es pues una suma de aportes. Esto obliga a convenir, pactar, mediar, entenderse... en definitiva civilizarse. La dinámica del pillaje, del botín, del aprovechamiento del producto del otro o el abuso de la naturaleza no es admisible, desde esta perspectiva.
2.- Finalidad educativa:

Otro aspecto fundamental del compromiso masónico es el educativo. La cultura y el conocimiento son los únicos agentes capaces de liberar al individuo del determinismo de sus condicionamientos, incluso de aquellos que la propia cultura puede “ensemillar”. Por eso la Masonería se constituye en espacio docente para sus miembros, aplicando una pedagogía que le es propia y que denota un gran conocimiento de la naturaleza y la psicología humanas. Por eso también la Masonería es fundamentalmente TRADICIÓN, y tradición implica transmisión.

Una finalidad fundamental de la masonería es educar a la persona y hacerla mejor, ofreciéndole elementos de reflexión, incitándola a la investigación, al estudio, a desarrollar su capacidad crítica y también proporcionándole escenarios de convivencia en los que tiene que poner a prueba sus virtudes humanas.

3.- Finalidad ética:

Otra idea fuerza que sintetiza un tercer aspecto del compromiso masónico dentro de nuestra tradición es la definición que damos de una logia como CENTRO DE LA UNIÓN.

El origen de todas las persecuciones y desconfianzas que ha padecido la masonería, tanto por parte de la Iglesia como por parte de ciertas monarquías y de todos los regímenes totalitarios (Cuba es una excepción) es que se practica y se busca en las logias una convivencia fraternal y tolerante mutuamente enriquecedora entre diferentes sensibilidades y perspectivas, religiosas, políticas, étnicas, filosóficas, etc.

Este objetivo de reunir lo disperso, de entendernos con el diferente, constituye la esencia misma del método masónico. Esto obliga a un continuo cuestionamiento de nuestros propios posicionamientos y buscar las claves éticas que permitan la mejor expresión de todos sin perder de vista el objetivo constructivo común. Hacer de la Logia el centro de unión entre personas que llegan de diferentes horizontes, culturales, sociales y religiosos que pueden, gracias a esta metáfora de la construcción compartida, conocerse y tratarse fraternalmente.

Hay que decir que en esta finalidad se encuentra la verdadera piedra de toque del sistema. Convertirse en un espacio de REFLEXIÓN ETICA es la máxima aspiración que puede alimentar una logia y el mejor ejemplo de sociabilidad que pueda experimentar un masón.

Ascensión Tejerina

Ex Gran Maestre Gran Logia Simbólica Española


martes, 1 de enero de 2008

En recuerdo del Q.·. H.·. Jefferson Sheer

El Q.·. H.·. Jefferson Sheer Gran Maestro de la Grande Loja Unida do Paraná, Presidente del Clipsas y un gran amigo con el que tuve la alegría de compartir momentos inolvidables ha pasado al Oriente Eterno. Deseo expresar mis más sinceras condolencias desde este espacio a todos los HH.·. de su Gran Logia.

Cuando llegan estos momentos en los que se enfrenta uno a la cruda realidad y se remueven nuestros sentimientos como si nos arrancaran de cuajo el corazón, es cuando lo aprendido de la vida se pone verdaderamente a prueba, pues no cabe duda que en una verdadera comprensión de la misma debe considerarse la muerte como uno de sus elementos fundamentales.

Y en cuanto al dolor, solo el tiempo puede actuar de bálsamo, que no las entelequias. Nuestro Q.·. H.·. Jefferson estará siempre presente en nuestra memoria.